Anecdotas

Yo tenía casi 6 años cuando escuché por primera el nombre de Hugo Chàvez. Ese nombre, que además, era una cara en la televisión de mi casa y hablaba de un “por ahora”. Él era el culpable de lo que para mí había sido una bomba o un terremoto. Martes, 4 de febrero de 1992, dormía en mi cama. Mi abuela leía la biblia, y un amigo de la casa tocaba guitarra, si no me equivoco mi mamá estaba en la cocina. Mi casa tembló, me despertó un sonido ensordecedor, y todos, como si tuviésemos un plan de emergencia, nos encontramos abrazados en la mitad del pasillo de aquel apartamento en Macaracuay, donde pasé la primera parte de mi infancia.

Anécdota: Recuerdo perfectamente, quién sabe cuánto tiempo después, jugaba con una amiguita del edificio y pasó un avión cerca. La niña entró en pánico, aterrada. Aquello me impresionó, de alguna manera me marcó. Yo sabía quién era el culpable de aquello y me dio impotencia, les prometo.

Apenas 6 años después, este mismo ser humano se lanza a presidente. “Wou”, pensé, “y la gente lo quiere y se vuelve loca por él, extraño” pensé. Recuerdo que sus fuertes adversarios eran la ex Miss Universe, Irene Sáez, y Frijolito. Perdón pero ya ahí éramos un chiste. Y recuerdo frases como freír sus cabezas en aceite”, sí, eso fue lo que más me impactó esta vez de Chávez. El hombre quería freírle la cabeza a una gente en aceite! Y por mi imaginación de chama de 12 años se paseaban las freidoras de las papitas de Mc. Donald’S, dónde más puedes freír una cabeza?

Mi mamá se queda sin trabajo, tengo que estudiar mi 8vo. Grado en un liceo público de Caracas, la U.E.E.N. Luis Beltrán Prieto Figueroa, mejor conocido como El Experimental. Donde me tocó ver, y entender de cerca, muchas realidades de nuestro país. Tenía 14 años y subí cerros para ir a hacer algún trabajo. Doy gracias a Dios por cada uno de esos momentos, porque me hizo ver la vida desde varias perspectivas. Entendí que la gente tenía la necesidad de una esperanza, y él de alguna manera se las brindaba.

Anécdota: Estuve a punto de perder 8vo. Grado porque todos los días unas niñas mayores me esperaban afuera para caerme a golpes (o a flautazos, ya que nos daban flauta en el colegio), porque yo vivía en Chuao y era sifrina. Igualmente en algún momento quemé cauchos porque no había papel toilet en los baños, aunque, -wait, eso lo hice también en la Universidad Santa María.

Vendí collares, zarcillos y misceláneas de la bandera de Venezuela durante el Paro Nacional. Marché el 11 de abril, día del cumpleaños de mi madre, y por al lado nos pasaron motos con heridos, y toda la cosa. Mi primera votación fue el referéndum revocatorio, aquellas colas que me decían, ya tienes 18, ya no tienes 12, ahora puedes decidir.

Supongo que luego me fui cansando de la situación y de la burla de país que nosotros mismos nos hemos creado a punta del tener “un chiste para todo”, y simplemente me negué a ser fanática de nada, sólo a ser buena ciudadana, buen ser humano y todo lo demás vendría por añadidura.

Otra cosa de Chávez que me marcó, fue la violencia en sus palabras con el caso de Franklin

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