ANALISIS DE LA OBRA LITERARIA RASTRO DE DIOS Y OTROS CUENTOS
Enviado por LEDEASLE • 8 de Febrero de 2018 • Ensayo • 2.131 Palabras (9 Páginas) • 842 Visitas
ANALISIS DE LA OBRA LITERARIA
RASTRO DE DIOS Y OTROS CUENTOS
1. TITULO DE LA OBRA
Rastro de Dios
2. AUTOR
Montserrat del Amo Gili (Autor)
Noemí Villamuza Manso (Ilustrador)
3. DATOS BIOGRAFICOS DEL AUTOR
Montserrat del Amo nació en Madrid el 15 de junio de 1927. En 1976 se licenció en Filosofía y Letras, especializada en Literatura Hispánica, en la Universidad Complutense de Madrid. Estudió, además, en la Escuela Superior de Comercio el grado de Perito Mercantil. Aprendió el oficio de cajista de imprenta. Enseñó Lengua y Literatura hasta que en 1985 dejó la docencia para dedicarse plenamente a la creación literaria, a la promoción de la lectura y a prestarse a toda aquella actividad que suponga un contacto con el lector y un estímulo. Su obra ha sido nominada dos veces para el Premio Hans Christian Andersen y ha sido traducida a varios idiomas. Dos creaciones suyas han sido adaptadas a televisión: Patio de corredor, emitida por TV española en cinco capítulos en 1966, y Zuecos y naranjas en 1968. Durante su trayectoria ha obtenido diversos galardones, entre los que se encuentran el Premio CCEI por La casa pintada en 1993, el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 1978 por El nudo, el Premio Lazarillo de literatura infantil y juvenil en 1960 por Rastro de Dios o el Premio de Literatura Infantil y Juvenil Cervantes Chico1993 por el conjunto de su obra o el Premio Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil en 2007.
4. DONDE SE DESARROLLA LA OBRA
En el Cielo y la Tierra
5. QUIENES SON LOS PERSONAJES
Dios
Rastro de Dios
Miguel Capitán
Rafael
Gabriel
Los Reyes Magos
6. CARACTERISTICAS FISICAS DE LOS PERSONAJES PRINCIPALES
DIOS: Único, presente, omnipresente y omnipotente
RASTRO DE DIOS: Chiquito, desforzado y novato
7. CARACTERISTICAS SIQUICAS Y SICOLOGICAS DE LOS PERSONAJES PRINCIPALES
DIOS: Amable, comprensivo, misericordioso, poderoso, etc.
RASTRO DE DIOS: Torponcillo, incomprensible y débil
8. ARGUMENTO DE LA OBRA
RASTRO DE DIOS
Se llamaba Rastro de Dios. Así lo había apuntado San Miguel – Capitán de todos los Ángeles, al final de su lista. Porque San Miguel tuvo que hacer una lista con los ángeles fieles, y apretar las filas de su ejército, para que no se notase el hueco que habían dejado los ángeles malos.
A todos les puso su nombre, empezando por Gabriel, el ángel que Dios había creado para anunciar al mundo la más importante noticia, y después apuntó a Rafael, que había de acompañar a Tobías en su viaje, y así fue poniendo a todos su nombre hasta que solo quedaba uno: un ángel chiquitín y torponcillo, que no sabía apenas volar.
San Miguel había encargado a un ángel grande y fuerte, que se llamaba Fortaleza de Dios, que le enseñase; pero todo fue inútil. Él sólo sabía volar en el rastro luminoso que dejaba Dios a su paso: como una callecita de luz. Allí sí; allí el ángel chiquitín extendía las alas, y volaba sonriendo feliz; pero en cuanto se descuidaba un poquito y se salía de las huellas de Dios, o se retrasaba demasiado y perdía la luz, sentía un peso de plomo en las alas y empezaba a caer, a caer, hasta que algún ángel lo recogía, y volvía a colocarlo en la callecita, donde el ángel chiquitín volaba feliz, sintiéndose seguro como un niño en su cuna.
San Miguel le dijo ten cuidado, Rastro de Dios, y no te apartes de sus huellas, porque
Dios va a crear el mundo y los hombres nos darán mucho trabajo, y, si te caes, tal vez no podré mandar un ángel para que te recoja.
Rastro de Dios dijo que sí, que tendría cuidado, y desde entonces seguía a Dios a todas partes muy de cerca, sin distraerse un momento para no perder la calle de luz que dejaba al marchar.
Por eso vio muy bien como creó Dios, el primer día, el cielo y la tierra, que solo era al principio, un montón de barro oscuro y Dios dijo: Sea la Luz.
Y dividió después la luz de las tinieblas, y a la luz la llamó día y a las tinieblas, noche.
Rastro de Dios miraba todo, muy asombrado, y repetía por lo bajo las nuevas palabras que pronunciaba Dios, y decía bajito: Día, día, día y después Noche, noche, noche para que no se le olvidasen, porque eran muy bonitas palabras.
Dios creó el firmamento en medio del agua al que llamó Cielo.
Rastro de Dios empezó a decir: Cielo, cielo, cielo…….. Pero era esta una palabra más difícil que las otras. Por eso tuvo que repetirla muchas veces, y sin darse cuenta empezó a decirla en voz alta: Cielo, cielo…
Sabiduría de Dios, un ángel muy listo que estaba a su lado, le dijo muy enfadado que se callase, porque estaba molestando a todos. San Miguel preguntó que pasaba y aunque hizo callar a Rastro de Dios, no le regañó porque al fin y al cabo era el más pequeño de todos los ángeles. Había que tener paciencia con él.
Dios creo el agua reunida, mar, luceros en el firmamento del cielo, el sol la luna, las estrellas que iban saliendo bellísimas de sus manos, llenas de luz. Unas eran blancas, muy blancas y pequeñas. Otras de colores. Todos los ángeles tuvieron trabajo colocando estrellas donde Dios le decía. Todos volaban de un sitio para otro.
Todos los ángeles volaban colocando estrellas, menos Rastro de Dios. Y es que San Miguel le había dicho que no se moviera, no se fuera a perder entre tanto jaleo, porque ahora sería muy difícil buscarlo entre antas cosas como había creado Dios.
En un momento estuvieron colocadas todas las estrellas. El cielo había quedado precioso.
Todos los ángeles se volvieron a Dios para alabarlo. Y entonces se dieron cuenta de que no habían terminado todavía, porque aún faltaba una estrella por colocar.
Era una estrella blanca, no muy grande, y Dios la tenía en su mano derecha. Los ángeles empezaron a preguntarse dónde habría que
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