Ciencia Y Humanismo
Enviado por veronicarreno • 19 de Junio de 2015 • 9.952 Palabras (40 Páginas) • 244 Visitas
ETICA Y SOCIEDAD
ETICA Y SOCIEDAD EN EL PENSAMIENTO DE B. F. SKINNER
Ciencia y humanismo
Consistente con esta noción de determinismo se encuentra su postura pragmática
sobre los objetivos de la ciencia que propuso. Desde el comienzo de su carrera,
permanentemente buscó las ventajas de lograr cambios provechosos para la
humanidad: aceptar el determinismo implicaba que es posible hacer algo para
cambiar las variables de las cuales es función el comportamiento humano. Por el
contrario, la concepción tradicional de hombre autónomo no deja muchas alternativas
al respecto porque impide que la conducta humana pueda ser concebida como
objeto de estudio de la ciencia por derecho propio (Skinner, 1953, 1971, 1974). En
este punto vale la pena hacer una cita textual tomada de la traducción de Science
and human behavior: “La ciencia es ante todo un conjunto de actitudes. Es una
disposición para abordar los hechos...una disposición para aceptar los hechos aun
cuando se opongan a los deseos... gracias a Sigmund Freud hoy somos más
conscientes del pensamiento del deseo. Lo opuesto es la honradez intelectual,
cualidad extremadamente importante del científico eficaz...La ciencia es desde luego
más que un conjunto de actitudes. Es la búsqueda de un orden, de uniformidades, de
relaciones válidas entre los hechos.” (Skinner, 1953/1971, pg. 43 - 44). En resumen,
el determinismo en Skinner se refiere a que persona y ambiente son coextensivos e
interdependientes. Para él, aunque la experiencia privada sea inaccesible a la propia
comunidad verbal, no garantiza la autonomía, entendida tradicionalmente como
independencia de factores de control.
Estrechamente relacionado con lo anterior y con la ética propiamente dicha, Skinner
afirmaba que la psicología, como ciencia del comportamiento, no podría aceptar el
supuesto de que la ciencia no tiene por qué dar respuesta a preguntas sobre el
destino del hombre, sobre el sentido de la vida para él mismo y para la especie. Esas
preguntas necesariamente implican juicios de valor porque no se refieren tanto a lo
que se puede hacer, sino a lo que se debería hacer. En última instancia, todo ello
tiene que ver con comportamiento humano y la solución está en comprenderlo mejor
en todos sus aspectos – objetivo de la ciencia de la conducta que proponía (Skinner,
1991).
La ciencia del comportamiento desde ningún punto de vista “deshumaniza” al ser
humano, simplemente lo “des-humunculiza” y debe hacerlo así para evitar la
desaparición de la especie humana. El interés debe ser el COMPORTAMIENTO
HUMANO y su preocupación se centra en aquello que es POSIBLE MANEJAR –
hasta el momento son las contingencias, porque todavía no existe una explicación
completa del mismo (Skinner, 1984a).
El problema del control.
Relacionado con el determinismo, la causalidad y el objetivo de la ciencia del
comportamiento propuesta por Skinner, surge uno de los conceptos más polémicos
en toda su obra: el control. Un debate interesante sobre este punto se encuentra en
el simposio sobre los problemas del control del comportamiento humano donde
intervinieron C. Rogers y Skinner. Allí se observa la forma contundente como Skinner
juzgaba como falta de sinceridad con nosotros mismos el hecho de negar la realidad
del control. Rogers estaba de acuerdo con aceptar que el comportamiento humano
podía ser objeto de la ciencia y como consecuencia se avanzaría en la predicción y
el control de dicho comportamiento; sin embargo, su principal preocupación no era
aceptar el control, sino el tipo de control y sobre todo lo referente a sus fines o
propósitos; esto es, los valores implicados en ese control. En este punto, Rogers
mismo desconoció los valores implícitos en la propuesta de Skinner, específicamente
en la novela Walden Two, cuando los relacionó y asemejó con la obra 1984 de G.
Orwell. Skinner expresó que le dolía oir a Rogers decir esto, porque precisamente
sus valores eran muy diferentes. Los valores de Skinner eran claros en su obra:
igualdad real entre todos los miembros de la comunidad, formación en auto-control,
justicia, felicidad en términos de bienestar individual y comunitario, productividad,
creatividad, confianza, entre otros (Rogers y Skinner, 1956/ 1973; Skinner, 1948).
Quizá dentro de todos estos, el de mayor relevancia por su relación con la
autonomía, es el auto-control. Para Skinner un objetivo claro de la psicología es
lograr que todos seamos expertos analistas de nuestro propio comportamiento,
precisamente, para garantizar que como sistemas de conducta, podamos discriminar
claramente repertorios conductuales que sirvan de control de otros repertorios
conductuales. Por ejemplo, dentro de esos repertorios de control estarían algunos
tan sencillos como taparse la boca o morderse la lengua para evitar un mal rato en
un velorio; desviarse de ruta para no pasar por un lugar determinado relacionado con
consumir alimentos, en caso de dietas; arreglar el ambiente social o físico de forma
que aumente la probabilidad de una conducta deseada, o que disminuya la de una
conducta no deseada, etc. Desde esta perspectiva se comprende el énfasis en la
educación moral y en el auto-control desde los años preescolares, como lo describe
en Walden Two (Skinner, 1948) y posteriormente en aplicar los principios de autocontrol
y auto-manejo en varias de sus propuestas para la vida diaria (Skinner, 1953,
1984b).
Por otra parte, cuando se analiza el tratamiento que Skinner dio a los diversos temas
en la política, la economía y la educación, entre otros, resulta relativamente fácil
definir su postura ética e identificar sus “valores”. No obstante, es un hecho que la
resistencia tradicional al control ha impedido una lectura libre de sesgos en cuanto a
las implicaciones éticas. Se sale del objetivo de este artículo hacer un recuento
detallado de lo anterior, pero por ejemplo, ¿qué se podría concluir de: “El presente
análisis debería conducir a una mejora de los métodos educativos. Si nuestra
descripción del pensamiento es en esencia correcta, no existe ninguna razón para
que no podamos enseñar a un hombre a pensar. Tampoco la hay para que no
podamos mejorar fundamentalmente
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