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Caso Ceramico


Enviado por   •  20 de Agosto de 2013  •  744 Palabras (3 Páginas)  •  1.070 Visitas

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Caso “Cerámico”

«La Sra. Raku se dedicaba a la cerámica en el sótano de su casa, lo que requería realizar una serie de tareas distintas, tales como hacer porciones de barro, dar forma a las piezas, pulirlas cuando estuvieran medio secas, preparar y aplicar a continuación los esmaltes y, finalmente, hornearlas. La coordinación de todas estas actividades no le suponía problema alguno: lo hacía todo ella misma.

El problema surgió cuando la gran aceptación de sus piezas despertó la inevitable ambición. Los encargos recibidos excedían su capacidad de producción, así que contrató a la Srta. Bisque, que tenía unas ganas enormes de aprender el ofi- cio de ceramista. La Sra. Raku se vio entonces obligada a dividir el trabajo; dado que las tiendas de artesanía preferían que las piezas fueran realizadas por ella misma, se decidió que la Srta. Bisque hiciera las porciones de barro y preparara los esmaltes, quedando todo lo demás en sus manos. Para que todo funcionara correctamente había que coordinar el trabajo, lo que representaba un mínimo problema ya que dos personas en un pequeño taller de cerámica pueden comunicarse informalmente sin demasiada dificultad.

La solución puesta en marcha funcionó estupendamente, hasta tal punto que, al poco tiempo, la Sra. Raku se encontró nuevamente frente a un exceso de pedidos. Definitivamente necesitaba más ayudantes. Pero esta vez, anticipándose inteligentemente al día en que surgiera la necesidad de que los ayudantes mismos tuvieran que dar forma a las piezas, la Sra. Raku se decidió por contratarlos directamente a través de la escuela de cerámica de la localidad. Así, a diferencia del aprendizaje de la Srta. Bisque, que le había llevado algún tiempo, los tres nuevos ayudantes sabrían exactamente, y desde el principio, lo que tenían que hacer, adaptándose de inmediato. Incluso siendo ya cinco personas, la coordinación tampoco presentaba problema alguno.

No obstante, y tras contratar dos ayudantes más, empezaron a surgir problemas de coordinación. Un día, la Srta. Bisque tropezó con un cubo de esmalte y rompió cinco piezas. En otra ocasión, la Sra. Raku abrió el horno y se encontró con que todas las macetas habían sido erróneamente esmaltadas en color fucsia. Entonces cayó en la cuenta de que siete personas, en un pequeño taller de cerámica, no podían coordinar todo el trabajo mediante el simple mecanismo de la comunicación informal; había veintiún posibles canales de comunicación entre dos personas del equipo. Para colmo, la Sra. Raku, que ya se daba a conocer como director general de Cerámicas Limitadas, se veía obligada a prestar más y más atención al trato con los clientes, siendo más probable en esos días encontrarla vestida con un conjunto de Marimekko que con los viejos tejanos que llevaba tiempo atrás. Así que a la Srta. Bisque le dio el cargo de directora de estudio, pasando a ocuparse exclusivamente

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