Como Hacer Un Ensayo
Enviado por mateov43 • 7 de Noviembre de 2012 • 1.193 Palabras (5 Páginas) • 254 Visitas
Esos autores suelen considerarse filosóficamente importantes a pesar de su manera de
escribir, y no gracias a ella. Lo mejor es no intentar emular sus estilos. Hay autores,
como Heidegger, de los que puede decirse que su manera de escribir tiene una
justificación filosófica. Sin embargo, Ortega decía de él que su intención de ser oscuro
era un tanto innecesaria.
La estructura del ensayo ha de ser patente
La estructura debe ser obvia para cualquier lector. No hay que hacerle perder el
tiempo intentando adivinar a dónde se quiere llegar.
Hay que evitar la falacia non sequitur. Cuando se conectan dos partes de un
argumento con: “Entonces”, “por ello”, “por lo tanto”, “de ahí se sigue que” y
estructuras similares hay que tener cuidado y estar seguro de que la segunda parte del
argumento se sigue realmente de la anterior.
Una manera de hacer patente la estructura del ensayo es recordarle al lector lo
que se ha dicho hasta el momento y lo que se va a hacer a continuación. Para ello se
pueden emplear estructuras como:
Para comenzar...
Antes comenté qué es inadecuado en este argumento, ahora paso a ...
Estos pasajes sugieren que...
No defenderé esta afirmación ...
Más razones que sustentan esta afirmación son ...
Por ejemplo ....
Por último, se debe dejar claro y de forma explícita cuándo se está proponiendo
un punto de vista propio y cuándo se están utilizando las ideas de otros filósofos. El
lector nunca debe tener duda acerca de qué afirmaciones se están defendiendo en el
ensayo concreto que está leyendo, y quién las defiende.
En general, es preciso formular el problema o cuestión de la que se quiere
tratar desde el principio del ensayo y tenerla presente todo el tiempo. Es conveniente
tener claro cuál es el problema y por qué es un problema. Hay que estar seguro de
que todo lo que se escribe es relevante para el problema central, y no perderse por las
ramas. Al tiempo, en lo referente al problema central, es necesario explicarse con
extensión suficiente, esto es, cuando se tiene un buen argumento no se puede,
simplemente, exponerlo sin más en una frase. Hay que explicarlo, dar ejemplos, dejar
claro cómo encaja en el planteamiento general.
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Hay que tener cuidado con lo que se dice y cómo se dice. Cuando se expone
una idea hay que hacerlo sin ambigüedades, diciendo exactamente lo que se quiere
decir. Para ello hay que sopesar bien cada uno de los términos del enunciado y
reflexionar después de escribir cada frase si la idea que se quiere transmitir está o no
clara en lo que se ha escrito.
El uso de ejemplos y definiciones
En un ensayo filosófico es muy recomendable emplear ejemplos. Muchas de las
afirmaciones que se hacen en filosofía son abstractas y difíciles de entender y los
ejemplos son la mejor manera de clarificarlas.
Los ejemplos también son útiles a la hora de explicar las nociones que juegan
un papel central en un argumento. Ayudan a dejar claro cuál es el sentido que se
quiere dar a ciertos términos aparentemente no problemáticos del lenguaje coloquial,
pero que pueden tener un sentido filosófico controvertido.
Es habitual en filosofía emplear algunas palabras de manera diferente a como
se usan de manera coloquial. En ese caso hay que dejar claro el sentido que se está
utilizando. Para ello, nada más útil que decir claramente qué se entiende en cada caso.
Por ejemplo, algunos filósofos usan la palabra “persona” en el sentido de cualquier ser
que es capaz de pensamiento racional y de auto-conciencia. En este sentido, se puede
afirmar que los niños recién nacidos no son personas y por lo tanto no tienen ni las
obligaciones ni los derechos que se atribuyen generalmente a las personas. Éste no es
el sentido habitual del término, y ni siquiera existe consenso filosófico al respecto. Por
lo tanto, si se va a adoptar ese punto de vista, es mejor decirlo explícitamente.
Cuando se empleen conceptos propiamente filosóficos, lo más adecuado
también es dar la
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