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Aforismos


Enviado por   •  9 de Octubre de 2014  •  2.082 Palabras (9 Páginas)  •  181 Visitas

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Leonardo al lector

1.- Considerando que no podía encontrar una materia de gran utilidad

o agrado, puesto que los hombres nacidos antes que yo habían tomado para

sí todos los temas útiles y necesarios, haré como el que, a causa de su

pobreza, llega el último a la feria y, no pudiendo surtirse de otro modo,

compra cosas ya vistas por los otros y desechadas por ellos a causa de su

escaso valor.

2.- Emplearé en la adquisición de esa mercadería despreciada,

rechazada y proveniente de muchos mostradores, mi escaso peculio, y así

recorreré no las grandes ciudades, sino los pobres caseríos, distribuyendo

las cosas de que dispongo y recibiendo por ellas el precio que merecen.

3.- Empezado en Florencia, en la casa de Braccio Martelli, el 22 de

marzo de 1508, todo esto forma una recopilación sin orden de muchas hojas

sueltas, a la espera de clasificarlas según la materia de que tratan. Creo

que, antes de llegar al fin, repetiré muchas veces las mismas cosas. Si

ello ocurre, no me critiques, lector. Las cosas son en gran número y la

memoria no puede reténerlas todas. Yo no quisiera escribir lo que ya he

dicho; mas para no incurrir en ese error, sería menester que cada vez que

agrego algo, releyese todo lo pasado, lo que me ocuparía mucho tiempo,

pues escribo a largos intervalos y fragmento por fragmento.

4.- Que no me lea quien no sea matemático, porque yo lo soy siempre

en mis principios.

Teodicea

5.- Te bendigo, Señor, ante todo por el amor que, de acuerdo con mi

razón, debo sentir por ti; y luego, porque Tú sabes abreviar o prolongar

la vida de los hombres.

6.- Tú vendes, ¡oh Dios!, todos los bienes a los hombres al precio de

su esfuerzo.

7.- ¡Admirable justicia la tuya, Causa Primera! Tú no has permitido

que ninguna fuerza falte al orden y calidad de sus efectos necesarios.

8.- ¡Quiera Nuestro Autor que yo haya demostrado bien la naturaleza

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del hombre y sus facultades, mediante mis figuras descriptivas!

9.- Que el Señor, luz de todas las cosas, se sirva iluminarme, a fin

de que yo trate dignamente de la luz.

10.- No tocaré a las sagradas escrituras, porque ellas son la suprema

verdad.

11.- El amor a un objeto, cualquiera que sea, es hijo de su

conocimiento. El amor es tanto más ferviente cuanto más cierto es el

conocimiento; pero la certidumbre nace del conocimiento integral de todas

las partes, que reunidas forman el todo que debe ser amado. Si no conoces

a Dios, no podrás amarlo; si lo amas por el bien que de Él esperas y no

por su virtud soberana, imitas al perro que menea la cola y festeja con

sus saltos a quien le va a dar un hueso; si el animal conociera la

superioridad del hombre, lo amaría mejor.

12.- ¿Cuál es la cosa que cesaría de existir si se la pudiera

definir? El infinito, que sería finito si pudiera ser definido. Porque

definir es limitar la cosa definida con otra que la circunscribe en sus

extremos, de modo que lo que no tiene términos no puede ser definido.

13.- La verdad es de tal excelencia que, cuando elogia pequeñas

cosas, las ennoblece.

14.- Hay, sin duda, la misma proporción de la mentira y la verdad que

de las tinieblas a la luz; y la verdad es tan elevada esencia que, aun si

se aplica a materia humilde y baja, sobrepasa incomparablemente las vagas

y mentirosas amplificaciones y los más grandes y sublimes discursos.

Aunque nuestro espíritu, en efecto, tenga a la mentira por quinto elemento

(agregado a los cuatro que componen el mundo: aire, tierra, fuego y agua),

no deja de ser cierto que la verdad es la soberana alimentación no de los

espíritus vagabundos, pero sí de las inteligencias agudas. Mas tú, que

vives de ensueños, preferirás los sofismas y las mentiras de los

charlatanes en las cosas grandes e inciertas, a las verdades naturales,

bien que menos pretenciosas.

15.- ¡Oh, contemplador!, yo no te ensalzo porque conoces las cosas

ordinarias que la naturaleza dirige por sí misma; pero te envidio cuando

alcanzas a descubrir el fin de las cosas impresas en tu mente.

16.- La proporción entre la obra humana y la naturaleza es la misma

que media entre el hombre y Dios.

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17.- Con poca esperanza pueden los míseros estudiosos aguardar el

premio de su virtud. En tal caso me encuentro yo, seguro de incurrir en no

pocas enemistades, ya que ninguno creerá lo que yo pueda decir de él. Muy

contados son los hombres a quienes desagradan sus propios vicios; antes

bien, sólo repugna generalmente el vicio a los que, por naturaleza, son

contrarios a él; muchos odian a sus padres o pierden la amistad de quienes

los reprenden, y no quieren saber de ejemplos de virtudes contrarias, ni

oír ningún humano consejo.

18.- Si encontráis a un hombre virtuoso y bueno, no lo apartéis de

vosotros; honradlo para que no tenga que huir de vosotros y refugiarse en

desiertos o cavernas u otros lugares solitarios, lejos de vuestras

insidias; miradlos como a dioses terrestres, merecedores de estatuas y

simulacros.

19.- Pero cuidad de no hacer como en algunas regiones de la India,

donde, si alguno de tales simulacros opera un milagro, o lo que allí creen

ser un milagro, los sacerdotes lo cortan en trozos (son de madera) y lo

venden a los habitantes; y cada uno pulveriza la parte que le ha tocado,

la esparce sobre el primer manjar que come y se queda persuadido de haber

devorado su Santo, que lo protegerá de todo peligro.

20.- En el número de los tontos, hay una secta de hipócritas que se

dedican continuamente a engañarse a sí mismos y a engañar a los otros, más

a los otros que a sí mismos, aunque de hecho se engañan más a sí mismos

que a los otros. Y son éstos los que reprenden a los pintores, porque

estudian los días de fiesta cosas atingentes al verdadero conocimiento de

todas las figuras con que se muestran las obras de la naturaleza y,

solícitamente, se ingenian en adquirir ese conocimiento hasta donde les es

posible.

21.- ¡Callen los tales reprensores, que éste es el modo de conocer al

Operador de tantas cosas admirables, y de amar a tan sublime Inventor!

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