Cuatro Pilares
Enviado por bereizai • 1 de Marzo de 2013 • 2.144 Palabras (9 Páginas) • 341 Visitas
Juego, pensamiento y lenguaje
Jerome Bruner
Estoy• plenamente convencido de la necesidad de establecer un diálogo constantemente renovado entre los que se esfuerzan por interrogarse sobre el comportamiento de los niños y los que cada día trabajan con ellos en grupos de juego, guarderías, etc. Yo pienso, en lo que concierne al desarrollo infantil, que los biólogos, los psicólogos y los lingüistas han hecho progresos muy rápidos que están en estrecha relación con la forma en que orientamos nuestra educación y nuestras actividades de juego. Estamos viviendo una época en que se observa convergencia entre las preocupaciones de los teóricos y de los que practican la pedagogía y es un privilegio participar en dicha convergencia. Creo que se nos brinda una oportunidad especial para intercambiar nuestras ideas acerca de la investigación y la práctica. Me propongo tratar el tema de la relación entre el juego, el lenguaje y el pensamiento, y procuraré ser breve. No es que no haya investigación sobre el tema a la cual podamos remitimos, puesto que se ha hecho mucho en este campo, sino que
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prefiero reservar más tiempo para examinar las implicaciones prácticas de este tema: cómo organizar las actividades de juego de los niños en los grupos de juego para ayudarles a desarrollar su potencial y vivir más plenamente. Quisiera comenzar sintetizando lo que me parece que son las funciones fundamentales del juego en la actividad
DE los niños•. En primer lugar, en el juego se reduce la gravedad de las consecuencias de los errores y los fracasos. En el fondo, el juego es una actividad seria que no tiene consecuencias frustrantes para el niño. Se trata, en suma, de una actividad que se justifica por sí misma. En consecuencia, el juego es un excelente medio de exploración que de por sí infunde estímulo. En segundo lugar, el juego se caracteriza por una conexión bastante débil entre los medios y los fines. No es que los niños no busquen una finalidad y no empleen medios para obtenerla en el juego, sino que a menudo cambian de objetivos cuando ya están actuando, para adaptarse a los nuevos medios o viceversa. Tampoco es que los niños actúen así solamente porque se les
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Jerome Bruner (Estados Unidos de América). Titular de la cátedra G.H. Mead en la New School for Social Research, Nueva York; también fue titular de la cátedra Watts de psicología en la Universidad de Oxford. Autor de numerosas obras y estudios sobre la educación, la psicología, los problemas del conocimiento, el desarrollo cognoscitivo del niño, etc. Entre sus obras más recientes: Play: Its role in evolution and development; Communication as language; y In search of mind: Essays on autobiography.
• Este artículo se basa en una conferencia dictada por invitación de la Preschool Playgroups Association of Great Britain (Asociación de Grupos de juegos Preescolares
de Gran Bretaña) en la reunión anual de Llandudno, Gales, celebrada en marzo de 1983.
presentan obstáculos, sino por emoción y júbilo. El juego sirve como medio de exploración y también de invención. Otra cosa que tiene estrecha relación con lo anterior es la característica del juego según la cual los niños no se preocupan demasiado por los resultados, sino que modifican lo que están haciendo dejando libre paso a su fantasía. Si no pueden cambiar, los niños se aburren rápidamente con esa actividad. Si se observa a un niño amontonando bloques de madera, uno se quedará sorprendido de la diversidad y la riqueza de combinaciones que introduce en el juego, lo que brinda una oportunidad sin par de enriquecer la banalidad. En tercer lugar, a pesar de su variedad, el juego rara vez es aleatorio o casual, sino más bien, por el contrario, parece como obedecer a un plan. Recordemos el famoso ejemplo de las dos hermanitas gemelas de Sully, en que la una le propone a la otra "jugar a las gemelas", y a continuación desarrollan un juego que consiste en compartirlo todo con completa igualdad, bastante distinto de lo que sucede en la vida normal. Sin embargo, es interesante ver que este plan de completa igualdad es una forma de imitación idealizada de la vida. A veces estos planes son más difíciles de discernir, pero siempre vale la pena observar con atención cuál es la finalidad formal de un juego. Según Joyce, el juego
es a veces una epifanía de lo ordinario, una idealización, un dilema puro. En cuarto lugar, se dice que el juego es una proyección de la vida interior hacia el mundo, en contraste con el aprendizaje, mediante el cual interiorizamos el mundo externo y lo hacemos parte de nosotros mismos. En el juego nosotros transformamos el mundo de acuerdo con
nuestros deseos mientras que en el aprendizaje nosotros nos transformamos para conformarnos mejor a la estructura del mundo. El juego es una actividad sumamente importante para el crecimiento, como veremos más adelante. Jugar de una sensación muy particular de omnipotencia que puede ser embriagadora y a veces incluso aterradora. Por último, no hace falta decir que el juego divierte y que divierte mucho. Incluso los obstáculos que se ponen en el juego para superarlos divierten. En realidad, esos obstáculos parecen necesarios, porque de lo contrario el niño se aburriría muy pronto. En este sentido, yo creo que podemos asimilar el juego a la resolución de problemas, pero en forma más agradable, quiero decir que si no consideramos que el juego es fuente de diversión, no entenderemos realmente de qué se trata. Quisiera decir algo ahora acerca de los usos que se hacen del juego, aunque acabo de afirmar que el juego es libre y aparentemente sin objetivo. Se da el caso de que, aunque el juego sea espontáneo, a veces utilizamos el juego para lograr otros fines que podemos tener en mente. Es una tendencia inevitable, pero sucumbimos a ella a nuestro propio riesgo. Veamos primero la forma en que se estructura el juego para inculcar a los niños, por sutilmente que se haga, los valores de nuestra cultura. Por ejemplo, pongamos el caso de la competencia y la competitividad. Nosotros solemos incitar a la competencia en los juegos y naturalmente nos servimos del juego para enseñar a los niños esta noción, y ello desde muy temprana edad. En el juego se enseña a ganar, pero, por ejemplo, los
niños de Tengu, Nueva Guinea, tienen juegos que no terminan nunca con la victoria de una de las partes, sino con la igualdad de los dos campos. No es, pues, extraño constatar que esta importancia
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