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APUNTES SOCIOLOGIA 1ºPARCIAL CBC


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2013  •  4.872 Palabras (20 Páginas)  •  530 Visitas

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1. ¿Cuál es, para Durkheim, el principal estado de anomia en que adolece su sociedad? ¿Cómo puede solucionarse y por qué? (Responda teniendo en cuenta el concepto de grupos profesionales). 

Extraído del libro. La división del trabajo Social, prefacios de la 1ra y 2da edición e introducción. 

Se trata del papel que las agrupaciones profesionales están destinadas a llenar en la organización social de los pueblos contemporáneos. El estado a falta de regulación (anomia jurídica y moral en que se encuentra actualmente la vida económica). En este orden de funciones, en efecto, la moral profesional no existe verdaderamente sino en estado rudimentario. Hay una moral profesional del abogado y del magistrado, del soldado y del profesor, del medico y el sacerdote, etc. Pero si se intenta fijar en un lenguaje un poco definido las ideas reinantes sobre lo que deben ser las relaciones del patrono con el empleado, del obrero con el jefe de empresa, de los industriales en competencia unos con otros o con el publico, ¡que formulas mas vagas se obtendrían! La mayor parte de esas prescripciones están desprovistas de todo carácter jurídico; solo la opinión las sanciona y no la ley, y sabido es hasta que punto la opinión se muestra indulgente por la manera como se cumplen esas vagas obligaciones. Una moral tan indecisa y tan inconciente no debería constituir una disciplina. 

A este estado de anomia deben atribuirse los conflictos que renacen sin cesar y los desordenes de todas clases cuyo triste espectáculo nos da el mundo económico. 

Las pasiones humanas no se contienen sino ante un poder moral que respeten. Si falta toda autoridad de este género, la ley del más fuerte es la que reina y, latente o agudo, el estado de guerra se hace necesariamente crónico. 

Mi libertad llega solo al limite pasado el cual puede otro aprovechar la superioridad física, económica o de otra clase, de que dispone para someter mi libertad, y únicamente a la regla social es posible poner un obstáculo a estos abusos de poder. 

Pero lo que hoy en particular hace que sea excepcionalmente grave ese estado, es el desenvolvimiento desconocido hasta el presente, que han tomado, desde hace aproximadamente dos siglos, las funciones económicas. 

Ante ellas vemos como retroceden cada vez mas las funciones militares, administrativas, religiosas. Solo las funciones científicas se encuentran en disposición de disputarles el lugar y la ciencia actualmente no tiene prestigio sino en la medida en que puede servir a la práctica, es decir, en gran parte a las profesiones económicas. 

Por naturaleza no nos sentimos inclinados a molestarnos y contradecirnos; si, pues, no somos invitados a cada instante a ejercer sobre nosotros esa presión sin la cual no existe moral, la división del trabajo no se la podría hacer responsable, como a veces injustamente se la ha acusado; que no produce por necesidad la dispersión ni la incoherencia, sino que las funciones, cuando se encuentran suficientemente en contacto las unas con las otras, tienden ellas mismas a equilibrarse y a reglamentarse. 

Ahora bien, en el orden económico, el grupo profesional no existe, como no existe la moral profesional. Los individuos que se dedican a una misma profesión se hallan en relaciones los unos con los otros por el hecho de sus ocupaciones similares, pero esas relaciones nada tienen de regulares; dependen del azar de los encuentros y tienen, con mucha frecuencia, un carácter por completo individual. 

Por excepción puede verse a todos los miembros de una misma profesión reunirse en congreso para tratar algunas cuestiones de interés general; pero esos congresos no duran nunca mas que un momento; los únicos grupos que tienen una cierta permanencia son los hoy día llamados sindicatos, bien de patronos, bien de obreros. Un sindicato es una asociación privada sin autoridad legal, desprovisto, por consiguiente, de todo poder reglamentario. En fin, no solo los sindicatos de patronos y los sindicatos de empleados son distintos unos de otros, lo que es legitimo y necesario, sino que entre ellos no hay contactos regulares. 

No existe organización común que los aproxime sin hacerlos perder su individualidad, es siempre la ley del más fuerte la que resuelve los conflictos y el estado de guerra subsiste por completo. 

Para que una moral y un derecho profesionales puedan ser establecidos en las diferentes profesiones económicas, es preciso, pues, que la corporación, en lugar de seguir siendo un agregado confuso y sin unidad, se convierta, o mas en un grupo definido, organizado. 

Lo que ante todo vemos en el grupo profesional es un poder moral capaz de contener los egoísmos individuales, de mantener en el corazón de los trabajadores un sentimiento mas vivo de su solidaridad común, por haber nacido con ocasión de intereses temporales, parece que no pudiera servir mas que a fines utilitarios. 

En cuanto a la cuestión que ha dado origen a este trabajo, es la de las relaciones de la personalidad individual y de la solidaridad social. ¿Cómo es posible que al mismo tiempo que se hace más autónomo, dependa el individuo más estrechamente de la sociedad? ¿Cómo puede ser a la vez mas personal y mas solidario?; pues es indudable que esos dos movimientos, por contradictorios que parezcan, paralelamente se persiguen. Lo que resuelve esta aparente antinomia es una transformación de la solidaridad social, debida al desenvolvimiento cada vez más considerable de la división del trabajo. 

Aunque la división del trabajo no sea cosa que date de ayer, solamente a finales del siglo último es cuando las sociedades han comenzado a tener conciencia de esta ley. 

Hoy día se ha generalizado ese fenómeno, se inclina cada vez más a los mecanismos poderosos, a las grandes agrupaciones de fuerzas y de capitales, y, por consecuencia, a la extrema división del trabajo. No solamente en el interior de las fabricas se han separado y especializado las ocupaciones hasta el infinito, sino que cada industria es ella misma una especialidad que supone otras especialidades. 

Un hecho semejante no puede producirse sin afectar de manera profunda nuestra constitución moral, pues el desenvolvimiento del hombre se hará en dos sentidos completamente diferentes, según nos abandonemos a ese movimiento o le ofrezcamos resistencia. 

La división del trabajo ¿es también una regla moral de la conducta humana, y, si tiene este carácter, por que causas y en que medida? 

Que la opinión se inclina cada vez mas a hacer de la división del trabajo una regla imperativa de conducta, a imponerla como un deber. 

Queremos que la actividad, en lugar de dispersarse sobre una superficie amplia, se concentre y gane en intensidad cuando pierde en extensión. Desconfiamos

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