Babilonia

En primer lugar tenemos que saber diferenciar las necesidades de deseos. Las necesidades representan a aquellos gastos vitales para nuestra existencia como comida, agua, vestido, educación, etc. y los deseos representan los caprichos y necesidades ficticias que el hombre encuentra cada vez que ve dentro de sus posibilidades conseguirlas. El libro bien dice “…Una parte de lo que ganas es tuyo y lo puedes conservar. No debe ser menos de una décima parte, sea cual sea la cantidad que tú ganes. Puede ser mucho más cuando te lo puedas permitir. Primero págate a ti…” ¿Cuántas veces no hemos hecho lo contrario a este sabio consejo?, ¿Cuántas veces no hemos gastado todo el dinero que hemos ganado arduamente creyendo que es recompensable gastarlo en su totalidad?

Muchos de nosotros no pensamos en el futuro, ni fijamos metas u objetivos que puedan ser cumplidos con el paso del tiempo. Las metas son reales… los sueños son ficticios. Es bueno soñar con que algún día trabajaremos y tendremos las cosas deseadas, pero es mejor planear y saber qué es lo que debemos hacer hoy y mañana y la semana siguiente para conseguirlas.

Dice el texto “… El oro que ahorro proporciona más, igual que lo hará el vuestro, y estas ganancias proporcionan otras ganancias…”. Muchas veces, las personas creen que el ahorro no es más que estancar el dinero por algún tiempo, ya que en algún momento éste se convertirá en otro gasto. Pero quien comprende el verdadero significado del ahorro sabe que los frutos de éste son mejores a que si no existiera. Incluso se puede utilizar como una herramienta de trabajo, para que se multiplique y valga más que lo que vale en su momento. En pocas palabras, el ahorro puede convertirse en una inversión. La inversión es c

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