Cambio Climatico

Sebastian Buitrago

ADAPTACION Y SUBSISTENCIA PARA UNA REALIDAD INMINENTE

El cambio climático es un evento que ha llamado la atención en las últimas décadas, debido a que en este final de siglo pasado se documentó datos importantes que relacionan la emisión de gases invernadero con el directamente relacionado efecto invernadero, este efecto ha permitido que el planeta haya evolucionado al punto de permitir el surgimiento y estabilidad de la vida como la conocemos. Para relacionarnos más con esto resaltaremos que la atmosfera de nuestro planeta está constituida por gases como nitrógeno 78%, oxigeno 21%, y un 1% de los llamados gases de efecto invernadero. Este cambio abrupto en la temperatura del planeta, y en general todos los temas medioambientales, no se les había prestado la debida atención, podría ser porque los intereses de los seres humanos se encontraban enfocados en intereses más económicos y políticos que en la preservación de nuestros ecosistemas, pero a partir del siglo XXI ya se empiezan a sentir las consecuencias de este cambio tan drásticamente acelerado, como se vio el verano del año pasado, en donde Rusia sufrió una pérdida de cerca del 7.3% del área total cultivada, lo cual equivale a cerca de unas 5.5 millones de hectáreas lo cual aseguro el ministro de agricultura Nikolái Fiódorov, este hecho compromete ampliamente la seguridad alimentaria de aquella región. Por otra parte en Centroamérica, La Tribuna uno de los periódicos más importantes de Honduras, publico el pasado 8 de Agosto la crisis que enfrenta la región de Olancho (una de las zonas más solventes de Honduras), en donde cerca de unos 4.500 pequeños agricultores están enfrentando unas las mayores pérdidas reportadas en aquel país, provocado por la sequía que se prolongó desde el 15 de Julio al 15 de Agosto, y en las islas canarias (España), también se reportaron pérdidas de cerca del 90% de cultivos de papa del archipiélago, y la pobre producción que se salve será de mala calidad, lo cual pone en riesgo la alimentación y económica de toda la isla.

La agricultura es un sector de primordial importancia en la vida humana, ya que en este época moderna representa el sustento diario para las familias, y teniendo en cuenta que en esta era moderna se ha dado un proceso de movilización en grandes masas de seres humanos de la zona rural a la urbana, en donde sabemos que toda la producción de alimentos no es producida, pero si consumida por estas concentraciones de seres, lo cual hace evidente la necesidad de una estabilidad en el sector para poder satisfacer las necesidades de millones de personas que son totalmente dependientes de lo que en las regiones de producción se produce.

Actualmente la agricultura se enfrenta al cambio climático con una gran desventaja de saberes, ya que es muy poca la información que se tiene acerca de cómo los cultivos pueden enfrentar sequias o heladas extremas, de manera imprevista, lo cual dificulta bastante el trabajo. De acuerdo con Watson 1997, algunos efectos de derivados de las variaciones de la temperatura para la agricultura serian cambios en la duración de ciclos de cultivos, alteraciones fisiológicas por exposición a temperatura fuera del umbral permitido, deficiencias hídricas y respuesta a nuevas concentraciones de CO2 atmosférico, paralelamente también se puede esperar cambios en las poblaciones de plagas, parásitos y enfermedades, y los desórdenes en las precipitaciones generaran un impacto en el suelo, variando su disponibilidad de nutrientes, y los ciclos biogeoquímicos de los mismos (Porter 1991).

Para el caso de Colombia, sabemos que la actividad agrícola se encuentra en riesgo por falta de una política agraria que responda a las necesidades las comunidades agricultoras, que les brinde garantías, seguros y sustentos de manera estable y satisfactoria. De acuerdo con el documento El Cambio Climático en Colombia, nuestro países vulnerable al cambio climático, no solo por el riesgo a inundaciones por ambas costas sino también por los suelos inestables en la zonas altas de las cordilleras, existen grandes poblaciones acentuadas en las zonas costeras que sobreviven principalmente del sector primario, y se muestra una notable recurrencia a los eventos extremos. Colombia es una país que vive principalmente de las actividades del sector primario, a pesar de que el aporte al PIB por parte del sector agrícola a disminuido a tan solo el 6% reportado por el DANE, 2013, sigue siendo un sector importante para la economía del país, generador de empleos y alimentos para las ciudades. Esto nos hace volcar las miradas acerca de las medidas políticas que se deben tomar para enfrentar con seriedad este problema y sumarnos a la lucha junto con todos los países del mundo para enfrentar este proceso de cambio del planeta, para asegurar la preservación de nuestra especie. El cambio climático además de las repercusiones ya mencionadas también podría entorpecer el desarrollo de la población colombiana y generar un retroceso en el progreso de todas las comunidades.

A pesar de desconocer bastante acerca de cómo los cultivos podrían enfrentar los cambio climáticos bruscos para sus subsistencia, lo que si tenemos claro es que tenemos que encontrar soluciones que brinden una rápida adaptación de los cultivos, que les permita soportar sequias o inundaciones más eficazmente, sin comprometer a toda la producción y la economía sensible de los productores.

Hablar de adaptación con respecto a este tema, es un poco complicado, ya que la adaptación de cultivos parece una tema complejo y ambiguo, pero en concordancia con la FAO, este término se ve más enfocado a la prevención, la preservación y la recuperación. Sabemos que parte de los desórdenes de inundaciones se debe a la destrucción de los ecosistemas nativos en lugares estratégicos encargados de la amortiguación en caso de desórdenes en la precipitación de agua, por lo cual si sabemos que estos hechos comprometen la integridad y agudizan el problema, entonces encontramos que debemos mantener los pocos ecosistemas actuales que aun poseemos, lo cual describió Noss, 2001, estudio que demostró que los ecosistemas grandes, saludables y sobretodo intactos son más capaces de soportar el cambio climático, y los ecosistemas altamente diversos (Thompson et al, 2000). En Colombia debemos aprovechar que aun existen áreas altamente preservadas, y en lugar de preocuparnos por la expansión agrícola y el uso extensivo de agroquímicos a la “vieja escuela”, como lo plantea el modelo de desarrollo agrícola

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