Administrativos

El mayor reto para los ejecutivos en ejercicio y para los candidatos a ocupar sus lugares no es el de aprender el último software o dominar el mercado global. Es el de trabajar con otras personas, una habilidad crucial para cualquier hombre o mujer de negocios, así trabaje en servicios generales o en la sala de juntas, en el salón de atención al cliente o en la casa matriz. En este libro, Dick Lyles —reconocido empresario, autor y conferencista — comparte con el lector cuatro ”fórmulas triunfadoras”, simples pero poderosas, para transformar el estilo de las relaciones interpersonales. Dotada con la sabiduría que otorgan al autor décadas de experiencia, la agradable parábola a través de la cual se expresa Lyles seguramente generará una gran diferencia dondequiera que la gente trabaje en equipo Lyles presenta a Albert, un ingeniero de sistemas recién graduado, a quien en su primer trabajo no le va bien con sus compañeros de oficina. Su jefe piensa que asignarlo a un equipo interdisciplinario es una magnífica oportunidad para que aprenda a relacionarse e inicie el despegue en su carrera, pero la experiencia resulta ser un absoluto desastre. Para ayudarle a lograr las habilidades interpersonales de las cuales carece, le recomienda relacionarse con un entrenador de fútbol de la universidad de la cual egresó, quién en su carrera profesional ha registrado 239 triunfos y sólo 3 derrotas mediante la enseñanza de una serie de ”fórmulas triunfadoras” que han estimulado a sus equipos y los han conducido a un desempeño extraordinario. Aunque breve, este libro transmite plenamente la esencia de estos principios: * no tenga miedo de otorgar o ceder poder, * la colaboración es mejor que la competencia, * todo puede verse desde más de dos perspectivas y * los problemas deben resolverse con miras al futuro, no al presente o al pasado, y nos muestra como se relacionan con el Albert que todos llevamos dentro. ¿Por qué una parábola? Escogí escribir estas ideas a través de una parábola por varias razones. Primero, porque las parábolas son divertidas y fáciles de leer. Segundo, porque pienso que cuando se presentan en el contexto de una historia es más fácil para el lector relacionar los asuntos tratados en el libro con la vida real. Y, finalmente, porque he tenido la oportunidad de trabajar con tres maestros de la parábola moderna y recibir sus orientaciones: Ken Blanchard, Spencer Johnson y Sheldon Bowles. Ellos me enseñaron que el aprendizaje más valioso y eficaz a veces puede lograrse con unas pocas verdades fundamentales, presentadas en un formato simple y fácil de comprender.

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