Análisis de Chéjov y Stindberg
Enviado por juanpatoluca • 8 de Octubre de 2015 • Trabajo • 2.201 Palabras (9 Páginas) • 341 Visitas
Introducción a los análisis estéticos de
Antón Chéjov en “La Gaviota”
y August Strindberg en “La señorita Julia”
Carrera: Formación del Actor.
Materia: Historia del Teatro Universal III.
Docente: Alicia Aisemberg.
Alumnos: Lucía Méndez Cánepa y Juan Luca Guardiani.
Año y turno: Tercero de la mañana.
E.M.A.D. 2014
Introducción
A lo largo de este trabajo práctico intentaremos analizar las principales características de la estética teatral de Antón Chéjov y August Strindberg, tomando como eje del trabajo las obras “La Gaviota” y “La señorita Julia” de dichos autores respectivamente.
Para lograrlo, además, nos apoyaremos en los textos de Peter Szondi, Robert Brustein, Jorge Dubatti, entre otros.
El drama moderno
“Ya no es el personaje trágico que lleva por función cumplir con su destino, ahora es el hombre capaz de cumplir el propio a través de la acción (dramática), y será entonces el diálogo el mejor mecanismo a través del cual se desarrolla ese mundo interpersonal lingüístico donde nada externo a él entra.” (P. Szondi)
El teatro moderno nace del realismo, del cual el naturalismo es su inevitable acentuación. De hecho, la mayoría de los autores realistas evoluciona hacia esta corriente y otros orientaron su descripción de la realidad hacia el interior del personaje llegando a la novela psicológica.
Ambos (Realismo y Naturalismo) son muy parecidos en el sentido de reflejar la realidad tal y como es (contrariamente al idealismo romántico). Pero el Naturalismo intenta explicar de forma materialista y casi mecanicista la raíz de los problemas sociales y alcanza a hacer una crítica social profunda; es pesimista y ateo, merced al determinismo, que afirma que es imposible escapar de las condiciones sociales que guían nuestro sendero en la vida sin que podamos hacer nada por impedirlo. Émile Zola escribió un famoso texto llamado El naturalismo en el teatro, considerado como el manifiesto de las reglas de esta estética.
Procedimientos de la estética chejoviana: ‘La vida tal cual es’
“Todo lo que quise fue decir honestamente a la gente: ‘Mírense a ustedes mismos y vean qué malas y monótonas son su vidas’. Lo importante es que la gente se dé cuenta de ello, porque entonces seguramente crearán para ellos mismos una vida distinta y mejor”.
(A. Chéjov).
El hecho de mostrar la vida tal cual es y no como debiera ser es lo que caracteriza la poética propia del autor: escenas que muestran la vida cotidiana, intentando lograr una absoluta verosimilitud dramática, una verdad honesta y absoluta, siendo ésta la única manera de que la literatura sea artística, en su opinión. De esta forma, nos encontramos con personajes que viven la rutina burguesa con absoluto tedio y aburrimiento y en permanente estado de renuncia al presente, de insatisfacción y resignación y por ende también de renuncia a la confrontación con el otro. Viven en soledad. Esto es claramente visible en los diálogos, que muestran la parte más superficial del drama y parecen no presentar ningún conflicto; así, el autor transgrede la acción con trivialidades y monotonía, con inacción:
“SORIN (apoyándose en un bastón): Hay algo en el campo, amigo, que no me sienta bien, y por lo visto nunca me acostumbraré. Anoche me acosté a las diez y esta mañana me desperté a las nueve con la sensación de que, de tanto dormir, mi cerebro estaba pegado al cráneo, y cosas así.
(Ríe).
Después del almuerzo, sin querer, me volví a dormir y ahora estoy todo deshecho. Es como una pesadilla, al fin y al cabo...
TRÉPLEV: Es verdad, tendrías que vivir en la ciudad.”
En cambio, lo sustancial de la obra, lo conflictivo lo encontramos en las elipsis (saltos dentro del espacio temporal) o en extraescena, y en forma de monólogos que se van intercalando a lo largo de toda la obra y de la mano de casi todos los personajes. Estos monólogos no escapan al diálogo, a la comunicación sino que se formulan en presencia de los demás, pero quien los dice se aísla. Por estas razones es que Magarshack cataloga La Gaviota como una obra de acción indirecta, con conflictos subterráneos, logrando así una constante tensión dramática y , por momentos, fuertemente irónica:
“MASHA: ¿Marcaron el tres? ¡Ocho! ¡Ochenta y uno! ¡Diez!
SHAMRÁIEV: No te apures.
ARKÁDINA: ¡Cómo me han recibido en Járkov! Dios mío, la cabeza me da vueltas todavía!
MASHA: ¡Treinta y cuatro!
(Fuera de escena alguien toca un vals melancólico).
ARKÁDINA: Los estudiantes me hicieron una ovación... Tres canastas, dos guirnaldas y esto... (Se quita el broche del pelo y lo tira sobre la mesa).
(...)
POLINA ANDRÉIEVNA: Es Kostia el que está tocando. Está triste el pobre.
SHAMRÁIEV: Lo critican mucho en los diarios.
MASHA: ¡Setenta y siete!
ARKÁDINA: No hay que hacerles caso.
TRIGORIN: No tiene suerte. No llega a encontrar su verdadero tono. Lo que escribe es extraño, indefinido, por momentos hasta parece un delirio. Ni un solo personaje viviente.
MASHA: ¡Once!
ARKÁDINA (mirando a Sorin): ¡Petrusha! ¿Te aburres?
(Pausa).
Duerme.”
A diferencia de otros autores del teatro moderno (Strindberg e Ibsen), Chéjov no diferencia en sus personajes héroes ni villanos, ya que afirma que esos son estereotipos propios del melodrama, ni tampoco diferencia protagonistas, sino que cada personaje va teniendo importancia protagónica de a momentos con monólogos donde expresan su conflicto interno. Sus personajes son en cambio más humanos, más verosímiles, logrando una síntesis entre teatralidad y realidad, una de las grandes realizaciones de la escena técnica moderna.
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