“Aunque en vano quiere reducir a método racional el pesar de un celoso”

COMENTARIO DE TEXTO

                                              de Filippo Rotolo

“Aunque en vano quiere reducir a método racional el pesar de un celoso” por Sor Juana Inés de la Cruz.

La autora, Sor Juana Inés de la Cruz, es una poetisa barroca del siglo XVII (1651-1695): “que no empalidece si puesta al lado de Góngora [...] y aún puede decirse que esta lo supera por la variedad de géneros que cultivó“.

El texto “Aunque en vano quiere reducir a método racional el pesar de un celoso” por Sor Juana Inés de la Cruz es una poesía del genero literario lírico escrita en versos; en lo específico es un soneto con rima consonantica, contenido en la obra primera de La Fenix de America, Inundación Castalida (Madrid 1689).

El soneto comparte algunos rasgos de la poesia provenzal del siglo XII tal el proceso de enamoramiento y desenamoramiento, el amor no correspondido, el llanto como evidencia y todos los sufrimientos que esto trae. La personificación del amor en el dios del amor Cupido es, en cambio, algo que este poema comparte con el Petrarquismo. Hay elementos del clasicismo renacentista del siglo XVI en el uso de modelos y tópicos antiguos de la mitología grecoromana o en la idea central y compartida de que todo es caduco, desde la belleza fisica hasta la posesión de los afectos, todo es ordenado por el paso del tiempo que nuca se para y por lo tanto la unica solución es el tópico oraciano “Carpe Diem”. Topico que aparece frecuentemente en los sonetos de ‘amor y discrección’ como ‘Miró Celia’, donde sugiere, cogiendo como ejemplo la belleza de la rosa, que esta (Celia) proveche y goze de su vida, porque en cuanto caduca no perdurará para siempre.

Barroco es el intento de descubrir y describir los matices del Amor, hechos de luces y sombras: hay doñas angelos pero también engaños, celos y desconfianzas que convierten el enamorado en loco y furioso, así como se le ocurrió al Orlando de Ludovico Ariosto (Orlando Furioso, 1551), subyugado por Amor.

La situación poetica en que se coloca este poema, no obstante Sor Juana lo escribió hace cuatro siglos, es bastante actual: parece una charla hecha hoy en día con un psicólogo: la voz poetica (Sor Juana, y por lo tanto femenina) actua como consejera de Alcino, hombre que sufre por el desenamoramiento de Celia, su amada, y que por eso está ciego, consumido por los celos. Con él trata de razonar en cuestiones que afectan su amor por Celia con cuatro preguntas enseguida, casi en estilo periodistico ¿Que es? ¿Como ocurrió? ¿En que te ofendió y ¿por qué te ofendiste? Son todas preguntas retoricas que le sirven ara hacerle pensar. Las cuestiones planteadas en los cuartetos se resuelven a traves de los tercetos, la clave barroca del texto: la posesión de Amor, así como Fortuna, en cuanto es de cosas temporales: “temporal es” (vv 9-10) , por esa razón ignorancia pensar de poseerlas iguales para siempre. La idea de la caducidad aqui expresa a los vv 9-10:

“La posesión de cosas temporales, temporal es”

o de la indole caduca de Amor, se halla en otro soneto – “Que consuela a un celoso, epilogando la serie de los amores” –en lo que, a los versos 12-14:

“¿Qué razón hay, de que dolor te cueste, pues no te engañó Amor. Alcino mío sino que llegó el término preciso?”

la voz poetica explica, a traves de una pregunta retorica, como no hayan culpables o victimas, sino aceptar su fugacidad.

Como muchos sonetos de “amor y discrección” contenidos en la Inundación Castalida, hay un intento sutil de, como sugiere el mismo titulo del soneto comentado, “reducir aunque en vano a método racional el pesar de un celoso”. Es decir analizar, tras el razonamiento y el intellecto, las pasiones, los celos, la ira y la furia y :“ todo el foco de los violentos impulsos contradictorios de los que el hombre es un teatro de un drama constante y sin solución”. Es un proceso analítico en lo que la sensualidad se centra en la cabeza, un maquinario literario para pensar lo que se siente y sentir lo que se piensa, hecho para describir minuciosamente  el enamoramiento:

“Amor empieza por desasosiego,

solicitud, ardores y desvelos”  (vv 1-2 del soneto “Que consuela a un celoso, epilogando la serie de los amores”, Inundación Castalida)

... y el desenamoramiento:

“conserva el ser entre engañosos velos,

hasta que con agravios o con celos

apaga con sus lágrimas su fuego” (vv 6-8 del mismo soneto)

Sor Juana lo hace de manera tal que mantenga el delicado equilibrio entre ser monja y poetisa dedicada a estudios profanos: ella no es protagonista del poema y ni siquiera cuenta algo verdadero; pero el hecho de consejar le permitió estar a salvo de las malas lenguas.

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