Conducta Vial: Desaprobada

Conducta Vial: Desaprobada

Si consideramos la Conducta vial como un tipo de conducta, dentro del contexto del tránsito, nos será más simple comprender el porqué deja tanto que desear. Reflejo de cómo funcionamos como sociedad, rebeldes a las normas, individualistas y con un dejo de omnipotencia. Manejamos como vivimos. El auto es un representante de mi mismo en la calle, manejo como soy.

El individualismo se pone de manifiesto ya que, siempre la culpa es del otro, el equivocado es el otro, la verdad es mi realidad.

A diario puedo observar conductas viales incorrectas, en mi barrio los autos usan las calles como atajos para evitar los semáforos de las principales. La velocidad es alta, no frenan en esquinas, a veces ni siquiera sacan el pie del acelerador. Desconocen qué dirección tiene cada calle y prueban suerte.

En horas pico de tránsito es una guerra de supervivencia, quien logra avanzar más, sacar ventaja, llegar al amarillo.

El estado de las calles es deplorable. Pozos, calles en mal estado, mala o poca señalización. Pero la culpa siempre es del otro. Cuando somos conductores nos quejamos de los peatones: no respetamos sendas, nos molesta que crucen despacio, los “atacamos” con nuestros autos. Cuando vamos a pié: creemos que los derechos son nuestros, cruzamos por cualquier parte, “encaramos”, vamos distraídos. Cuando manejamos bicicleta: decimos que el auto no nos respeta, autos se quejan de las bicis. Taxis de autos, autos de colectivos y así la culpa siempre es del otro. Vemos al otro como un obstáculo que se interpone entre mi mismo y mi destino. Y decimos que el estado que no controla ni invierte en calles, señales o rutas.

Todos tenemos razón y ninguno la tiene. Es profundo y complejo el origen de tan patético y temerario comportamiento que pone en juego vidas. El trasladarnos es un derecho y por lo tanto conlleva una obligación, la de respetar las leyes de tránsito, ser consciente que manejo un cuerpo metálico de cuidado, que puedo cometer errores y debo estar atento. Y fundamentalmente que me traslado dentro de un espacio que es público, de todos. Creemos que las calles son nuestras, que podemos conducir como queramos por donde queramos.

Considero que las causas del deficiente comportamiento en el transito es multicausal y el abordaje, por lo tanto debe involucrar a todas las disciplinas y sectores, porque una conducta patológica tan arraigada no se cambia sino con políticas educativas serias y constantes, inversión y control minimizar el riesgo.

Necesitamos fortalecer valores como sociedad y eso aplica también al tránsito. Un usuario del campo vial debe ser responsable, humilde, empático, comprometido, respetuoso, solidario, entre otras virtudes. Los siniestros viales dan cuenta que estamos escasos de dichas cualidades.

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