Caminaba por los pasillos oscuros de algún lado del castillo, ya no tenía idea de donde se encontraba. Uno de sus brazos sangraba desde hacía un rato. El veneno no permitía a la sangre coagular.

~Tu mundo mágico~

DongHae

Caminaba por los pasillos oscuros de algún lado del castillo, ya no tenía idea de donde se encontraba. Uno de sus brazos sangraba desde hacía un rato. El veneno no permitía a la sangre coagular. Se apoyó en una de las paredes sin importarle el mancharla y se deslizo por ella hasta el piso. Su vista era borrosa y apenas podía ver el suelo, ya no sabía si era de día o de noche.

Busco su varita en la manga del brazo lastimado y al sacarla cerro los ojos recitando las palabras para curar la herida, suspiro al haberla curado y espero un poco mirando fijamente el techo esperando que su vista se aclarara.

Pero no paso mucho hasta que volvió a escuchar esa molesta voz en su cabeza. Llevo las manos a sus oídos en un intento inútil por callarla. Esa maldita voz de alguna criatura de la cual aun desconocía, robaba poco a poco su energía vital, su magia, y su sangre curativa. Dejándolo cada vez más débil, y no conforme a eso apoderándose de su cuerpo causando estragos en el bosque y poniendo maldiciones a varios alumnos.

Pero no podía hacer nada, incluso ir a la biblioteca era algo perturbador pues aquel ser lo torturaba hasta poder hacer su voluntad. Y justo el día que logro librarse de ese molesto ser su prima fue atacada. “Si osas desobedecerme la pagare con lo que más quieres” no pensó que aquellas palabras fuesen verdaderas. Así que apenas dejo su prima en el hospital volvió con aquella criatura con forma de sombra, la cual de nuevo volvió a entrar a su débil cuerpo.

Se levantó de aquel lugar y se alejó, dejando detrás de él un pequeño charco de sangre. Pero ya no se movía por su propia voluntad, era aquella cosa con su plan, buscando robar toda la magia de los hechiceros aprendices de la academia, matando a muchos en su camino. Salió del castillo con aparente tranquilidad con rumbo al lago, donde ahora que tenía la sangre de unicornio, iría por sangre de sirena.

La sangre de sirena, hecha en una poción y vertida sobre una piedra roja que no fuera cristal y extraída de un volcán podría conceder cualquier deseo, incluso el de cambiar la realidad. Al llegar al puerto en el lago saco de un pequeño frasco un par de Branquialgas, y justo después se lanzó dentro del lago, donde no tardo mucho nadando, pues las sirenas aparecieron rodeándolo.

Su magia, unida a la magia de aquel ser era imparable, pues no tardo más que unos minutos para ver hundirse el cuerpo de una sirena. Mientras todas se alejaban asustadas nado hasta ella, y con una gran jeringa con acero dorado extrajo su sangre. Al tenerla volvió a la superficie, guardando lo usado en una pequeña bolsa encantada.

Su cuerpo mojado cayo exhausto en el césped a unos metros del castillo. Estaba cansado y nuevamente herido, pero no por las sirenas, sino por su querido amigo que a cada minuto

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