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CUENTO DEL VIEJO Y EL MAR (TALLER DE LECTURA)


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2015  •  Documentos de Investigación  •  4.399 Palabras (18 Páginas)  •  473 Visitas

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[pic 3]Esta es la historia de un triste viejo que pescaba solo en su bote en el lago de Chapala el viejo tenía casi dos años que no pescaba ningún pes en el lago de Chapala. Después de los primeros cuarenta días el viejo se consiguió a un joven llamado Carlos. En ese momento el joven Carlos después de esos cuarentas días que no pudo pescar nada con el viejo en su bote le hablaron sus padres del joven diciéndole que el viejo estaba infinitivamente con mala suerte, lo cual que era la peor forma de demostrar en que el viejo tenia mala suerte, los padres del joven le prohibieron que volviera con el viejo. Por la orden de los padres el joven había salido, en otro bote y escogió tres peces buenos la primera semana. Con una grande tristezas el joven al ver que el viejo regresaba todos los días al lago con su bote y siempre salía del lago vacío sin ningún pes se ha cerco y le ayudo a bajar los rollos de sedal y la cubeta de los bicheros y arrollar la vela del bote al mástil. Al ver que el joven vio que la vela estaba en redada con varios sacos de harina y de papas y la vela se veía como una bandera que estaba bien maltratada como si estuviera en una guerra.

El joven hablaba de cómo era el viejo ya que las personas hablaba mal del viejo;  el Sr. Eduardo es una persona muy buena persona él es flaco y desgarbado, con arrugas profundas en las partes superior del cuello. En las pardas manchas en donde sea del bendigo cáncer de piel que le dio por estar todo el día en el sol en las parte de sus reflejos del mar estaban sus mejillas. Sus pecas por todo su cuerpo y en sus manos tenían grandes cicatrices causado por las cuerdas que sujetaba esos grandes peces. Pero de todas sus cicatrices ninguna era reciente. Son tan viejas como las erupciones de un ardido volcán.

Todo sobre el son tan viejas pero tan viejas, que lo que más me gustan son sus ojos el mismo color azul del mar y son tan alegres.

-Eduardo – le dijo al joven que estaba en la orilla del mar desde donde quedaba parado su bote-.  Me gustaría volver con usted. Hemos hecho un buen equipo los dos. Y hemos hecho algún dinero.

Como el viejo le había enseñado muchas cosas a Carlos respectivamente con la pescar y con el tiempo él le había agarrado mucho cariño al joven.

-No – dijo el viejo-. Tú puedes salir en un bote en donde te sientas cómodo ya que tú tienes buena suerte. Sigue así.

-Pero recuerde Sr. Eduardo que una vez usted llevaba dos años sin pescar ningún pez pero luego cuando llegue cogimos los primero grandes peces todos estos días durante 4 semanas.

-Si lo recuerdo muy bien –dijo el viejo-. Y lo se Carlos que tú no me dejaste porque hubieses perdido esa esperanza de regresar conmigo para seguir pescando.

-Fue mi papa que me obligo que no regresara con usted. Después de todo soy un muchacho joven y tengo que obedecer a mis padres.

-Lo sé –dijo el viejo-. Es normalmente que hay que obedecer a nuestros padres más si son jovencitos como tú.

-Mi papa no me tiene mucha confianza.

-No. Pero yo, si ¿verdad?

[pic 4]-Si Sr. Eduardo –dijo el joven-. ¿Me daría el honor de dar le un convivio en su casa? Más al rato llegare todas las cosas del bote a la casa.

-¿Bueno porque no? – Dijo el viejo-. En familia.

-Bueno iré a mi casa a buscar las cosas necesarias para el convivio les avisare a mis padres –dijo el joven-.

-ok – dijo el viejo-.

-Después de 2horas-.

-Sr. Eduardo –dijo el joven-.

-¿Que paso? –dijo el viejo-.con una botella en sus manos que tenía guardada durante varias años.

-Bueno Don Eduardo vamos a celebrar este día tan especial porque hoy pescamos en estas 4 semanas los mejores peces del lago Chapala.

-Si estoy muy contento por tener a un jovencito de buen corazón por ayudar a un triste viejo de su gran mala suerte, hay Don Eduardo no diga eso usted sabe que para mí es un placer estar con usted y más que lo quiero como parte de mi familia ya usted es como mi abuelito.

-Muchas gracias Carlos –dijo el viejo-. -Don Eduardo le pedimos una disculpa por prohibirle a nuestro hijo Carlos de no cercarse con usted porque nosotros pensamos que era una persona diferente que los demás una persona amargada le pedimos una disculpa yo y mi esposo.

-No se preocupen Sra. Celestina y Sr. Juan puedo aparentar otra persona pero por dentro soy una persona con buenos sentimientos después de que mi esposa falleciera.

-Bueno Don Eduardo dejemos lo triste en lo pasado y disfrutemos este maravilloso día no cree?

-Si tiene toda la razón –dijo el viejo-. Sra. Celestina bueno salud por este día tan hermoso por estar con una familia que me quiera y gracias Carlos por estar conmigo en estos días.

-De nada –dijo el joven-.

-pasaron las horas y llega la noche-.

-Bueno Don Eduardo gracias por recibirnos en su casa –dijo la mama de Carlos-.

-No. Gracias a ustedes por estar conmigo –dijo el viejo-.

-Buenas noches y que descanse.

-Muchas gracias –dijo el viejo con una sonrisa-.

-Bye.

-Don Eduardo –dijo el joven-.

-Si dime Carlos –dijo el viejo-.        

-¿Sera que el sábado pueda ir con ustedes a pescar sardinas? –Dijo el joven-.

-No –dijo el viejo –mejor ve a jugar futbol el sábado. Todavía puedo remar y tu papa tirara de la cuerda.

-De todas maneras me gustaría estar con usted el sábado. Si no puedo ir a pescar con usted me gustaría hacerle un favor como alguna urgencia que tenga.

-Ya me pagaste con una gran fiesta hoy Carlos –dijo el viejo-. Ya eres todo un hombrecito.

-Usted se acuerda que edad tenía yo ¿cuando comencé a trabajar con usted por primera vez en un bote?

-JAJAJA –se rio el viejo-. Claro que me acuerdo tu tenías solo 6 años. Y por poco pierdes la vida hijo cuando subí aquel pez grande que estaba casi vivo y por poco se devora el bote. ¿Te acuerdas?

-Claro que me acuerdo –dijo el joven-. Ese pes como brincaba y por poco me pega un coletazo y re cuerdo que usted me arrojo por la poa donde estaba las sogas mojadas y veía como se movía el bote cuando le quería pegar al pez con un palo.

-JAJAJAJAJAJAJA –se ríe el viejo-.

-JAJAJAJAJAJAJA –se ríe el joven-.

-Lo ¿recuerda muy bien o te lo dije? –Dijo el viejo-.

-Claro que lo recuerdo, desde el primer día que inicie a salir con usted –dijo el joven-.

El viejo se quero mirando al joven con sus hermosos ojos del color del mar azul y muy confiados ojos quemados por el sol.

-Si tú fueras mi hijo que nunca tuve me arriesgaría por todo para llevarte por todos los lagos del mundo, dijo. Pero sabiendo que tú eres de tu madre y de tu padre y tiene un gran bote maravilloso que te da mucha suerte.

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