Caso practico 6_Claudia Elisa Saldivar Mujica.
Enviado por claudiasaldivar • 26 de Mayo de 2017 • Trabajo • 1.096 Palabras (5 Páginas) • 1.359 Visitas
Administración General - Caso de Estudio Clase 6
PLANIFICACIÓN TRAS BAMBALINAS PARA EL PRIMER ALUNIZAJE “
Houston, esta es la Base de la Tranquilidad. El Eagle ha alunizado.” Estas palabras quedaron grabadas para siempre en todos aquellos que en el mundo observaron el primer alunizaje el 20 de julio de 1969. No obstante, lo que ocurría tras bambalinas de esa hazaña hace que su extraordinario logro parezca todavía más increíble. Eso se debe a que lo que pareció una operación sin problemas que funcionó a la perfección y de acuerdo al plan, estuvo a punto de sufrir un desastre.
Poner a tres astronautas en las profundidades del espacio exterior y luego hacer que dos de ellos utilizaran una nave espacial y aterrizarla en la luna implicó una increíble cantidad de planificación detallada. Desde el conteo regresivo hasta el despegue del poderoso cohete Saturno V, hasta las delicadas maniobras de la nave lunar, todas y cada uno de los fue planificado meticulosamente. ¡O eso era lo que los técnicos y controladores creían!
La primera señal de que algo estaba mal ocurrió cuando Neil Armstrong y Buzz Aldrin iniciaron el descenso a la superficie lunar en la diminuta y frágil nave espacial Eagle. Se disparo una alarma (algo llamado la 1202). La persona que vigilaba el descenso del Eagle desde la Tierra en el control de la misión recuerda “no tengo ni la menor idea de que era ese ‘1202’”. A menos de ocho minutos para el aterrizaje en la superficie de la luna, nadie en el control de la misión parecía saber qué significaba la alarma 1202, excepto Steve Bales, un técnico de 26 años. Durante lo que pareció una eternidad, el programa espacial en su totalidad esperó para ver si Steve cancelaba el aterrizaje en la luna. Bales finalmente decidió que tal vez el problema sólo era que la computadora a bordo tenía demasiada información para procesar, pero siempre u cuando no detuviera su funcionamiento total, todavía podían lograr un aterrizaje seguro en la luna. El Eagle recibió instrucciones de aterrizar a pesar de la alarma.
El siguiente problema surgió cuando el Eagle estaba a 5000 pies de la superficie de la luna y avanzaba a una velocidad de 100 pies por segundo. La computadora colocó a la nave en posición para descender, pero cuando Neil Armstrong examinó la superficie lunar por la ventana del Eagle no vio nada que le recordara sus estudios anteriores sobre la superficie lunar. El sistema guía de la computadora los llevaba directo a un terreno lleno de rocas: nada parecido a lo que había sido planificado. La delicada nave espacial no podría aterrizar en un terreno cubierto de rocas tan grandes como un Volkswagen. A 350 pies sobre la superficie, sin decir una palabra al control de la misión en Houston, Neil Armstrong empezó a maniobrar la nave manualmente, en busca de un lugar donde aterrizar. Los ingenieros y técnicos de la misión permanecían callados incapaces de ofrecer cualquier ayuda. Conforme Armstrong se acercaba más y más a la superficie, todo lo que él podía ver eran las enormes rocas.
Mientras, en Houston, las computadoras mostraron que el tanque de aterrizaje del Eagle casi se quedaba sin combustible. Uno de los individuos en el control de la misión ese día recuerda: “a partir de ese momento nada había que pudiéramos hacer nosotros por ayudar a la tripulación. Lo único que podíamos indicarles era el combustible que les quedaba”. El control de la misión tomó la decisión que si el Eagle no aterrizaba en los siguientes sesenta segundos, la misión seria cancelada. A los veinticinco segundos, Armstrong todavía estaba 100 pies arriba de la superficie de la luna, pero encontró un sitio que le pareció seguro para aterrizar si llegaba allí a tiempo. El silencio en este punto en el control de la misión era abrumador. Luego la muy tranquila y controlada voz de Nail Armstrong llegó a través del sistema de comunicaciones. Houston, esta es la Base de la Tranquilidad. El Eagle ha alunizado.” ¡Y el resto es historia!
...