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Contar el sexo no es sólo hacer un relato minucioso de las costumbres eróticas de determinado pueblo o comunidad


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2013  •  Trabajo  •  1.142 Palabras (5 Páginas)  •  401 Visitas

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“En el principio, creó Dios los cielos y la tierra” dice la Biblia. Y me animo a pensar que, a continuación, “puso encima una cama con todos los que quieran disfrutar sobre ella.” Tal vez parezca que me estoy burlando o que no me tomo en serio el relato de los antiguos profetas. Nada más alejado de eso. Lo que sucede es que si vamos a intentar recorrer juntos la Historia del Sexo, debemos tener claro primero, que todo pero absolutamente todo lo que existió, es y será surge de la unión entre dos amantes. ¿Tienen dudas? Veamos.

Contar el sexo no es sólo hacer un relato minucioso de las costumbres eróticas de determinado pueblo o comunidad. Cuando hablamos de hábitos sexuales en una civilización, el mundo entero de ese grupo humano comienza a crearse. Acompáñenme y lo pensamos juntos.

Sé que prometí hablarles de historia y no esa que nos enseñan en los textos escolares. Digamos mejor que esta es historia real con mucho de fantasía. En este espacio tenemos permitido usar la imaginación. Así que, comencemos. Vamos a pensar en dos amantes. Los que queramos. Como nos guste imaginarlos. Jóvenes, apuestos, hermosos. Hasta con ropa podemos pensarlos. Imaginemos que se miran, se atraen, se sonríen, que se acercan y se desnudan y sus pieles comienzan a rozarse con sensualidad cuando sus cuerpos se enlazan.

Vemos cómo sube la temperatura en esta escena, y cómo nuestros amantes celebran el hecho de estar juntos y felices. Pero, ¡un momento! !No seamos tan ansiosos! Nos olvidamos de los ”otros” condimentos que están presentes cuando dos cuerpos se unen. Y no estoy hablando de algún tipo de adminículo o juguete sexual. Para nada.

En primer lugar, con la imagen de esta pareja, surge el Arte en todas sus formas de representación. El Arte puede dar cuenta de este acto amoroso en pinturas, esculturas, poesías, novelas y hasta sinfonías. Y entonces, qué suenen los violines porque aparece la mirada estética y los ideales de belleza que provocan la atracción y el deseo de los amantes.

Y si nuestros jóvenes ardientes son hombre y mujer, es inevitable pensar que un espermatozoide fecundará a un óvulo e inmediatamente escuchamos cómo se pronuncia la voz de la Ciencia cuando se suceden transformaciones en los cuerpos con el intercambio de fluidos. Y sin darnos cuenta, también estamos frente a la Economía que organiza la vida familiar y administra el sustento del hogar, las herencias y los derechos de sangre. Y está la Política que nos explica la forma en que el Estado legitima, garantiza y protege esta unión.

Los enamorados de nuestra fantasía y sus hijos ahora necesitan una casa y aparece la Arquitectura que piensa los tipos de vivienda necesarios para que grupo pueda vivir dignamente. Y no es mala idea pensar que esa casa y otra y otra más formen una ciudad. Habrá que establecer las normas sociales de convivencia, las reglas de cortesía, la diferenciación entre lo público y lo privado. Crece la idea de “lo íntimo”. Y cuando los hombres y mujeres socializan, comienzan los rituales que distinguen lo sagrado de lo profano y surge la religión con su sistema de creencias que sacraliza o condena determinados hábitos amorosos.

Y los amantes gozan cada vez más del placer de estar unidos y también el dolor de la separación. Y surgen las prohibiciones y las represiones y las normas que regulan el incesto que nos dicen con quién podemos acostarnos y con

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