Análisis Sobre: Crear áreas Protegidas Y Recuperar Bosque Hace A Costa Rica Un País Ambientalmente Sostenible

Costa Rica es conocido a nivel internacional por sus paradisiacas playas, sus volcanes y sus selvas, se vende a los turistas un paraíso de la conservación donde todo es verde, el aire es puro, en fin un paraíso terrenal. Y eso es lo que los turistas ven cuando se acercan a las áreas protegidas y parques nacionales que hay en el país.

Al parecer este concepto que se vende de que el país es todo conservación y poca contaminación es un mito así lo revela el último Estado de la Nación la cantidad de áreas protegidas que existen en el país no nos hacen un país sostenible ambientalmente. Según lo presentado en el documento, pese a que las áreas protegidas tanto marítimas como terrestres han aumentado en los últimos años la contaminación no ha disminuido, por el contrario esta ha aumentado.

El documento cita que uno de los principales avances de la gestión ambiental del país es la conformación de un vasto sistema de áreas protegidas, que abarca poco más del 26% de la superficie continental y el 3% de la zona marina. Más aun, pese al crecimiento económico y demográfico, en los últimos treinta años la cobertura boscosa aumentó sustancialmente, hasta alcanzar el 52,3% del territorio nacional, un logro rara vez visto en el mundo. Sin embargo, Costa Rica tiene una deuda ecológica creciente, que refleja un uso insostenible de sus recursos naturales. Aunque en una década (2002-2012) la huella ecológica forestal bajó un 15,3% (señal positiva de las políticas “verdes” de recuperación de bosques), el aumento en la huella de carbono (43,2%) hizo que la brecha entre la biocapacidad y el ritmo de uso de los recursos por parte de la población creciera de 3% a 11%. Esto significa que en 2012 cada costarricense usó un 11% más de los recursos que el territorio puede proveerle. Es decir, que la capacidad que tiene el territorio nacional para reponer los recursos utilizados por el hombre disminuyó en los últimos años debido a un crecimiento de la población.

Recordemos que la deuda ecológica es resultado de seis usos del territorio: el forestal, el agrícola, el pastoreo, la pesca, la infraestructura y la absorción del carbono.

Es importante entonces intentar definir que se conoce como la huella de carbono. Según Schneide y Samaniego (2009), esta se define como la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera derivados de las actividades de producción o consumo de bienes y servicios de los seres humanos, variando su alcance, desde un mirada simplista que contempla sólo las emisiones directas de CO2, a otras más complejas, asociadas al ciclo de vida completo de las emisiones de gases de efecto invernadero, incluyendo la elaboración de materias primas y el destino final del producto. Esto quiere decir que muchos de las cosas que consumimos e incluso hacemos incrementan la huella de carbono.

Schneide y Samaniego (2009) comentan que aunque el concepto de huella de carbono es cada vez más conocido, éste no ha sido todavía claramente definido lo que ha complejizado su adopción y ha llevado a países como Francia, Reino Unido, Alemania y Japón a implementar diferentes iniciativas orientadas, en una primera etapa, a la definición de su alcance, método de contabilización y modelo de reporte, este último especialmente enfocado a cómo se dará a conocer la composición de un producto en términos de emisiones a los consumidores finales,

En una segunda etapa, lo que están buscando las iniciativas en desarrollo es armonizar criterios, conceptos y metodologías, incluyendo las orientadas a la verificación y certificación a fin de permitir un entendimiento y aplicación generalizada.

Así Schneide y Samaniego (2009) sugieren que para poder definir la huella en toda su dimensión, es necesario considerar además la responsabilidad que tienen en este proceso los consumidores a través de sus decisiones de compra, quienes podrían ser considerados como una de las principales causas de la huella de carbono generada por un determinado bien o servicio. En los modelos contables actualmente disponibles la cuenta de emisiones se asigna sólo a quienes generan carbono en el proceso de producción y en el transporte, por

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