Conclusión

Conclusión

Estos apuntes vienen al caso porque en varias oportunidades la jefatura de la Policía Nacional ha modificado el espíritu o motivación de un suceso, diciendo primero una cosa y después diciendo otra.

Lamentablemente esa manera de actuar crea confusión y reduce puntos de credibilidad en la Policía Nacional.

Y es lo que acaba de ocurrir con el asesinato del coronel Virgilio Casilla Minaya al decir primero que tenía las características de un acto de muerte por encargo, basado en el hecho de que el oficial investigaba unos 20 casos de corrupción en que estaban involucrados oficiales y agentes de la institución.

Incluso se llegó a revelar que un raso de la Policía habría pagado una alta suma de dinero por el asesinato del oficial.

La familia, sobre todo su viuda, dijo que Casilla Minaya temía por su vida puesto que había rechazado una alta suma de dinero para que sacara a un oficial de un expediente de corrupción.

Sin embargo, luego de todas esas expresiones la Policía dice que el oficial fue asesinado para robarle su pistola y una prenda de oro.

Ese cambio en la tipificación del crimen crea suspicacia y la incredulidad de la gente, de modo que la imagen policial pierde confianza en la sociedad y en la opinión pública.

Eso se corrige, naturalmente, cuando la Policía sea coherente en lo que respecta a un caso serio en proceso de investigación.

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