ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

ACCIDENTE


Enviado por   •  20 de Junio de 2013  •  2.796 Palabras (12 Páginas)  •  290 Visitas

Página 1 de 12

Agatha Christie

—Y le aseguro... que es la misma mujer... ¡sin la menor duda!

El capitán Haydock miró el rostro de su amigo y suspiró. Hubiera deseado que Evans no se mostrara tan absoluto. Durante el curso de su carrera, el viejo capitán de marina había aprendido a no preocuparse por las cosas que no le concernían. Su amigo Evans, inspector retirado del C.I.D., tenía una filosofía muy distinta. «Hay que actuar según la información recibida»... Había sido su lema en sus primeros tiempos, y ahora lo había ampliado hasta buscar él mismo la información.

El inspector Evans había sido un policía muy listo y despierto, que ganó justamente el puesto alcanzado. Incluso ahora, ya retirado del cuerpo e instalado en la casita de sus sueños, su instinto profesional seguía en activo.

—Nunca pude olvidar una cara —repetía satisfecho—. La señora Anthony... sí, es la señora Anthony sin lugar a dudas. Cuando usted dijo la señora Merrowdene... la reconocí en el acto.

El capitán Haydock movióse intranquilo. Los Merrowdene eran sus vecinos más próximos, aparte del propio Evans, y el que éste identificara a la señora Merrowdene con una antigua heroína de un caso célebre, le contrariaba.

—Ha pasado mucho tiempo —dijo con voz débil.

—Nueve años —replicó Evans con la precisión de siempre—. Nueve años y tres meses. ¿Recuerda el caso?

—Vagamente.

—Anthony resultó ser un consumidor de arsénico —dijo Evans—, y por eso la absolvieron.

—Bueno, ¿por qué no habían de hacerlo?

—Por ninguna razón. Es el único veredicto que podían pronunciar dada la evidencia. Absolutamente correcto.

—Entonces —replicó Haydock—, no veo por qué ha de preocuparse.

—¿Quién se preocupa?

—Yo creía que usted.

—En absoluto.

—El caso pasó a la historia —continuó el capitán—. Si la señora Merrowdene tuvo la desgracia en otro tiempo de ser juzgada y absuelta por un crimen...

—Por lo general no se considera una desgracia el ser absuelto —intervino Evans.

—Ya sabe a lo que me refiero —dijo el capitán Haydock irritado—. Si la pobre señora tuvo que pasar esa amarga experiencia, no es asunto nuestro el sacarlo a relucir, ¿no le parece?

Evans no respondió.

—Vamos, Evans. Esa señora es inocente... usted mismo acaba de decirlo.

—Yo no dije que fuera inocente, sino que fue absuelta.

—Es lo mismo.

El capitán Haydock, que había empezado a vaciar su pipa contra el costado de su silla, se detuvo para mirarle en actitud expectante.

—¡Hola, hola, hola! —dijo—. ¿Conque esas tenemos, eh? ¿Usted cree que no era inocente?

—Yo no diría eso. Sólo... no sé. Anthony tenía la costumbre de tomar arsénico, y su esposa lo adquiría para él. Un día, por error, tomó demasiado. ¿La equivocación fue suya o de su esposa? Nadie pudo decirlo, y el juez, muy sensatamente, dudó de ella. Eso está muy bien y no veo nada malo en ello, pero de todas formas... me gustaría saber...

El capitán Haydock volvió a dedicar toda su atención a la pipa.

—Bien —dijo tranquilo—; no es asunto nuestro.

—No estoy tan seguro.

—Pero, seguramente...

—Escúcheme un momento. Este hombre, Merrowdene... anoche en su laboratorio manipulando entre sus tubos de ensayo... ¿recuerda lo que dijo?

—Sí. Mencionó el experimento de Marsh con respecto al arsénico. Dijo que usted debiera saberlo muy bien... que era cosa de su ramo... y se rió. No lo hubiera dicho si hubiese pensado por un momento...

Evans le interrumpió.

—Quiere usted decir que no lo hubiera dicho de haberlo sabido. Llevan ya tiempo casados... ¿seis años, me dijo usted? Apuesto lo que quiera a que no tiene la menor idea de que su esposa fue la célebre señora Anthony.

—Y desde luego no lo sabrá por mí —dijo el capitán Haydock.

Evans continuó sin prestarle atención.

—Acabe de interrumpirme. Según el experimento de Marsh, Merrowdene calentó una sustancia en un tubo de ensayo, y el residuo metálico se disolvió en agua y luego lo precipitó agregándole nitrato de plata. Esta era la prueba de los cloratos. Un experimento claro y sencillo, pero tuve oportunidad de leer estas palabras en un libro que estaba abierto sobre la mesa. «H2 SO4 descompone cloratos con evolución de Cl2O4. Si se calienta, explota violentamente, por lo tanto la mezcla debe guardarse en lugar frío y se utiliza sólo en cantidades muy pequeñas.»

Haydock, profundamente extrañado, miró a su amigo de hito en hito.

—Bueno, ¿y qué?

—Sólo esto. En mi profesión tenemos también que llevar a cabo ciertos experimentos... para probar un crimen. Hay que ir añadiendo los hechos... pesarlos, separar el residuo de los prejuicios y la incompetencia general de los testigos. Pero hay otra prueba... mucho más precisa... ¡Pero bastante peligrosa! Un asesino raramente se contenta con un crimen. Si se le da tiempo y nadie sospecha de él, cometerá otro. Usted coge a un hombre...¿Ha asesinado o no a su esposa?... Tal vez el caso no esté demasiado claro. Examine su pasado... si descubre que ha tenido varias esposas... y que todas murieron... digamos... de un modo extraño... ¡entonces puede estar bien seguro! No le hablo legalmente, comprenda, sino de la certeza moral, y una vez se sabe, puede buscarse la evidencia.

—¿Y bien?

—Voy al grano. Eso está muy bien cuando existe un pasado que revisar. Pero supongamos que usted detiene a un asesino que acaba de cometer su primer crimen. Entonces esa prueba no dará resultado. Pero el detenido es absuelto y empieza una nueva vida bajo otro supuesto nombre. ¿Repetirá o no su crimen?

—Es una idea horrible.

—¿Sigue usted pensando que no es asunto nuestro?

—Sí; no tiene usted motivos para pensar que la señora Merrowdene sea otra cosa que una mujer inocente.

El ex inspector guardó silencio unos instantes, y luego dijo despacio:

—Le dije que examinamos su pasado y no encontramos nada. Eso no es del todo cierto. Tenía padrastro y cuando cumplió los dieciocho años se enamoró de cierto joven... y su padrastro hizo valer su autoridad para separarlos. Un día, cuando paseaban por una parte peligrosa de los acantilados, hubo un accidente... el padrastro se aproximó demasiado al borde de las rocas... perdió pie y cayó, matándose.

—No pensará...

—Fue un accidente. ¡Accidente! La dosis extra de Anthony fue un accidente. No hubiera sido procesada nunca de no haberse sospechado que había otro hombre... que por cierto escapó. Al parecer, no quedó satisfecho como el jurado. Le aseguro, Haydock,

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (18 Kb)
Leer 11 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com