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Analisis del secuestro Delictivo en México


Enviado por   •  10 de Junio de 2016  •  Tarea  •  1.415 Palabras (6 Páginas)  •  347 Visitas

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Universidad Privada del Estado de Morelos

Licenciado: Oscar Flores Rabadán

Asignatura: Delitos en Particular

Alumna: Sandra Cecilia Martínez Ramírez

Tema: Análisis sobre el secuestro en México

Grado: 4°

Grupo: B

ÍNDICE

Introducción ---------------------------------------------------------------------------------------- 3

Claves para entender el secuestro ----------------------------------------------------------- 4

Tipos del Secuestro ------------------------------------------------------------------------------- 5

Conclusión ------------------------------------------------------------------------------------------- 6

INTRODUCCIÓN

Día tras día, escuchamos historias o testimonios que nos dan cuenta de lo lesivo que es un secuestro en cualquiera de sus modalidades, no solo para la víctima y sus familiares sino para la sociedad. Ello no solo se debe al dolor y miedo que se genera directamente de la privación ilegal de la libertad sino del papel que desempeña dentro de las redes delincuenciales que se dedican al tráfico de drogas, de armas y de personas. Si ello no basta para calificarlo como un delito grave al que debe dársele la importancia requerida por parte de las autoridades, tomemos en consideración los profundos impactos económicos y políticos en detrimento del Estado de Derecho. Desde hace muchos años, pareciera que para las autoridades de nuestro país el secuestro es un fenómeno delictivo desconocido o de baja incidencia. Nos atrevemos a afirmar esto porque desde la década de los noventa, las autoridades correspondientes únicamente reaccionan frente a este delito después de que ha sido alzada la voz ciudadana que ha sido afectada por este tipo de criminalidad y violencia. Simplemente hay que mirar atrás y recordar las manifestaciones sociales que desde 1997 le han exigido a los gobiernos que tomen cartas en el asunto. Solo debemos traer a la memoria la Marcha Blanca que recorrió las principales calles de la Ciudad de México hasta llegar al Zócalo capitalino en 2004 o las Caravanas del Movimiento por la Paz con Justicia con Dignidad que visibilizaron a las miles de víctimas de homicidio, secuestro y desapariciones forzadas o involuntarias en las distintas regiones de nuestro país en 2011. Es cierto y evidente que después de cada una de estas manifestaciones hubo reacciones oficiales por parte de las autoridades que daban a entender que por fin se estaba actuando para garantizar la seguridad ciudadana, la paz y el respeto a los derechos humanos; a partir de la creación de instituciones o del diseño de políticas públicas encaminadas al control, prevención y atención de las víctimas de la delincuencia. Si realizamos una revisión histórica de las acciones gubernamentales en materia de secuestro, podremos observar que después de la marcha se comenzó a apreciar un disminución en los registros de averiguaciones de secuestro que podría atribuirse a la conformación y funcionamiento de un grupo de coordinación interinstitucional antisecuestros que tuvo la capacidad de capturar a algunos de los importantes secuestradores como Daniel Arizmendi, alias “El Mochaorejas”. Evidenciando que por primera vez los ciudadanos comenzamos a incidir en la política pública de seguridad y a tener una interlocución directa incluso con el Presidente de la República. Esta decisión gubernamental de conformar y capacitar ese grupo, que posteriormente sería parte fundamental de la Agencia Federal de Investigación (AFI), permitiría que de 2004 a 2006 este delito se mantuviera en los niveles mínimos históricos que hasta el momento se han reportado.

IDEAS CLAVES PARA ENTNDER EL SECUESTRO.

La delincuencia se ha constituido como un fenómeno social en extremo preocupante en distintas regiones del mundo, al grado que ha significado el detrimento de la seguridad ciudadana y humana de las personas debido a la violencia con la que son cometidos algunos delitos, así como a las violaciones de derechos humanos que implican. Bajo esta perspectiva, es fundamental destacar el lugar preponderante que ha ocupado el secuestro, puesto que se trata de un tipo de criminalidad que conjuga el ejercicio de distintos tipos de violencia que generan impactos de diversa índole a corto, mediano y largo plazo; no solo en la víctima, en el victimario y sus círculos cercanos sino a nivel social-comunitario de un país. Lamentablemente esta situación ha sido muy evidente en diversos países latinoamericanos entre los que se encuentra México y Colombia, en los cuales incluso se han padecido notables ciclos de falta de seguridad y violencia criminal ligados al secuestro. Para comprender el secuestro, creemos que no basta con conocer el significado de su concepto, el cual desde su origen etimológico (sequestrare) nos refiere a la retención indebida de una persona para exigir dinero por su rescate o para otros fines, puesto que se estaría simplificando indebidamente este fenómeno criminológico y jurídico. Por esta razón, en el ONC consideramos necesario brindar un mínimo marco teórico y contextual que permita visibilizar la complejidad del secuestro. Al respecto, podemos mencionar que esta se puede atribuir a diversos factores entre los que se encuentra la evolución histórica de su definición en el marco de los posibles tipos de privaciones ilegales de la libertad, pues el secuestro es un delito que de acuerdo con algunos especialistas como el ex ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Góngora Pimentel (2005), “es válido afirmar que no se trata de un fenómeno propio ni mucho menos exclusivo de un región, nación o tiempo determinados, sino por el contrario, en las antiguas tribus vikingas, en las célticas y en las germanas entre otras, realizaban una actividad similar al secuestro o rapto de personas, generalmente de mujeres o bienes para obtener sus propósitos”. Aunado a ello, sobre la complejidad del secuestro es preciso considerar los diversos grados de afectación de los bienes jurídicos tutelados, la naturaleza pluriofensiva de este delito, así como sus distintas modalidades que pueden depender tanto del tipo de víctima como de victimario, del grado de planeación y de los fines perseguidos. En este sentido, no debe de olvidarse que se trata de un ilícito que puede derivarse de las acciones de la delincuencia tradicional, del crimen organizado y de grupos políticos radicales; lo cual amplía el espectro de los múltiples impactos o consecuencias que conlleva la comisión de secuestros en un país o región.

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