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Consejos para la juventud


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2018  •  Síntesis  •  1.101 Palabras (5 Páginas)  •  360 Visitas

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CONSEJOS PARA LA JUVENTUD
José Joaquín de Olmedo

Saber poner en práctica el amor
que a Dios y al hombre debes profesar;
a Dios como tu fin único amar
y al hombre como a imagen de su autor.

Proceder con lisura y con candor,
a todos complacer sin adular,
saber el propio genio dominar
y seguir a los otros el humor.

Con gusto el bien ajeno promover,
como propio, el ajeno mal sentir,
saber negar, saber condescender,

Saber disimular y no fingir.
Todo esto con prudencia has de ejercer
para acertar la ciencia del vivir.

Observo el sano consejo
del Espíritu divino,
que en pluma de Salomón,
“Enseña, dice, a tu hijo”.

A los divinos preceptos
de que ya estás instruido,
te quiero añadir ahora
estos morales avisos.

Cual árbol que por el fruto
solamente es conocido,
es el padre, cuyo elogio
hace el buen porte de su hijo.

El dinero se va en breve,
la opinión dura por siglos
y es mejor la buena fama
que los tesoros de Tiro.

Es ciega pasión la ira,
que hace estragos infinitos;
su furor dura un instante,
su arrepentimiento, un siglo.

A responder suavemente
al que airado está, te obligo;
con que te libras de un mal
y le haces un beneficio.

No sigas pronto el informe
ni de ojos, ni de oídos,
pues iris y ecos engañan
con voces y coloridos.

Para que evites la nota
de ignorante presumido
jamás des consejo a otro
que al que viniere a pedirlo.

Si eres hermoso, tu obrar
sea a tu rostro parecido;
si feo, teniendo virtudes
serás de todos bien visto.

Cuanto oculta el corazón,
traslada al labio el sencillo;
sin mentir, calla el prudente
verdades que son delitos.

Lo que callares podrás
en otro tiempo decirlo;
que no hay remedio que pueda
hacer no dicho lo dicho.

Al que hablare mal de ti,
estima, pues te ha advertido,
si con verdad, tus defectos,
si sin ella, tu enemigo.

Favorece cuanto puedas
al que de ti se ha valido,
porque el hombre solamente
no nació para sí mismo.

No la ingratitud te impida
el repartir beneficios;
que el haber muchos ingratos
realza más al que los hizo.

Es interés del prudente
hacer bien al enemigo,
pues pocos hay tan ingratos
que hagan mal, favorecidos.

Es propio de ánimos grandes
deponer lo vengativo;
véncete a ti y perdonando
serás a Dios parecido.

Para dejar vanidades,
mira tu fin y principio;
fuiste nada antes de ser,
serás polvo, habiendo sido.

Para evitar los errores
del amor propio nacidos,
la máxima más discreta
es conocerse a sí mismo.

El pródigo es murmurado,
el mísero aborrecido;
sé liberal, que es el medio
de ser de todos bien visto.

Antes bien pobre que avaro
quisiera verte, hijo mío;
al avaro, falta todo;
sólo, al pobre, lo preciso.

Económico en tu casa,
tasa el gasto a tu bolsillo,
de tal suerte que te sobre
para gastos imprevistos.

El ser avaro de tiempo
solamente te permito,
pues no es el tiempo caudal
que vuelve una vez perdido.

Arrebata la ocasión
favorable, si está a tiro,
que, inconstante, nunca vuelve
a ocupar un mismo sitio.

Tus secretos no confíes
si te importare encubrirlos:
¿Cómo quieres que otro guarde
lo que no guardas tú mismo?

Guarda la fe que prometes
al amigo o enemigo,
si del humano comercio
no quieres verte excluido.

Ofendes con la mentira,
preguntado por testigo,
a Dios, al prójimo, al juez
y con la infamia, a ti mismo.

Huye de lascivos brazos
en que tantos han perdido
ciegamente a Dios, su honor,
caudal, salud y albedrío.

Juego, vicio y vanidades
hacen pobre al que fue rico;
con lo que se da por Dios
no hay quien se haya empobrecido.

Sobre todo, te repruebo
la envidia, villano vicio,
que hace grande al envidiado
y al envidioso, abatido.

Nunca te entregues al ocio,
de la virtud enemigo,
que es una vida de muertos
y sepultura de vivos.

En ningún caso dudoso
des por cierto lo propicio,
pues si sucede lo adverso,
te hallará desprevenido.

Todas las cosas humanas
prósperamente han cedido
al consejo, a la razón,
a la prudencia y buen juicio.

Si quieres tomar consejos
sin bochorno de pedirlos,
en los libros hallarás
consejeros fidedignos.

Serás constante en lo adverso,
en las dichas, contenido;
pero en ninguna manera
serás en tus cosas nimio.

A todos, afablemente
debes tratar, advertido
de que hablar con sequedad
es odioso distintivo.

Serás con tus superiores
humilde, atento, rendido;
con tu igual, cortés, urbano,
y con tu inferior benigno.

Habla de todos muy bien,
calla los ajenos vicios,
si caridad o justicia
no te obligan a decirlos.

No sigas las opiniones
del vulgo, ya que en su juicio
se acusan los inocentes
y condenan, sin oírlos.

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