“Los estudios sobre hibridación modificaron el modo de hablar sobre identidad, cultura, diferencia, desigualdad, multiculturalidad y sobre parejas organizadoras de los conflictos en las ciencias sociales: tradición/modernidad, norte/sur, local/global

Tal como plantea Canclini “Los estudios sobre hibridación modificaron el modo de hablar sobre identidad, cultura, diferencia, desigualdad, multiculturalidad y sobre parejas organizadoras de los conflictos en las ciencias sociales: tradición/modernidad, norte/sur, local/global”.

Esto nos dirige a indagar un poco sobre ¿Qué es la hibridación? Para lo cual es necesario analizar un poco conceptos que mantienen una cercana relación como identidad, mestización, sincretismo y fusión.

El desplazamiento del hombre sobre el planeta a lo largo de su historia, fue originando procesos de mestizaje y fusión tanto biológicas como culturales. La globalización como, fenómeno mundial favoreció a que estos procesos de hibridación se profundizaran y extendieran sus límites, casi al punto de anularlos.

Ahora bien ¿qué entiende el autor por hibridación? Para Canclini, “son procesos socioculturales en los que las estructuras o practicas discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas”.

No debemos ignorar el hecho de que en la mayoría de los casos estas estructuras llamadas discretas, fueron el resultado también de hibridaciones. Como plantea Brian Stross, “hay un tránsito de las formas heterogéneas a otras más homogéneas, y luego a otras relativamente más heterogéneas, sin que ninguna sea pura o plenamente homogénea”

Ahora bien, ¿Cómo fusiona la hibridación estructuras o prácticas sociales discretas para generar nuevas estructuras y nuevas prácticas?

Por lo general surgen de improviso como resultado de procesos migratorios, turísticos y de intercambio económico y comunicacional, e implica en muchos casos la reconversión de un patrimonio para reinsertarlo en nuevas condiciones de producción y mercado.

Estas estrategias de reconversión a los que llevan los procesos de hibridación interesan tanto a los grupos hegemónicos como a los sectores populares, y se hace visible tanto en las burguesías nacionales cuando adquieren nuevas competencias necesarias para reinvertir sus capitales económicos y simbólicos en la economía transnacional como cuando un migrante campesino adapta sus saberes para poder trabajar en la ciudad. Todos quieren apropiarse de los beneficios de la modernidad.

Por otra parte, no debemos ignorar que estos procesos llevan a relativizar la noción de identidad, cuestionan la tendencia antropológica, clausura la pretensión de establecer identidades “puras” o auténticas” y pone en evidencia el riesgo de delimitar identidades locales autocontenidas o que intenten oponerse a la sociedad y la cultura global.

Cuando se define una identidad mediante un proceso de abstracción de rasgos, se tiende a desprender esas prácticas de su propia historicidad, de las mezclas que la originaron. Esto obstruye la posibilidad de modificar la cultura y la política. Sin embargo, es imposible pensar que solo se trata de rasgos fijos o la esencia misma de una nación o etnia. Siempre es producto de una construcción social. Por ello Goldberg plantea la necesidad de desplazar el objeto de estudio de la identidad a la heterogeneidad y la hibridación interculturales. Ya no basta con decir que no hay identidades caracterizables por esencias autocontenidas y ahistoricas. Estamos en un mundo fluidamente interconectado.

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