Capitalismo depredador.

DEL INDIVIDUALISMO AL CAPITALISMO DEPREDADOR

LEIDY DALLANA MARTÍNEZ

TRABAJO PRESENTADO A DANIEL ORLANDO VELAZQUEZ

FUNDACION UNIVERSITARIA CLARETIANA

FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS RELIGIOSAS

PROGRAMA DE TRABAJO SOCIAL

BOGOTA 2016

DEL INDIVIDUALISMO AL CAPITALISMO DEPREDADOR

"Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit. Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro" (Plauto)

Desde el comienzo de la vida los seres humanos han sobrevivido y se han impuesto sobre los demás seres vivos gracias al manejo de dos tendencias, el individualismo y el colectivismo. El individualismo nos habla sobre la manera en la cual cada ser humano satisface sus necesidades de todo tipo, biológicas o existenciales, dándole mayor importancia a su beneficio propio. El colectivismo es interpretado en cómo es necesario el otro semejante para perpetuar la especie y su gobernanza sobre la naturaleza. Las maneras en que nos hemos colectivizado y edificado todo un andamiaje social que ha persistido por cientos de años, teniendo una transición que va desde organizaciones básicas como las comunidades primitivas organizadas por tribus y clanes, hasta llegar a las sociedades más elaboradas como los Estados.

Este éxito poblacional es dado por la evolución humana, teniendo en cuenta hitos importantes como la bipedestación (capacidad de andar sobre dos extremidades inferiores o traseras), el lenguaje, la autoperfección, entre otros; esto  ha creado una supremacía sobre las demás especies teniendo en cuenta que toda esta supervivencia es conseguida acaparando recursos naturales y extinguiendo otros seres vivos, adaptándose a cualquier tipo de situación  tal como lo afirma el antropólogo Marvin Harris:

La especie humana es única en el reino animal, ya que no hay correspondencia entre su dotación anatómica hereditaria y sus medios de subsistencia y defensa. Somos la especie más peligrosa del mundo no porque tengamos los dientes más grandes, las garras más afiladas, los aguijones más venenosos o la piel más gruesa, sino porque sabemos cómo proveernos de instrumentos y armas mortíferas que cumplen la función de dientes, garras, aguijones y piel con más eficacia que cualquier simple mecanismo anatómico. Nuestra forma principal de adaptación biológica es la cultura, no la anatomía. (Harris, 1992, p. 89)

La cultura a la cual hace referencia Harris, ha ido sofisticando los métodos y medios de explotación de recursos adaptándose a formaciones económico-sociales en donde “la humanidad ha conocido cuatro formaciones: comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo y capitalismo” (Berceo, 2007, prr. 4). Cada uno de estos modos de producción ha cumplido con su labor histórica en la manera en que el ser humano explota los recursos naturales y también ha ido creando una desigualdad social entre seres humanos, dándole un papel relevante a la relación de dominación de una parte de la sociedad sobre la otra.

En la actualidad nos encontramos en la época en que el capitalismo se ha impuesto como modo de producción social y económica, como lo define el padre Gonzalo de la Torre:

El capitalismo se define por un tipo de relaciones sociales de producción, en las cuales una clase (los capitalistas) es la dueña o propietaria de los medios de producción, o sea, de todo aquello necesario para realizar el trabajo. Mientras que otra clase (los trabajadores) sólo cuenta con su fuerza de trabajo, la cual vende al capitalista y con la cual produce para el beneficio de éste, recibiendo a cambio sólo su salario. (Torre, 2016, p. 14)

Con el inicio de la revolución industrial, a mediados del siglo XVIII, y las revoluciones burguesas, crean el escenario propicio para el florecimiento del capitalismo como sistema de producción económico y social, cimentando las bases de lo que es hoy en la actualidad y su mutación hacia el neoliberalismo. Las contradicciones sociales que genera este sistema acentúan las desigualdades a tal punto de concentrar la riqueza en unas pocas manos y creando pobreza en un gran escala, como lo demuestra el informe de Oxfam:

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