Amparo.
Enviado por amilsosa • 6 de Noviembre de 2013 • Informe • 1.013 Palabras (5 Páginas) • 226 Visitas
Estudiar la carrera de Licenciado en Derecho, no ha sido nada sencillo, y no lo digo por el contenido temático de cada una de las materias y normatividad que abarca, ni mucho menos en relación a la complejidad e interpretación que deba darse a los conceptos jurídicos aplicados; pues afortunadamente la terapia de audición y lenguaje recibida durante mi infancia y adolescencia, ha influido mucho en los alcances de mi madurez social e intelectual.
Sin embargo, es de mencionar que mucho tiene que ver la influencia de terceros en mi formación y desarrollo educativo, como son: maestros, compañeros y uno que otro colado, ya que sin ellos mis posibilidades de “audición” se limitan; por tanto está claro que por más esfuerzo que se haga a través de la lectura labio-facial, incluso sumando a la ganancia acústica que el auxiliar auditivo proporciona, jamás alcanzaré el ritmo de un 100%, a no ser que lo respalde con la lectura.
Y para el caso de la lengua oral, resulta contraproducente referir que esta haya sido resultado del sólo uso del audífono; lo cual si bien es cierto, su uso respalda la ausencia de la percepción audible hasta un cierto porcentaje, obedeciendo al nivel de pérdida que se detenta, también equilibra lo que las vibraciones transmiten y que a su vez procesa y recepciona el cuerpo en aras de “traducirlo” y archivarlo en la memoria, misma que a la posterioridad habrá de reflejarse en cuanto a “escuchar” lo que se oye. Aclaro, esta situación sólo se manifiesta en el caso de aquellas personas que detentan la sordera desde el nacimiento o adquirida a una edad temprana (Antes de los 3 años).
Caso contrario sucede en aquellos que ven mermado el sentido auditivo en edad posterior, puesto que su lenguaje y aprendizaje no repercute en el avance y adquisición de una comunicación fluida –lengua hablada- así como en el desarrollo de la capacidad de discriminar –escuchar; comprender y diferenciar- uno que otro sonido y desde luego en cuanto al perfeccionamiento de su tono de voz, ya que el “cerebro” de manera inconsciente ha sido capaz de retener y conservar algunas resonancias. Por lo tanto con la debida estimulación y terapia, su formación se irá dando de manera por demás “normal”, esto sin descartar la adaptación y uso de las curvetas –herramienta más que necesaria, indispensable-.
Habiendo aclarado lo anterior, es que retomaré la plática relativa al tema de la “discriminación”.
Luego entonces, afortunadamente hoy en mis estudios universitarios no he tenido “desgracia” de toparme con gente insensible e inconsciente, tal como sucediera desde la primaria hasta el bachillerato, donde sin duda alguna, ocasionalmente me las veía negras, ya sea porque escucharme “hablar” les causaba gracia o risa cada que me tocaba exponer o responder alguna interrogante del docente o porque el maestro por más que se le explica anticipadamente de la necesidad de hablar dando la cara hacia el frente, o porque los compañeros cada que había dictado, se negaban a facilitarme sus cuadernos “so pretexto” que hay tareas que resolver
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