Cuento Marketero

Había una vez una poderosa agencia de publicidad con un magnifico director que tenía socios. Dudando sobre quién debía sucederlo en el puesto, envió a cada uno de ellos a liderar un mercado durante cinco años, al término de los cuales deberían volver junto al director para mostrarle sus logros.

Así marcharon los tres, cada uno a su lugar, alegres por poder ejercer como directores. Pero al llegar descubrieron decepcionados que tan sólo se trataba de pequeños nichos con un puñado de clientes, en las que ni siquiera había un buen enfoque en el mercado.

- Seguro que a los otros se les han dado mercados mayores, pero demostraré a mi jefe que puedo ser un gran director - se dijo el mayor socio. Y juntando a los pocos usuarios de su nicho, les enseñó las artes de la guerrilla para formar un pequeño ejército con el que conquistar los nichos vecinos. Así, su pequeño mercado creció en fuerza y poder, y al cabo de los cinco años había multiplicado cien veces su extensión. Orgulloso, el joven socio reunió a aquellos primeros usuarios, y viajó junto a su jefe.

- Seguro que a los otros se les han dado mercados mayores; sin duda mi jefe quiere probar si puedo ser un gran director - pensó el socio mediano. Y desde aquel momento inició con sus usuarios la construcción de las mayores estrategias publicitarias. Y tras cinco años de duro trabajo, unas magníficas estrategias presidían el pequeño nicho. Satisfecho, el joven socio viajó junto a su jefe en compañía de sus fieles usuarios.

- Seguro que a los otros se les han dado mercados mayores, así que los clientes de este mercado debe de ser importante para mi jefe - pensó el pequeño socio. Y resolvió cuidar de ellos y preocuparse por que nada les faltara. Durante sus cinco años, el nicho no cambió mucho; era un lugar humilde y alegre, con pequeñas mejoras aquí y allá, aunque sus usuarios parecían muy satisfechos por la labor del socio, y lo acompañaron gustosos junto al director.

Los tres socios fueron recibidos con alegría por la agencia publicitaria, con todo preparado para la gran fiesta del nuevo directivo. Pero cuando llegaron ante su jefe y cada uno quiso contar las hazañas que debían hacerle merecedor del puesto, el director no los dejó hablar. En su lugar, pidió a los usuarios que contaran cómo habían sido satisfechas sus necesidades.

Así, los usuarios del socio mayor mostraron los nuevos mercados ganados en sus batallas, y narraron todo el esfuerzo y sufrimiento que les había supuesto extender su mercado. El socio mayor sería un director temible, fuerte y poderoso, y se sentían orgullosos de él.

Los usuarios del socio mediano contaron cómo, bajo el liderazgo del socio, habían trabajado por la mañana en el campo y por la tarde en las reuniones para construir tan magníficas estrategias. Sin duda sería un gran director capaz de los mayores logros, y se sentían orgullosos de él.

Finalmente,

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