Batman- con Nicolás maduro

Batman- con Nicolás maduro

El ambiente en la mansión Wayne estaba igual: Callado, frío y solitario. Bruce, el multimillonario que se escondía tras una máscara para acabar con el crimen de su ciudad, estaba sentado en la sala que contenía la televisión más grande de toda la mansión.  En todo el mes, no había recibido una sola llamada. Al principio le agrado tener tiempo para ocuparse de otros asuntos, pero cuando los días empezaron a sumarse y volverse incontables, el justiciero se preocupó y salió a la ciudad para averiguar cuál era la causa de tanta tranquilidad.

Después de días vestido como Bruce Wayne y de noches pasando de edificio en edificio como Batman. Se dio cuenta de que la ciudad estaba vacía, de delincuentes. No había psicópatas vestidos de payasos queriendo matar gente, ni lagartos mutantes intentando comérselas. Los ciudadanos paseaban tranquilamente por las calles día y noche; ya no necesitaban un justiciero.

Esta falta de trabajo, de adrenalina, de todo le había golpeado fuerte al héroe que nadie necesitaba. Pasaba las 24 horas del día botado en esa sala, viendo las noticias de Gotham, que no decían nada, pues no había muertes, robos, ni accidentes... después de un tiempo se aburrió de ese canal y empezó a buscar noticiero de otros lugares. Países que necesitaran ayuda.

Ese día, mientras estaba en el sillón, cambiando los canales repetidamente de la televisión, se encontró con una noticia lo suficientemente válida para hacerlo prestar atención: En un país, llamado Venezuela, la gente no tenía comida, medicina, casi no había electricidad y todos los días las personas salían a las calles para luchar contra los uniformados, que seguían las ordenes de un tal “Nicolás Maduro”. Ese momento lo supo: él era el enemigo de tanta gente, él era quien los mataba de hambre, era él a quien tenía que encarcelar.

Salió de la sala seguro de lo que tenía que hacer. Ya lo había decidió hace tiempo, sabía que en su ciudad ya no lo necesitaban y por eso ahora él necesitaba un lugar para salvar. Llamo a su mayordomo, cómplice de todo, y le ordeno alistar todo para el viaje que iba a tomar.

Una vez en su avión, ubicó a Venezuela en el GPS y se puso en marcha. El viaje, duro más de lo que Bruce pensaba, pero eso no lo desalentó, tenía un objetivo que cumplir y nada se iba a interponer.  El avión cruzó mares, islas, continentes antes de aterrizar sobre piso venezolano.

Batman bajo del avión, miró a su alrededor y se encontró con un paisaje totalmente desolado: Las casas estaban abandonadas, las calles de la ciudad tenían manchas de guerra en ellas, había sangre y restos de bombas acumuladas en las esquinas. No haba un alma, todo estaba vacío.  Sin demostrar una pizca de asombro empezó a movilizarse, sabía que había un pare en la guerra constante que existía. Los ciudadanos probablemente estaban resguardados recuperando energías y buscando nuevas tácticas para salir al siguiente día.  

Batman hizo lo mismo, regreso a su avión, busco un edificio vacío y se asentó ahí. Vigilo toda la noche, estudió las calles, hizo mapas, se preparó para lo que le esperaba el siguiente día.

En la madrugada un golpe muy fuerte lo despertó, con un solo movimiento se paró y se puso su traje sin desperdiciar ni un solo segundo. Por la ventana pudo ver bombas siendo lanzadas sin control, sus oídos podían escuchar claramente el grito de la gente que corría desesperada en todas direcciones tratando de escapar de la amenaza. Las calles sin luz se iluminabas con cada explosión y el cielo despejado se nublaba con todo el humo que salía de la rebelión.

Se puso en marcha, se lanzó por la ventana y salto de un edificio a otro hasta llegar a la línea de fuego. Los uniformados, que se protegían en sus tanques de guerra se quedaron paralizados cuando lo vieron. Pero no duró mucho, el miedo que invadía a cada uno de ellos hizo que reaccionen contra el murciélago. Las balas y las bombas tenían un nuevo objetivo: eliminar al desconocido. Batman corrió de un lado a otro, esquivando piedras y balas, pero al mismo tiempo lanzando todo tipo de gadgets que almacenaba en su cinturón, entre ellos, un rastreador.

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