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Centauros


Enviado por   •  6 de Mayo de 2014  •  2.252 Palabras (10 Páginas)  •  324 Visitas

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ESTRUCTURA CLÁSICA LINEAL

¿QUÉ ES LA ESTRUCTURA CLÁSICA LINEAL?

La estructura lineal es la más simple de todas, la manera de recorrerla es la misma que si estuviésemos leyendo un libro, de manera que estando en una página, podemos ir a la siguiente página o a la anterior.

Esta estructura es muy útil cuando queremos que el lector siga un camino fijo y guiado, además impedimos que se distraiga con enlaces a otras páginas. Por otra parte podemos causar a lector la sensación de estar encerrado si el camino es muy largo o poco interesante.

Este tipo de estructura sería válido para tutoriales de aprendizaje o tours de visita guiada.

Una de las páginas de internet con esta estructura es: Yahoo Answers.

Según escriben Mario Sanoja e Iraida Vargas (2005), la nación más que una estructura es un proceso de integración cuyo origen y desarrollo se gesta a lo largo de la historia de los pueblos; si bien la concreción de este proceso se da bajo condiciones históricas y materiales que son contingentes y originales. En efecto, las naciones son el resultado de la conjunción de múltiples factores objetivos (económicos, sociales, étnicos, culturales, tecnológicos, institucionales) y subjetivos (identitarios, de pertenencia, etc.) cuyo grado y patrón de organización están determinados por el grado de desarrollo de la reproducción social [1]. Así, podemos observar a lo largo de la historia de la humanidad una serie de estructuras socio-políticas que van desde la organización gentilicia, pasando por reinos, imperios, ciudades estados, protectorados, hasta llegar al sistema más complejo de Estados-nación actualmente dominante (aunque parece que este viaje continúa hacia formas de organización más complejas como la unión o bloques regionales de naciones).

Siguiendo esa idea, se puede decir que la concreción del Estado-nación moderno pertenece a un período específico y relativamente reciente desde el punto de visto histórico. Esencialmente, la formación del Estado nacional moderno se fundamentó en tres elementos concretos preexistentes: a) el Mercado: como mecanismo y escenario para la realización de las actividades de intercambio comercial y financiero. b) el Estado: como la institución encargada de organizar y regular las actividades generales de un país y, c) las Naciones: constituidas por los pueblos y nacionalidades que habitan en un espacio territorial/cultural delimitado.

Sintéticamente, podemos comenzar por recordar que la producción para el mercado existía ya bajo el régimen esclavista y bajo el feudalismo. Esta producción de los pequeños artesanos y campesinos, basada en la propiedad y en el trabajo personal, y que crea productos destinados al cambio, llamada producción mercantil simple, se realizaba por medio de mercados locales y temporales. Más tarde, el incremento de la producción artesanal y agrícola, el desarrollo de la división social del trabajo entre la ciudad y el campo, así como los avances en la vialidad y el transporte vinieron a reforzar los nexos económicos entre las distintas regiones dentro de cada país, contribuyendo decisivamente a la formación del mercado nacional.

Pero el fraccionamiento político propio del feudalismo representaba un gran obstáculo para el desarrollo de la producción mercantil y el comercio. Las exigencias de éste y del progreso económico de la sociedad en general imponían la necesidad de acabar con el fraccionamiento feudal. Por eso la naciente burguesía urbana estaba interesada en la desaparición de las barreras feudales y era partidaria de la creación de un Estado centralizado. Entonces, tanto la burguesía emergente como los reyes [2] se unieron para asestar golpes decisivos a la nobleza feudal y reforzar con ello su propia dominación. Para esto se constituyeron grandes Estados bajo la forma de Estados nacionales, los cuales facilitaron el desarrollo de las relaciones capitalistas. De tal manera que la formación del mercado nacional sentó, a su vez, las premisas económicas para la centralización del Poder del Estado. La existencia de un Estado nacional centralizado tenía la doble función de asegurar la integración y el control internos y, al mismo tiempo, salir victoriosa de la competencia con la burguesía de otras nacionalidades. Así, como afirmaba Stalin: "El mercado es la primera escuela donde la burguesía aprende el nacionalismo".

En este proceso de imposición del capitalismo y la consiguiente conformación de estados burocráticos centralizados se transformaron las relaciones socioeconómicas y las estructuras de dominación. Desde luego, tanto a la imposición de este tipo de economía como a la hegemonía de la burguesía y los estados capitalistas de Europa occidental contribuyeron también en gran medida las políticas colonialistas, el comercio y, posteriormente, la formación del mercado mundial. Ahora bien, el origen de las naciones no sólo obedece a razones de índole económica, pues otro factor que contribuyó a su formación fue la existencia de nacionalidades o pueblos con características particulares pero predominantes de cultura, raza, lengua, historia y sentimientos de pertenencia e identidad comunes, que se establecieron definitivamente en un territorio determinado: lo que A. D. Smith (1997) denomina ethnie dominante [3]. Así, por ejemplo, la mayor parte de las naciones europeas se componen de algún grupo étnico dominante; otras también contienen dentro de ellas una o varias nacionalidades minoritarias.

Más tarde, en la Era de la modernidad, las nacionalidades más poderosas junto con las clases y sectores dominantes desarrollaron por medio de los Estados políticas deliberadas de construcción nacional para difundir y fortalecer un sentido de pertenencia nacional. Según reseñan Kimllicka y Strachle (1999), estas políticas de construcción nacional incluyen planes de estudio de educación nacional, apoyo a los medios de comunicación nacional, la adopción de símbolos nacionales y leyes sobre idioma oficial, sobre ciudadanía y naturalización, entre otras. A estas políticas públicas encaminadas a asegurar que los Estados sean efectivamente Estados-nación las denominan "nacionalismo de estado". Por supuesto, dicen estos autores, en algunos países esas políticas de construcción nacional han sido sorprendentemente exitosas. Sin embargo, en muchos países algunas minorías territorialmente concentradas han opuesto resistencia a estas políticas, en particular, cuando se trata de minorías que ejercieron históricamente algún grado de autogobierno que fue erradicado en el momento en que su tierra natal fue involuntariamente incorporada a un Estado mayor, como producto de la colonización, de la conquista o de la cesión de territorios de un poder imperial a otro. A estos movimientos de resistencia

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