Cuadros Escritos: La Sombra.
Enviado por Luis Antonorsi Keller • 30 de Mayo de 2016 • Ensayo • 925 Palabras (4 Páginas) • 237 Visitas
Cuadros Escritos: La Sombra.
Lo había perdido o eso creía. Llevaba huyendo más tiempo del que quisiese recordar, ¿o es que acaso no recordaba un tiempo previo a aquel?
Los días pasaban veloces y siempre eran un preludio insoportable para lo que la noche avecinaba.
Jadeando como se encontraba en aquel momento, no se permitió más segundos de pausa, su perseguidor podía seguir cerca, debía continuar. Se abrieron las puertas al unisonó y no dudó en ingresar. Perderse en la multitud del metro parece una buena idea, pero para él no era así, ¿acaso había cometido un error? Entre tanta gente su sombra podía estar oculta detrás de cualquiera.
El tren se detuvo en la próxima estación y también sus ganas de seguir el camino predeterminado por sus vías. Al salir del subterráneo y sentir el aire fresco, lleno de contaminación y propios de una metrópolis, hizo que le provocase encender un cigarro. Pero no era el momento, todavía no, era de noche y debía estar alerta.
Decidió subir por la avenida, que aunque no la conocía muy bien, sabía a donde podía conducirlo. Más adelante se arriesgaría a cruzar la calle. No sabía exactamente qué hora era y poco le importaba. El tiempo, en horas y minutos, ya no significaban nada para él, sólo el día y la noche tenían un significado. Saber la hora y minutos que faltaban para que el astro se asomara en el firmamento sólo le produciría más ansiedad. Ya eso lo sabía.
Seguía jadeando, aunque no por causa de un esfuerzo físico. Su ritmo al caminar no era el problema. Era la adrenalina en su cuerpo, del que su sombra pudiera más que él, lo que causaba ese efecto.
Continuó su marcha y al acercarse a la intersección miro hacia atrás. Una sombra se desvaneció. ¿Había sido real o un invento? Poco importaba. Volvió la mirada hacia el camino que seguía y vio un ángel blanco. Uno que lo llevaría lejos de su perseguidor. O por lo menos por un tiempo.
Abordo el taxi y dijo lo primero que se le ocurrió
“Sáqueme de aquí”
Nada ocurrió.
Sacó un papel, de esos con próceres impresos, y repitió las mismas palabras como si fuese lo único que supiera decir.
“Sáqueme de aquí”
Avanzaron por la avenida. Ya estaba más estaba tranquilo. Con los vidrios del vehículo abajo todavía podía sentir el aire fresco y eso le hizo recordar otras palabras.
-¿Pudiera encender un cigarro?-dijo
-¿Cómo no, tendrás uno que me pueda dar a mi? .- Fué la respuesta.
No respondió, solo extendió ese cilindro cancerígeno al conductor y se tumbó en el asiento. Encendió el cigarro y exhaló la primera bocanada de humo. Ya no jadeaba, ahora miraba las calles. De vez en cuando veía una sombra aquí y allá y su corazón daba un vuelco. Volvió la mirada al interior y percibió que lo miraban unos ojos en reflejo.
-¿Señor, le pasa algo?- dijo el conductor.
El cigarro solo había sido el principio, siempre un cigarro es buen intercambio en esta especie para reflejar compatibilidad y hasta una conversación banal.
-Cansado nada más. - Se limitó a responder
-Es que he notado que mira hacia atrás, ¿lo han intentado robar?- insiste su interlocutor.
No respondió, el cigarrillo todavía estaba con media vida y él se limito a reducírsela un poco más.
-Miró hacia atrás porque me sigue. - Se limitó a responder, exhalando el humo del tabaco.
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