Como mejorar las relaciones interpersonales entre pardes e hijos

UNIVERSIDAD TECNOLOGICA EQUINOCCIAL

PROYECTO DE VINCULACION

DATOS INFORMATIVOS

INTEGRAMTES:

Andrea Garcés

Ana Quishpe

Betty Barrionuevo

Cristina Jáuregui

Gloria Pujota

Jorge Palacios

Lourdes Shunta

Silvia Guamán

Betty Barrionuevo

Liceth Villareal

Paulina Alvares

UBICACIÓN:

Provincia: Pichincha        Cantón: Quito        

Barrio: Dirección: Naciones Unidad y Japón

LUGAR DE EJECUCIÓN: Escuela Municipal “San Francisco de Quito”

MARCO TEÓRICO

EL HOGAR Y LA FAMILIA:

Con respecto al hogar muchas personas se referían al lugar físico, pero en realidad es donde encontramos a la familia, la cual se encuentra formada por grupo de personas que comparten vivencias  juntas.

Además tomando en cuenta la unidad de la familia a l referirse a esta palabra que parece tan sencilla pero posee un  significado grande también podemos llamarlo  chimenea catalogada como un lugar en donde la familia comparte momentos con una seguridad extraordinaria y se sienten amados, sintiendo el bienestar para disipar un punto de unión.

Cabe recalcar que las formas de entretenimiento a través de las tecnologías , al unir el hogar con cada uno de estos factores surge la contradicción en donde la palabra amor ha perdido la parte más importante sobre la palabra hogar, y el dedicarle tiempo y amar a los seres más queridos dentro de un hogar.

Para la transformación de nuestras casa en hogares debemos partir  desde los padres, con los hechos como los son el desayunar y la prevalencia de ambos aportando con momentos los cuales darán encuentros satisfactorios a los miembros de la familia.

EL AMOR Y EL MATRIMONIO

Una noción muy extendida acerca de estos dos términos, el amor y el matrimonio, sostiene una aproximación tan significativa que bien pudieran presentarse casi como sinónimos, como elementos hermanados que se dirigen en la misma dirección, ya que, además, ambos parecen brotar o aparecer desde las mismas motivaciones para colmar idénticas necesidades humanas.

Pero como sucede en infinidad de ocasiones, muchas creencias populares sólo se mantienen a través de hacer constar la presencia de un mito, independientemente de que estemos ante una superstición o ante un clamor de muchos ciudadanos.

El matrimonio es una institución social, y nada tiene en común con el amor, nada, excepto el antagonismo en el que ambos puedan verse inmersos. Ello no elimina la posibilidad, claro está, de que existan parejas que hayan accedido a dicha unión impregnados por la esencia del amor. Pero, la justificación de la celebración de dicha convención responde a una especie de impuesto que se paga al cercano círculo social que rodea a aquellos que acceden a formalizar dicho encuentro. Por lo tanto, sin negar que algunos matrimonios estén basados en el amor, y que este pueda también perdurar mientras estén casados, hemos de matizar que lo mismo puede suceder sin que nos sometamos a la práctica de ese acuerdo o pacto social. 

Por otra parte, no parece sostenerse la hipótesis de que el amor pueda ser fruto del matrimonio. Es un hecho extraño que el proceso del enamoramiento se produzca una vez que la pareja haya contraído matrimonio. Más bien, lo que se produce no es sino una especie de acomodación a una nueva etapa que, poco a poco, va minando le espontaneidad que caracteriza al sentimiento amoroso.

El matrimonio es un arreglo económico en el que se ponen de manifiesto las cláusulas de un “seguro de vida” que, además, perdurará hasta la muerte de una de las dos partes.

El amor va unido al proceso de cambio social. ¿Por qué se enamoran y se casan las personas? La respuesta parece obvia a primera vista. Parece del todo natural que una pareja que se enamora desee formar un hogar, y que busquen su realización personal en su relación. Sin embargo, este punto de vista, que parece ser evidente de por sí, es de hecho bastante raro. La idea del amor romántico no se extendió en occidente hasta fecha bastante reciente, y no ha existido jamás en la mayoría de las otras culturas. Sólo en los tiempos modernos el amor, el matrimonio, y las relaciones íntimas se han considerado íntimamente ligados entre si `por ende es de vital importancia hablar del liderazgo familiar.

LA COMUNICACIÓN EN EL HOGAR

La mala comunicación es el problema más grave que afronta un matrimonio, y este problema muchas veces se produce por la falta de tiempo o por cansancio.

Es importante que destinemos un poco de nuestro tiempo, ya sea diario o semanal para conversar con nuestra pareja. Muchas veces cuando una pareja tiene problemas no habla de esos conflictos en su momento, esto provoca que las quejas y los sentimientos de frustración y resentimiento se vayan acumulando, provocando que se discutan fuera de tiempo y que dicha discusión desemboque en una pelea. Los problemas hay que hablarlos, escucharlos y resolverlos en su momento y no dejar que se acumulen para luego estallar.

También es transcendental que en el tiempo destinado para conversar con nuestra pareja comentemos la forma en que nos sentimos, nuestros deseos y requerimientos, porque nuestra pareja no es adivina y no puede saber aquello que sentimos o queremos si nosotros no lo expresamos.

Ideas para pasar tiempo con su pareja.

• Fijar un horario que a ambos les sea conveniente para conversar, el cual deben respetar sin que ninguno falte a la cita establecida.
• Por lo menos una vez al mes preparen juntos la comida.
• Vean una película o lean un libro junto y luego conversen sobre esto.
• Organicen una salida o paseo a algún lugar que a ambos les guste.
• Laven el carro, pinten la casa o arreglen la ropa juntos.
• Celebren aniversarios o cumpleaños.
• Hagan deporte en pareja.
• Elaboren un menú para la comida de la semana, para que conozcan mutuamente sus gustos.
• El baile además de ser un excelente deporte es un maravilloso antídoto para el estrés, salga con su pareja a bailar y juntos eliminen el estrés.

Discusiones destructivas y sentimientos de abandono

Las discusiones destructivas son la falta de respeto hacia la opinión del otro, creer que uno siempre tiene la razón y no saber ponerse en el lugar del otro para comprender lo que le ocurre.

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