ANTECEDENTES DE LA PROPIEDAD INDUSTRIAL

ANTECEDENTES DE LA PROPIEDAD INDUSTRIAL

A partir del siglo XIX, el desarrollo industrial cobraba más fuerza, además de que había ferias industriales en las que otros países de mayor desarrollo exhibían sus avances más significativos, sin embargo siempre lo hacían con el temor de que sus obra o ideas fueran plagiadas, ocasionando así la creación de un sistema internacional de protección a los inventores, para darles seguridad sobre sus inventos o descubrimientos.

Dichas ferias industriales provocaron las primeras reuniones en Viena en 1873, y posteriormente en 1878 en Paris; surgiendo así la Conferencia de Paris de 1880, la cual establecía principios flexibles para no chocar con las legislaciones nacionales. En el año de 1883 once países suscribieron el “convenio de Paris para la protección de la propiedad industrial” con la finalidad de proteger a sus nacionales, México se adhirió al convenio original el 7 de septiembre de 1903 y aprobó el acta de Estocolmo (última reforma) el 26 de julio de 1976; ya para el 1 de enero de 1992 se encontraban adheridos 103 países; la inclusión del tema Propiedad Intelectual en la Ronda Uruguay del GATT que inició en 1986 influyó para que el número se elevara a 139 países en 1995 y a 169 en 2005.

El ya mencionado Convenio de Paris reposaba bajo un principio fundamental que era el que toda invención registrada obtenía protección mediante la patente, documento que confiere a su titular el derecho exclusivo para su explotación; es decir, con este documento se estaba protegiendo a todas las invenciones de los países y sus habitantes suscritos a dicho convenio, además de que ellos se convertían en los únicos titulares para poder explotar dicho invento, y así evitar que las ideas fueran copiadas y explotadas por alguien más que no fuera su creador.

A raíz del Convenio de Paris en comento, surgieron otras disposiciones conexas a este, como el llamado trato nacional, que consistía en la virtud de que cada estado contratante debía otorgar a los nacionales de los restantes miembros los mismos derechos que a sus ciudadanos, ese beneficio se extiende no sólo a los nacionales, sino también a extranjeros con domicilio en uno de los países adheridos, o que tengan establecimientos comerciales o industriales en ellos. Otra disposición era el Principio de prioridad, que se basaba básicamente en otorgar preferencia durante el término de 1 año a quien solicitará una patente o modelo de utilidad en alguno de los países contratantes, dicho plazo se reduciría a 6 meses, tratándose de marcas, dibujos o diseños industriales. Así como también el principio de independencia, cuya finalidad era que la concesión de una patente en un país, no da derecho a exigir patentamiento en los otros. Así mismo, la denegación o caducidad de la patente en un país no sería argumento suficiente para rechazar la petición en otro. Un principio más era el de agotamiento del derecho de patente, que consistía que en la introducción de un producto fabricado con un procedimiento patentado en el país, otorga al titular de la patente los mismos derechos que él tiene sobre los productos fabricados en ese país.

Ahora bien, los primeros privilegios otorgados con características similares a las actuales patentes se remontan a los comienzos del siglo XV y correspondieron a los alemanes, pero es en el Estado de Venecia el 19 de marzo de 1474 donde se sanciona la primera norma importante conocida que regula el tema en cuestión, por lo que, a partir de esa norma la expedición de la patente fue, un privilegio consistente en el otorgamiento de la exclusividad en la explotación de la invención o de una nueva industria introducida.

Pese a la antigüedad, y la evolución que han tenido los derechos de la propiedad industrial e intelectual, sus características principales siguen vigentes hasta nuestros días, es decir, que el derecho del inventor consiste en la exclusividad en la explotación, un derecho de monopolio, y su protección pretende fundamentalmente promover el desarrollo industrial el privilegio se otorga por tiempo determinado (diez años en Venecia 1474) y se exige la explotación de la invención para continuar disfrutando del mismo.

Así mismo el autor Rafael Pérez Miranda , en su obre titulada Derecho de la Propiedad Intelectual, nos hace mención sobre el Estatuto de monopolios promulgado por Jacobo I en 1624, el cual precisa que “el privilegio se otorga al primer inventor, por plazo determinado (14 años) y siempre que no provoque daño a la política económica estatal elevando los precios o dañando el comercio”; sin embargo, dicho estatuto tenía limitaciones, puesto que “el monarca sólo podía conceder el monopolio (la explotación exclusiva) cuando se trataba de una invención, pero no estaba obligado a otorgarlo”; es decir, el Parlamento ingles pretendía limitar los poderes del monarca, no reconocer derechos individuales a los inventores. Por otra parte este privilegio se podía otorgar no sólo a los inventores en el sentido actual de termino, sino también a quienes introdujeron una industria, aún en el caso de que la misma fuera ya conocida

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