Carlos Augusto Salaverry
Enviado por dieg028 • 14 de Agosto de 2012 • 877 Palabras (4 Páginas) • 647 Visitas
Biografía
Carlos Augusto Salaverry nació en la hacienda “La Solana” jurisdicción del hoy distrito de Lancones en la provincia de Sullana. Fue hijo espurio del entonces coronel Felipe Santiago Salaverry del Solar, quien luego fue presidente del Perú entre 1835 y 1836; y de la dama de La Solana, Vicenta Ramírez Duarte -Hija de Francisco Ramírez De Gastón y Juana Duarte-.
Su padre quiso que se educase en Lima y no en la ardiente provincia piurana, ni tampoco al lado de su madre. Traído pues a Lima, creció y se educó bajo los cuidados de Juana Pérez de Infantas, la esposa legítima de su padre, y al lado de su hermanastro, llamado también Felipe Santiago.
Su vida en una casa absolutamente extraña fue triste. Tenía solo 6 años cuando su padre fue derrotado y fusilado por Andrés de Santa Cruz, quien usurpó el poder en el Perú (1836). Hubo de seguir entonces a sus familiares en el destierro a Chile. Fue así como su personalidad empezó a formarse en la soledad, la tristeza y las penurias económicas. Apenas pudo cursar estudios elementales.
Tras la caída de Santa Cruz, pudo retornar al Perú (1839). A la edad de 15 años ingresó al ejército en calidad de cadete, en el batallón Yungay (1845). Trasladado de guarnición en guarnición, acaso por temor de que acariciara excesivos sueños de gloria como su célebre padre, vio así pasar los años de su mocedad, entre las alternativas del servicio y los pronunciamientos militares.
Pero la rígida disciplina del cuartel no ligaba con su temperamento liberal. Se caracterizó por su propensión a la soledad y al estudio. Parece que en aquella etapa, merced a los ratos hurtados para entregarse a la lectura de Víctor Hugo y Heinrich Heine, nació su decidida vocación por las letras.
Luego, precoces amoríos con Mercedes Felices lo llevaron al matrimonio, unión que resultó fugaz y desdichada. Tenía entonces 20 años. Después se dejó arrastrar por otra pasión amorosa, esta vez por Ismena Torres, cuya familia se trasladó a Europa, para alejarla de él, y donde aquella se casó con el hombre que le impusieron. El diario en prosa escrito por Salaverry para registrar las incidencias de su idilio con Ismena se convirtió después, transpuesto al verso, en su mejor obra: Cartas a un ángel.
Ascendió a Teniente en 1853 y a Capitán en 1855. Su vocación poética se hizo pública de casualidad. Sus primeros versos aparecieron publicados en El Heraldo de Lima, en 1855, gracias a la intercesión de su amigo Trinidad Fernández, poeta y militar como él. Salaverry las firmó con sólo sus iniciales. Tenía entonces veinticinco de edad. Por esos años estrenó también sus primeros dramas que obtuvieron resonantes éxitos: Arturo (su primer estreno), Atahualpa o la conquista del Perú (1854), Abel o el pescador americano (1857) y El bello ideal (1857), cada uno de ellos
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