Cuento corto original: El niño desordenado y sucio.
Enviado por Jesus20005 • 29 de Mayo de 2016 • Apuntes • 1.737 Palabras (7 Páginas) • 1.165 Visitas
El Niño desordenado y sucio.
Había una vez un niño tan desordenado que le llamaban Tomas el sucio. Abandonaba sus libros por el suelo, colocaba sus zapatos llenos de barro sobre la mesa, metía los dedos en la comida y se echaba el jugo encima. Nadie había visto jamás semejante desorden.
Un día, el hada cuidadosa entro en la habitación de Tomas. ¡Ah, si hubieras visto la cara que puso! Se asustó y se puso blanca como la pared.
- Esto no puede continuar así, dijo el hada. Vete al jardín y juega con tu hermano, mientras yo pongo las cosas en orden.
- Yo no tengo ningún hermano, dijo Tomas. [pic 1]
Pero a pesar de eso, comenzó a jugar con el barro y solo se oía el cri cri de los sapitos en el jardín. En seguida llega volando un turpial.
- ¿Eres tú mi hermano? Pregunto Tomas. [pic 2]
- ¡Desde luego que no! Dijo el turpial. En todo el jardín no encontraras a alguien más cuidadoso que yo. Durante todo el día he limpiado mis plumas y me gustaría que vieras a mi mujer incubando nuestros huevos, son tan suaves y lisos. Erizo sus plumas y salió volando.
El niño siguió esperando, un poco más tarde llego un hermoso perro, caminaba con -precaución para no ensuciarse sus patas blancas y negras.
[pic 3]
- ¿Eres tú mi hermano? Pregunto el pequeño.
- ¡Ve a mirarte al espejo! Respondió el perro con altanería. No hay nadie de tu especie en mi familia, dicho esto, le dio la espalda y se marchó.
[pic 4] Al cabo de un rato llego trotando un cerdo, que desprendía un mal olor a estiércol. Tomas no tenía ganas de preguntar nada; pero el cerdo no espero mucho tiempo, y le dijo:
- Buenos días hermano, confieso que no estoy muy orgulloso de ti, pero los miembros de nuestra familia se reconocen en todas partes. Ven rápido, iremos a tomar un buen baño en la charca.
- No me gusta ir a la charca. Dijo Tomas.
- Mírate las manos, los pies y tu ropa. Venga vámonos a comer que hoy no desayune y vengo muerto del hambre. Le dijo el cerdo.
- Yo no quiero comer, Gruño tomas, y se puso a llorar.
En aquel preciso momento se escuchó el sonar de las campanas, y apareció el hada cuidadosa.
- Lo he limpiado y arreglado todo y es preciso que se conserve así. Dijo el hada.
- ¿Quieres ir con tu hermano o venir conmigo y aprender a ser limpio? Replico el hada.
- ¡Contigo, contigo! Agarrándose del vestido del hada, usted tiene un corazón de oro.
- Me alegro, gruño el cerdo, ahora habrá más comida para mí, así como estas conchas de verdura y cambur que están muy ricas.
[pic 5]
República bolivariana de Venezuela.
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