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Anàlisis Literario De La Celestina


Enviado por   •  20 de Agosto de 2014  •  4.865 Palabras (20 Páginas)  •  352 Visitas

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FICHA DE ANÁLISIS LITERARIO

I.- DATOS INFORMATIVOS

1.1 Título de la obra

“LA CELESTINA”

1.2 Autor

FERNANDO DE ROJAS

1.3 Biografía

Fernando de Rojas escritor español nacido en La Puebla de Montalbán en 1470 y fallecido en Talavera de la Reina en 1541, ambas localidades toledanas. Descendiente de judíos conversos, tuvo problemas con la Inquisición, en cuyos documentos se ha podido intuir su autoría de la que es una de las obras más importantes de la transición entre la Edad Media y el Renacimiento, la Tragicomedia de Calixto y Melibea (más comúnmente denominada como La Celestina). No obstante, existen problemas evidentes para discernir si Fernando de Rojas fue, efectivamente, el autor de una parte o de la totalidad de la obra. En el siglo XIX se llegó a poner en duda inclusive la existencia de un personaje real llamado así, teoría que se demostró errónea en el siglo XX al documentarse a De Rojas. De Rojas estudió Leyes en Salamanca, donde supuestamente encontró un manuscrito incompleto de la obra, que él supuestamente completó. Se ha atribuido a Juan de Mena o a Rodrigo de Cota ese primer manuscrito inconcluso, aunque estudios posteriores han descartado al primero y ven improbable que De Cota tuviera alguna relación con el texto. De Rojas llegó a ser, tal vez, alcalde de Talavera de la Reina, poseyendo una amplia biblioteca. Sin embargo, tras estudiar su testamento se comprobó que no poseía ningún ejemplar de La Celestina, uno de los libros más famosos de su tiempo.

El autor. Más controvertido, por el número de estudiosos que a ello se han dedicado, parece ser el problema del autor, en torno al cual se han levantado serias y arduas discusiones.

Como se sabe, la edición de 1499 apareció sin título y sin autor; las de 1500 y 1501, sin embargo, añadían unas octavas acrósticas y la "Carta del autor a un su amigo", a través de las cuales descubrimos a Fernando de Rojas y conocemos su declaración de que él se había encontrado escrito el primer acto y decidió continuar la obra a partir de él. En el s.XIX, sin embargo, se llega a dudar de la existencia de Rojas, hasta que Serrano y Sanz (1902) y Del Valle Lersundi (1929) demuestran con documentos su existencia y su autoría. Pero las palabras de Fernando de Rojas en las que declaraba que él había sido sólo el continuador de una obra ya comenzada no fueron aceptadas por toda la crítica. Menéndez y Pelayo, siguiendo las dudas expuestas por Leandro Fernández de Moratín y Blanco White, que se inclinaban por un solo autor dado la unidad de estilo, defendió abiertamente la existencia de un solo autor y justificó la "mentira" de Rojas por su condición de judío converso y su miedo a la Inquisición. No vamos a entrar aquí en la polémica que ha enzarzado a tantos estudiosos ni a exponer todo lo dicho sobre la existencia de un autor único o dos autores. Los que defienden un solo autor se basan en la supuesta improbabilidad de que una obra tan singular pudiera ser creación de manos distintas, pero el lenguaje, las fuentes, los refranes... demuestran sin lugar a dudas la existencia de los dos autores. Esta última tesis fue defendida, como se sabe, por Menéndez Pidal y, a partir de él, pocos críticos opinan lo contrario.

Respecto a quién fue ese autor primero. Fernando de Rojas ofrece en los versos acrósticos citados y en la "Carta" los nombres de Rodrigo de Cota o de Juan de Mena. La atribución al autor del Laberinto de la Fortuna no parece hoy tan disparatada como hace unos años, tras descubrirse algunos escritos suyos libres de la prosa latinizante de su obra anterior, pero no parece probable, porque la fama de Juan de Mena en Salamanca no le hubiera permitido permanecer en el anonimato mucho tiempo.

La candidatura de Rodrigo de Cota parece más plausible, e incluso su Diálogo entre el Amor y un Viejo tiene ciertas conexiones con La Celestina, aunque el tema amoroso se trate en ambas obras de forma muy distinta. Miguel Marciales llega a afirmar sin dudas que Cota es el autor del primer acto, pero la verdad es que todavía se carece de pruebas que puedan ser consideradas como concluyentes. Por su parte, Peter E. Russell (edición de la obra en Cátedra, 1991) lanza la especulación de que sea el propio Cota el "su amigo" a quien Rojas dirige la carta famosa.

Autoría

El libro de La Celestina, tal y como hoy lo conocemos, contiene una carta de "el autor a un su amigo", once octavas acrósticas, un prólogo, la obra propiamente dicha, compuesta por el Argumento y los veintiún actos con sus argumentos, tres octavas explicando el propósito de la obra y, finalmente, las coplas del corrector Alonso de Proaza en las que explica cómo han de leerse los dichos versos acrósticos. Éstos, al unir la primera letra de cada uno, dicen: <<El bachiller Fernando de Rojas acabó la Comedia de Calisto y Melibea e fue nascido en la Puebla de Montalbán>>. En la carta "a un su amigo" se dice que, habiendo encontrado el primer acto, "viendo no sólo ser dulce en su principal historia o ficción toda junta, pero aun de algunas sus particularidades salían deleitables fuentecillas de filosofía [...] se detuvo en continuarla quince días”. Estas palabras plantean varios problemas: ¿Fueron dos o uno los autores? Si hubo dos, ¿quién fue el del primer acto? ¿Quién fue Fernando de Rojas?

Si bien la crítica del siglo XIX se inclinó rotundamente por la unidad del autor, opinión consagrada por la autoridad de Menéndez y Pelayo, hoy los eruditos son partidarios de los dos autores que las palabras de Rojas afirman. El primer acto es, por lo tanto, anónimo. La atribución de su autoría a Cota o a Mena está hoy generalmente descartada.

De FERNANDO DE ROJAS se puede afirmar que era bachiller en leyes. Nacido en la Puebla de Montalbán (Toledo) hacia 1475, poseyó una importante biblioteca. Estudió en la Universidad de Salamanca, donde la tradición clásica siempre tuvo una enorme acogida. En 1517 se estableció en Talavera de la Reina (Toledo), donde ejerció por breve tiempo el cargo de Alcalde Mayor. Era judío converso. La ascendencia judía de Rojas está probada por el proceso contra Álvaro de Montalbán; éste, acusado de judaizante nombró "por su letrado al bachiller Fernando de Rojas, su yerno, vecino de Talavera, que es converso”, pero la Inquisición lo rechazó diciendo que no había lugar y le pidió que nombrara a otra persona "sin sospecha”. Rojas otorgó testamento en Talavera el 3 de abril de 1541 y debió de morir casi inmediatamente, ya que su mujer comienza el inventario de sus bienes el día 8 del mismo mes. Fue enterrado en la "iglesia del monasterio de la Madre de Dios" en Talavera, de cuya Congregación era miembro.

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