Crear vínculos

DESARROLLO

Crear vínculos es bastante sencillo, pero no siempre fácil; puede ocurrir, pero igualmente, puede que no ocurra y, por muy extraordinario que parezca, algunos han entendido mal el concepto y lo hicieron parecer innecesario.

Crecer desde la amorosa conexión de corazones que une a los padres con las madres va a ser el punto de partida del nuevo vínculo amoroso que van a tener ellos con los bebés que co-crean. Cuando tiene lugar la concepción los padres dirigen sus pensamientos de forma natural hacia el futuro bebé, incluso inicialmente aun cuando están sorprendidos por el embarazo.

En 1976 apareció por primera vez un libro “Crear vínculos maternos-infantiles” escrito por los profesores Marshall Klaus y Jhon Kennell. Dicen que normalmente el amor que sienten los padres hacia sus bebés no supone ningún esfuerzo y es espontáneo.

Los fallos en la creación de vínculos pueden tener verdaderas consecuencias dolorosas. Una falta inexplicable de intimidad pende sobre su relación diaria como una sombra. Confianza y verdadera amistad parecen cosas imposibles de alcanzar.

En madres desvinculadas, la lactancia no tenia tanto éxito, el proceso se interrumpía prematuramente.

Un estudio de 1994 sobre 8000 mujeres mostraba que los bebés no deseados tienen un riesgo 2.5 veces mayor de fallecer en los primeros 28 dias después del parto. De una forma inexplicable los bebés de las madres desvinculadas pueden no lograr subir de peso o caer enfermos.

Estudios sobre la vinculación afectiva resaltaron la importancia del “periodo critico” inmediato después del parto. La química del cuerpo asociada con el trabajo de parto y el expulsivo lleva las madres y bebés a un intimo acercamiento donde el mero contacto de los labio del bebé con el pezón estimula una cascada de hormonas. Estas hormonas favorecen la expulsión de la placenta ayuda a recuperar y contraer el útero, reducen el sangrado posparto y facilitan la subida inicial del valioso calostro y posteriormente de la leche materna.

Estas secuencias de parto, tan positivas y naturales, eran la norma para la mayoría de los humanos hasta mediados del siglo XX, cuando los partos cambiaron de repente el escenario hogareño por hospitales. Los partos tenían lugar a través de la “atención controlada” por parte de profesionales ajenos a la familia, ellos hacían e imponían todas las reglas.

Históricamente en los años 70’s, el descarado control medico sobre los nacimientos estaba en su apogeo, después de haberles quitado todo el poder a los padres y haber hecho el parto natural prácticamente imposibles.

Si uno se pregunta como pudo crecer tan rápidamente una nueva cultura tan radical del parto tendrá que tener en cuenta el enorme poder y gancho de la ciencia en el siglo XX. La gente estaba deseosa de ver en la ciencia una garantía para el parto seguro y perfecto, una ilusión que no esta todavía reconocida como tal.

Durante el pasado siglo XIX, con el desarrollo del estudio científico del sistema nervioso y del análisis científico de la gestación, nacimiento e infancia enseñaba que los bebes no tenían esencialmente ni sentidos físicos ni mente.

Los recién nacidos insistían los expertos, no tenían capacidad todavía para el dolor, y aunque perecieran tener dolor, esto solo era un reflejo, no una experiencia personal. Este razonamiento se utilizaba para justificar la cirugía mayor y las operaciones con complicaciones en bebés sin anestesiar. Autoridades anunciaron que los recién nacidos no tenían posibilidad alguna de recordar cualquiera de las experiencias vividas en el útero o al nacimiento. Los psicólogos de hecho enseñaban que los neonatos ni siquiera reconocen a sus progenitores como padres, sino solamente como objetos en un mundo lleno de objetos.

Con este conjunto de creencias desde entonces se ha demostrado que todas son falsas. En definitiva, si un bebé no tenía ni sentido ni psique ¿Cómo iba a darse cuenta de que le estaban dando múltiples puntos, cortes con bisturí y cirugías de otro tipo? ¿ y como podían notar la diferencia entre pecho y biberón?.

Muchos padres se dejaron convencer sin rechistar el nuevo modo científico de dar a luz, renunciaron al parto natural al favor del quirúrgico, sustituir la leche materna por la de vaca, no hacerles caso a los bebés cuando lloran y crear en su casa un nido como el de los hospitales.

Hoy en día los padres de todo el mundo tienen criterios mas independientes y están mas preparados para tratar a un bebé cualquiera que sea su edad.

El vinculo afectivo puede comenzar de manera contundente desde antes de la concepción o en cualquier momento después, el amor es bienvenido en cualquier parte del embarazo,

En el proceso de adoptar a un bebé todas las parte involucradas en una adopción deberían tener cuidado en proporcionarle amor sincero al bebé lo mas temprano posible. Los bebés comparten con nosotros el misterioso regalo de la conciencia humana, son capaces de recibir y responder a los lazos del corazón al que nosotros llamamos vínculo afectivo en cualquier momento.

El aprendizaje y la memoria se complementan una a otra y funcionan mucho antes que las partes del cerebro, los bebés son capaces de tener una relación fraternal y seguramente tiene la capacidad para crear vínculos con un progenitor. Los bebes sienten de manera telepática sin son deseados y amados o no.

David Chamberlain es uno de los pioneros en la creación del nuevo campo de la psicología pre y perinatal y autor también de la obra “La mente del bebé recién nacido” descubrió que sus clientes podían recordar detalles de sus experiencias en el vientre materno y durante el nacimiento.

En el vinculo paternal - llora el niño y en ves de guiarnos por nuestro instinto de padre o madre, nos fiamos a ciencia ciega de lo que dice el “experto”… si lo cogemos una y otra vez, le estamos malcriando, lo mejor es dejarlo llorar y llorar, que aprenda y se calle.

Si despierta el niño. Se resiste a dormir en su obscura y solitaria habitación u busca el calor y la protección de la cama de sus padres. No hay que ceder insiste el “experto”.

“Somos los únicos animales mamíferos que le damos una patada a nuestros hijos para mandarles a otra habitación, que les damos

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