BAILARÉ SOBRE TU TUMBA.SONIDOS, RUIDOS E IMÁGENES
Enviado por • 24 de Septiembre de 2014 • Tesis • 551 Palabras (3 Páginas) • 200 Visitas
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La “primavera alfonsinista”
Abril 1, 2009 | Por minna-harker | Claves: alende, alfonsinista, democracia, luder, n 1, normal, primavera | # Enlace permanente |
No puedo evitar el lugar común del día de la fecha. Es un abril ya tristón y otoñal, melancólico, de ésos que piden juntarse con un amigo, o quedarse en un bar a releer algún viejo libro querido.
Hace 25 años, en el ‘84, yo estaba en el último año de la secundaria. Desde fines del ´83 se percibía un cambio de aires, se venía venir algo que habíamos conocido de a retazos: la democracia. Atrás quedaba la imagen borrosa de un Perón agonizante que saludaba desde el famoso balcón, Isabelita con su peinado imposible. Y, más fresco todavía, el período nefasto de los militares, el mundial, las compras en Uruguayana, el infame Martínez de Hoz, las autopistas, el miedo de nuestras madres a cualquier cosa que significara libertad. Ya se sabía que había desaparecidos, y la revista Humor era el bastión contra la censura, la única que se atrevía a publicar la verdad.
Pero todo esto de las elecciones era nuevo y excitante. Había muchísimas cosas por descubrir: todo nos esperaba. Y el escenario perfecto era la calle Corrientes y sus librerías. De pronto, empezaron a aparecer viejas ediciones de Cortázar, de Sábato, de García Márquez. En octubre de 1983 se estrenó una película del grupo inglés Monty Python, La vida de Brian, una parodia que unos años atrás hubiera sido inaceptabe para la censura férrea del Proceso.
En ese año me pasaron cosas que determinaron mi futura vida adulta. Puede decirse que en ese período, que se llamó luego la “primavera alfonsinista”, aprendí mucho y se definieron muchos temas que más tarde desarrollaría extensamente en el plano personal y profesional.
La moda cambió y los colores de la ropa se volvieron más osados. Todas las chicas usábamos ropa hindú, polleras de bambula, camisolas turquesa o fucsia. Aparecieron los muebles de caña, los artesanos, los sahumerios. Todos salíamos a la calle, había marchas multitudinarias, recitales al aire libre, la negra Sosa podía volver a cantar, como tantos otros que habían sido silenciados.
No puedo olvidarme tampoco del Partido Intransigente, liderado por Oscar Alende, apodado El Bisonte, a cuyos actos íbamos con mi hermana, tres años menor que yo.
En esas primeras elecciones no pude votar porque tenía dieciséis años. No lo hubiese votado a Alfonsín, pero tampoco a Luder y sus acompañantes de dudosa fama. De todas maneras, la participación y los aires de cambio también llegaron a mi escuela, el Normal n. 1, que era sólo de chicas y muy estricto en cuanto a disciplina (como todos los colegios de esa época, bah)
Tal vez porque recuerdo esa época con
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