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DERECHO INTERNACIONAL


Enviado por   •  26 de Marzo de 2014  •  3.593 Palabras (15 Páginas)  •  217 Visitas

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FILOSOFIA

La reflexión metódica que refleja la articulación del conocimiento y los límites de la existencia y de los modos de ser se denomina filosofía. El término, de origen griego, se compone de dos vocablos: philos (“amor”) y sophia(“pensamiento, sabiduría, conocimiento”). Por lo tanto, la filosofía es el“amor por el conocimiento”.

El filósofo, por su parte, es un individuo que busca el saber por el saber mismo, sin un fin pragmático. Se mueve por la curiosidad e indaga acerca de los últimos fundamentos de la realidad. Más allá del desarrollo de la filosofía como disciplina, el acto de filosofar es intrínseco a la condición humana.

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA

PLATÓN RACIONALISMO

El conocimiento.

El modelo político de Platón necesitaba de una teoría metafísica que presentara una realidad estable, y ambos necesitan que esa realidad ideal sea accesible al conocimiento. Platón es epistemológicamente un racionalista que cree que el mundo de las Ideas es cognoscible, ya que es inteligible, y que de hecho este constituye el único verdadero conocimiento. Esta identificación del verdadero conocimiento como el conocimiento racional de las Ideas, con exclusión del conocimiento sensible de los objetos, hace surgir en seguida una serie de objeciones a las que Platón contesta en “La República”.

Analogía de la línea

La primera objeción consistiría en negar que el conocimiento de Ideas sea más real que el conocimiento de las cosas concretas. Para contestar a esto Platón plantea la analogía de la línea. Les pide a sus contertulios que imaginen una línea, y después imaginen que esta línea se divide por la mitad. La primera mitad se corresponde con el conocimiento del mundo sensible, que Platón califica de mera opinión (doxa), igual que hiciera Parménides. El segundo segmento se corresponde con el conocimiento del mundo inteligible, y es la verdadera ciencia (episteme). A continuación, Platón toma el primer segmento y lo vuelve a dividir, siguiendo la misma proporción que se siguió en la anterior división. Tenemos por tanto dos segmentos dentro de la doxa. Al primero de ellos lo llama conjetura o imaginación (eikasia), y comprende cosas tales como las sombras y los reflejos en superficies como el metal o el agua. A la segunda parte la denomina creencia (pístis) y se refiere a la percepción sensible de los seres naturales y artificiales. Cualquiera admitiría que, aunque los dos son percibidos igualmente por los sentidos, el reflejo que se produce sobre la superficie de metal de un objeto es menos real que la percepción del objeto mismo. Pues bien, según Platón, esa es exactamente la misma diferencia que existe entre la doxa y la episteme. Se trata de un símil geométrico. Hemos dividido la línea primero en dos segmentos (A y B), siguiendo una proporción. Después hemos dividido el primer segmento de nuevo, siguiendo la misma proporción. Eso quiere decir que el primer segmento (A) es al segundo (B) como el primer subsegmento (C) es al segundo subsegmento (D), es decir, guardan la misma relación proporcional.

DOXA (A) EPISTEME (B)

______________I______________________I___________________________I______________

Conjetura (C) Creencia (D) Razón deductiva (E) Intelección (F)

A continuación Platón propone una división similar en el segmento de la episteme. El primer segmento de la episteme, el que está más cercano al conocimiento sensible, se denomina razón discursiva (dianoia). Se trata del conocimiento matemático, que consiste en un razonamiento deductivo descendente: se parte de supuestos(los axiomas de la geometría, como que una recta es el camino más corto entre dos puntos, etc.) y se deducen conclusiones (los teoremas, como los de Tales, Pitágoras, etc.), ayudándose mediante imágenes visibles (las formas y dibujos geométricos). El segundo segmento es la pura intelección (noesis) que utiliza el método dialéctico que según Platón es característico de la filosofía. Este método no utiliza ningún tipo de imágenes y supone un razonamiento ascendente, no descendente como el anterior: en lugar de dar por buenos los supuestos y extraer conclusiones de los mismos, lo que hace es buscar el fundamento de esos supuestos hasta alcanzar un principio no hipotético (es decir, que no sea un mero supuesto)3. Como puede verse se trata de un continuo en el que el conocimiento va en progresivo ascenso desde la confusión de las ilusiones ópticas del primer tramo hasta la seguridad del primer principio incuestionable del último. Las matemáticas ocupan un nivel intermedio en el conocimiento científico y sirven de puente este y el mundo sensible (utilizan imágenes) del mismo modo que ocurría en la jerarquía de las Ideas.

Finalmente, el principio último al que llega la filosofía, y que constituye el verdadero conocimiento es, por supuesto, la Idea de Bien. Una vez alcanzado el principio supremo, el filósofo recorre el camino inverso y extrae sus conclusiones (es decir, explica las Ideas y el resto de la realidad) en función de este principio, sin necesidad de recurrir a ningún tipo de imagen ni nada sensible.

El mito de la caverna.

La segunda objeción obvia al planteamiento platónico es que, si efectivamente el conocimiento de las Ideas es posible y mucho más claro y seguro que el conocimiento sensible, ¿cómo es que todos nosotros tenemos la sensación contraria, esto es, que es mucho más claro el conocimiento sensible? Para responder a esta objeción Platón escribió el mito de la caverna.

Supongamos, nos dice, que unos hombres han nacido y se han criado en una cueva, encadenados de cara a la pared de fondo. Tras ellos hay un muro y un fuego. Diversos objetos cruzan entre el muro y el fuego, de tal modo que sus sombras se proyectan, por encima del muro, en la pared de la caverna. Esas sombras son lo único que los habitantes de la caverna han visto durante toda su vida, y como es natural, creen que la realidad consiste en esas sombras. Pero si alguno consiguiese romper sus cadenas y volver la cabeza, enseguida reconocería que lo real son los objetos, y no las sombras proyectadas. Es más, si se atreviera a salir de la caverna, reconocería que el mundo exterior es más real, y finalmente podría percibir la luz del sol y sabría que la luz del fuego que vio en el interior de la caverna es sólo un pálido reflejo de aquella. Lo que Platón nos está intentando decir es que la actitud cotidiana de los seres humanos consiste en creer que lo que perciben por los sentidos es

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