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CAPITULO 10.- ENCONTRAR EL ESPIRITU FEMENINO.


Enviado por   •  15 de Marzo de 2016  •  Apuntes  •  671 Palabras (3 Páginas)  •  301 Visitas

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CAPITULO 10.- ENCONTRAR EL ESPIRITU FEMENINO

La autora menciona.

Cuando empecé a escribir este libro pensé que la redacción del capítulo sobre la redención del padre sanaría la profunda herida que venía soportando desde hacía tantos años, pero no fue así, me volví más vulnerable y expuesta a mis sentimientos de tristeza y rabia. Mientras me encontraba en medio de esta conmoción tuve dos sueños.

El primero ocurrió un día o dos antes de iniciar ese capítulo.  Mi primera analista, había muerto. Había enviado tres regalos, el primer regalo era una enorme y dorada taza de inodoro, tallada a mano, que en realidad tenía aspecto de cáliz. El segundo regalo eran varias fotografías. El tercero consistía en unos recortes de periódico. Me puse a llorar y repetí una y otra vez que no era posible.

Tras la conmoción, me percaté de su significado simbólico interior. La muerte de ésta analista que había sido una madre para mí y me dejaba sola con mis propios recursos, pero tenía sus regalos.

 Las fotografías me recordaban el aspecto que tenía cuando inicie el análisis, los recortes de periódico eran los informes de lo que había pasado, y la hermosa taza de inodoro dorada, tallada a mano y parecida a un cáliz, era el mayor regalo que ella podía darme, ya que simbolizaba la unión de lo más alto y lo más bajo.

Mi analista, gracias a su aceptación y su ejemplo me había dado la posibilidad de sacar a la luz, valorar y contener las partes de mi misma que antes había rechazado, mi rabia y mis lágrimas, así como mi anhelo reprimido por el lado espiritual positivo de mi padre.

El segundo sueño ocurrió el día de mi cumpleaños, en ese sueño yo le pedía a mi otra analista, que me recortara el cabello y le diera un nuevo aire y que me hiciera un permanente para que no tuviera más volumen, para mí esto simbolizaba dar forma a mi identidad femenina y darle más permanencia y sustancia.

La redención del padre no fue el último paso en mi proceso de intentar sanar mi herida, mis sueños me decían que el secreto final no estaba en lo masculino, si no en lo femenino. La paradoja de redimir al padre era que por fin tenía que renunciar a proyectar el espíritu en el padre y encontrarlo en el interior de lo femenino. Redimir a los padres significaba encontrar el espíritu en mi misma.

La imagen de la tercera tarea de psique, la de sacar agua del arroyo que discurría entre la cima más alta y las profundidades del submundo, era ahora una imagen viviente para mí.

El tiempo es como una espiral que siempre está en movimiento, siguiere Heidegger. Esta imagen de que el proceso de sanación ocurre en un tiempo cíclico me libero de mis expectativas egoicas de que si seguía los pasos a,b,c terminaría para siempre con mis problemas.

Me permitió tener una visión menos rígida y más ajustada de mi misma y de mi paso por la vida.

Muchas mujeres malgastan años de su vida recreándose en la depresión y en la desesperación, sin aceptar jamás sus posibilidades; negándose a entrar en el mundo, rechazando la primavera. Primavera significa cuidar de las nuevas posibilidades mientras van creciendo, regarlas y alimentarlas. Por ultimo llega el verano: la maduración de todas esas posibilidades, materializarlas, respaldarlas y disfrutar de ellas.

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