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Combate al narcotráfico


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2012  •  Ensayo  •  1.490 Palabras (6 Páginas)  •  344 Visitas

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(908) LAS NEGOCIACIONES DE OSLO ¿ES POSIBLE LA PAZ EN COLOMBIA?

¿Hasta qué punto está dispuesta la banda armada a renunciar a la violencia? El jueves 15 de octubre comenzaron oficialmente en Oslo las conversaciones para la paz en Colombia entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC. Sin embargo, solo será oficialmente, porque entre el 23 de febrero y el 26 de agosto pasados ya se había negociado a fondo en La Habana, donde se supone que se acordó algo más que una mera agenda de trabajo. De partida debemos tener en cuenta, que puede ser mucho más arduo resolver los problemas que seguirán a un cese de hostilidades, que el propio fin militar del conflicto.

La hoja de la ruta para esa paz después de la paz, comprende, además de acabar los combates, cuatro puntos: 1) Desarrollo rural; 2) Participación política de los antiguos insurrectos; 3) Combate al narcotráfico, y 4) Reparación a las víctimas. Menos lo referente al narco, cuya solución escapa a las mejores intenciones de los negociadores, los puntos 1, 2 y 4 exigen un arreglo satisfactorio para ambas partes, si se quiere que una paz auténtica se instale en el país.

El papel de Noruega es exclusivamente "facilitar la conversación", explica Kristian B. Harpviken, director del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (PRIO). Sin esa labor, "muchas veces las partes no tendrían un lugar donde encontrarse físicamente". Durante toda esta semana, los medios colombianos han estado pendientes de que la Fiscalía General del país suspendiera las órdenes internacionales de captura de los guerrilleros cursadas a Interpol, de forma que pudieran aterrizar en Europa sin que les detenga. Es en esa tercera fase donde se concentran los miedos. El riesgo en ese momento es que las partes dejen de hablar.

Lo único cierto es que, por ahora, y esto es totalmente inédito para este tipo de negociaciones, es que el proceso arrancará en medio del conflicto y que no habrá un alto al fuego. Este punto ha sido clave si consideramos que, después del anuncio oficial de las conversaciones, al menos 60 guerrilleros han muerto en enfrentamientos con el Ejército colombiano.

Las FARC, incluidas en varias listas internacionales de organizaciones terroristas, no han detenido tampoco su actividad criminal. El propio Santos relató a finales de septiembre una anécdota reveladora, de cómo fue contundente en este punto. El mandatario señaló que nada más acceder a la presidencia, en agosto de 2010, el entonces líder de las FARC Alfonso Cano, se comunicó indirectamente con él para ofrecer un diálogo. Santos respondió afirmativamente. Un año después, el Ejército comunicó a Santos que tenía rodeado a Cano.

"Dije: Las reglas son las reglas, si queremos ser exitosos tenemos que perseverar", relató Santos. El 4 de noviembre de 2011, el Gobierno colombiano halló el cadáver del líder de las FARC tras bombardear el lugar donde se escondía. Esas son las reglas con las que se juega en estos días en Oslo y es probable que si no hubiese sido así las conversaciones en Noruega ni siquiera se hubieran iniciado.

Una de las preguntas que se hacen los colombianos, que han vivido procesos similares es ¿Hasta qué punto está dispuesta la banda armada a renunciar a la violencia? ¿Cuándo y cómo dejará las armas o si se desmovilizará hasta el último de sus miembros?

Podemos intentar tener una respuesta conceptual en la única entrevista que ha dado Rodrigo Londoño Echeverri, Timochenko, el máximo líder de las FARC, que el pasado 4 de septiembre anunció el proceso de paz. Timochenko afirmó que cuando la guerrilla habla de dejar las armas significa “la abolición del empleo de la fuerza, de la apelación a cualquier tipo de violencias para la consecución de fines económicos o políticos. Es un verdadero adiós a las armas”. Pero en términos prácticos eso tendrá que verse.

Por ahora, el optimismo queda patente en las encuestas. El apoyo al presidente Santos al inicio de las conversaciones ha pasado de un 77% a un altísimo 82%, según una encuesta del Centro Nacional de Consultoría. Y otra característica, que es necesario destacar es que este proceso aunque supone que las conversaciones son reservadas, se hace de forma oficial y a la vista de todos.

Tras seis meses en secreto, no está claro cómo podrá afectar la presión mediática al resto del proceso. "Desde luego la presión de los medios es una dificultad", explica Harpviken del centro de estudio noruego. "Pero ese es uno de los dilemas de los procesos de paz. Si se

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