Carta A Un Amigo
Enviado por Jonathan110587 • 17 de Noviembre de 2012 • 398 Palabras (2 Páginas) • 805 Visitas
CARTA A UN GRAN AMIGO:
Los amigos son como las estrellas… no siempre los puedes ver, pero sabes que están ahí…
No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida, ni tengo respuestas para todas tus dudas o temores, pero puedo escucharte y buscarlas junto contigo.
No puedo cambiar tu pasado ni tu decidir tu futuro. Pero cuando me necesites estaré junto a ti.
No puedo evitar que tropieces. Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas y si caes, ayudarte a levantar.
Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos. Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz. No juzgo las decisiones que tomas en la vida. Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.
No puedo trazarte límites dentro de los cuales debes actuar, pero si te ofrezco el espacio necesario para crecer.
No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parta el corazón, pero puedo estar o llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quién eres ni quién deberías ser. Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo. En estos días oré por ti...
Hoy me puse a recordar a mis amistades más preciadas. Soy una persona feliz: tengo más amigos de lo que imaginaba.
Eso es lo que ellos me dicen, me lo demuestran. Es lo que siento por todos ellos. Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea y la alegría que sienten al verme.
Y yo también siento paz y emoción cuando los veo y cuando hablamos, sea en la alegría o sea en la serenidad, en estos días pensé en mis amigos y amigas y, entre ellos, indudablemente apareciste tú.
No estabas arriba, ni abajo ni en medio. No encabezabas ni concluías la lista. No eras el número uno ni el número final.
Lo que sé es que te destacas por muchas cualidades que transmites y con las cuales desde hace tiempo se ennoblece mi vida.
Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero, el segundo o el tercero de tu lista.
Basta que me quieras como amigo.
Entonces entendí que realmente somos amigos, puesto que hice lo que todo amigo debería: Oré y le agradecí a Dios por tenerte como amigo y sobre todo por las cosas que hemos compartido y lo mucho que he aprendido de ti. Era una oración de gratitud, porque tú le has dado más valor a mi vida...
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