Crónicas de sangre, familia y honor.
Enviado por Juan Zamora • 24 de Enero de 2017 • Apuntes • 742 Palabras (3 Páginas) • 114 Visitas
Crónicas de sangre, familia y honor.
Fitzwilliam, honor y gloria: ¡Por los siglos de los siglos! No debe ser olvidado esto, nunca más. La familia de inmisericordes y autárquicas caballeros místicos se remonta desde los comienzos de todo; un serafín, nacido por gracia de Dios, frente a la imposición absurda en contraste de una aberración natural, un desvío de la moralidad y rectitud de orden, un vampiro, se enfrentan en la más estimulante y arcana disputa que se relata aún, como un simple cuento de hadas.
“Cayó, pues así de los cielos: Envuelto entre luceros resplandecientes.
Él por aparte, brotó de la tierra entre légamo y sangre.
Rayos cayeron sobre el mundo, estremecido, implorando perdón…
Pero aquellas castas, el blanco, el negro, se enfrentaron castigando a la humanidad.
Su batalla duró muchas lunas,
El caos dominó, casi eterno,
Pero la ira de ambos se apaciguó con el caer de sus fuerzas
Y un solo ser nació, para purificar, desmanchar el mundo.”
El estimulante relato hace renombre a la unificación de dos entidades, que se enfrentaron y respetaron por la eternidad, dando origen a la célebre prole apadrinada por los protagonistas de la mencionada pelea; los Fitzwilliam.
Durante el tiempo pasado, los países se encontraban en desarrollo y requerían de la intermediación de otros seres con la intención de favorecer sus deseos, en busca de poder. Debido a esto, los Fitzwilliam rápidamente cobraron prestigio al conseguir cada una de las misiones que se les daban y ante su imposición de respeto, honor y gloria, muchos relegaban entre maldiciones por la fortuna de éstos; eventualmente, estos insignificantes clanes fueron aniquilados por el dúo de hermanos. ¡Su fama fue gloriosa! Al grado, de comenzar a verse en la necesidad de reclutar nuevos esbirros para sus filas, pero no podría ser cualquiera: el código de honor y respeto exigía ser acatado, así fue como poco a poco nuevos guerreros fueron constituyendo la firme designación de Fitzwilliam.
Aunque todos cometen errores…
Un sesgo de confianza absoluta, motivado por el respeto total que reclama ser la regla absoluta de los guerreros Fitz, llevó a que sus cabecillas se cegarán y permitieran el ingreso de ciertos miembros, a los cuales no conceptuaron con anticipación: la consecuencia fue inevitable, hermanos a los que defender y jugaron como una carga innecesaria a los hombros cansados, pero resistentes de los pilares del clan: Shun el sangriento y Christopher el bondadoso.
Debido a la creciente potencia de enemigos actuales, los Fitzwilliam debían cuidarse en extremo; sin embargo, sus filas no pretendían ser un apoyo, la débil tela de cordura y consideración del Serafín llegaba a sus extremos. Una noche, en los dominios del clan, con sólo blandir su preciada espada ingresó en silencio al cuarto de cada uno de sus hermanos, callando su agonía: Anya era sin duda alguna preciosa, la más joven del clan, lucía un hermoso Waishatsu que le llegaba hasta las rodillas. Christopher, admiró por segundos su silueta hasta borrar la expresividad en su rostro y teñir el canela de su piel de carmín. La noche continuó, Shun, metódico encontró en las agresivas manifestaciones de su hermano un consuelo que no podía despreciar: debían aniquilar a su clan, su debilidad manchó su insigne nombre. ¿¡Dónde ha quedado el honor y la gracia de ser un Fitzwilliam!? Todos ustedes son inservibles, holgazanes e indeseables.
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