Conmovedora Historia

Para mis dos luceros para el regalo más grande del cielo

A los pilares de mi educación, a esas dos personas que con tanto amor Dios me regalo, me han enseñado lo más valioso que tengo, los valores que desde niña me inculcaron, grandes situaciones, y obstáculos hemos superado. Quiero exponerles lo que por mucho tiempo he callado, lo que en silencio varias veces he guardado, a través de este papel plasmar mi sentimiento, decirles una y otra vez lo que en mi alma y corazón siento, hablarles sobre los problemas que hemos vencido, las mil y un razones en las que nos ha tocado derramar llanto, pero sobre todo esas circunstancias en las que ustedes me han apoyado, jamás me han negado un abrazo, con todo y mis errores me han aceptado, aun no entiendo este sentimiento es un lazo que nunca se rompe, que supera insultos o golpes, problemas o errores, su vida entera me han dedicado, y aunque no sirva de mucho hoy les agradeceré lo que por mi han dejado.

Desde muy niña supe que yo era su alegría la falta de madurez no me hacía entender porque, pero al pasar los años me di cuenta que fui muy deseada, la familia me conto que con muchas ansias esperaban mi llegada. Mama años más tarde supe que estuviste a punto de morir por mí, que no dudaste en dar tu vida por la mía, y que con fe pudiste tenerme entre tus brazos, yo tu única hija he tenido la dicha de tener tus cuidados, tus cariños, y en ocasiones tus regaños, cuando tenía siete años sufrimos mucho, nadie sabía que era una de las pruebas que Dios nos había entregado, el separnos fue un periodo difícil, a ti te dolía dejarme sola cuando te ibas a trabajar, las dos llorábamos sin cesar, pero al cabo de los años lo fuimos superando, varias personas a ti te criticaron porque afirmaban que yo aún necesitaba tus cuidados, ahora con el corazón en la mano te digo muchas gracias, porque aprendí a hacer independiente y a no necesitar siempre de ti, fue horrible por mucho tiempo, y no lo había comprendido hasta ahora, recuerdo que prendía la tele para no sentirme sola, varias veces imaginaba que estabas conmigo sentada, pero despertaba y tu aun no llegabas, desgraciadamente a veces ya más grande yo te reprochaba, eso te hería y te lastimaba como cuchilladas en el fondo de tu alma, no sabía lo que hacía, mis reproches hicieron que nuestra comunicación se afectara, en esos malos momentos yo no comprendía que me estabas dando una preciosa arma, el no sufrir cuando tú me faltaras, no te niego me hiciste falta pero preferiste darme las cosas que ocupaba tú y mi padre trabajaron duro más de 8 horas diarias, para darme una vida digna, y sin carencias, no teníamos lujos pero si vivíamos felices, mientras eso pasaba atravesábamos por otro grande obstáculo el alcoholismo de mi padre, sufría al verte llorar al ver que entre ustedes las cosas no estaban bien, al darme cuenta que yo no era el motivo suficiente para su plena felicidad, tantos pleitos y discusiones, incluso golpes llegaron afectar nuestro núcleo familiar, tu tenías la disposición de cambiar, pero el vicio y la falta de voluntad no te permitían ser ese esposo ejemplar, y ese padre cariñoso y simpático que ahora eres, gracias a Dios lo pudiste superar tras sesiones en doble A y mucha ayuda espiritual, los dos salieron adelante sin marcha atrás. Superaron sus impedimentos, me mostraron que luchando se vencen los errores del pasado, que el equivocarse es de sabios, y que todo tiene solución. Siempre estuvieron orgullosos de mi tenia buen promedio no daba queja alguna, pero tenía varios defectos entre ellos la rebeldía que en mi se encontraba, contestaba, gritaba me creía auto suficiente, que de nadie necesitaba, nadie les enseño a ser padres, y los castigos no eran su fuerte, era la única la consentida y todo me perdonaban, eso me trajo consecuencias, en mi necedad por trabajar vino una enfermedad terrible a mí, me hizo hacer y decir cosas que jamás sanamente hubiera hecho,

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