DISCURSO DEL DIA DEL MAESTRO. Un mundo donde las armas son palabras
Enviado por MargaritaMagnoli • 12 de Mayo de 2019 • Tarea • 602 Palabras (3 Páginas) • 153 Visitas
Buenos días Sra. Directora, Sra. Subdirectora, Estimados profesores, compañeros todos.
Quiero empezar este discurso definiendo la palabra “maestro”, maestro según la definición de un diccionario es aquella persona que enseña o forma, especialmente aquella de la que se reciben enseñanzas muy valiosas, maestro según la definición de un alumno, es aquella persona a la que ve todos los días, siempre atento y predispuesto a comenzar con “la tortura”, mejor dicho con el dictado de clases, maestro es aquella persona que perfecciona círculos, cada vez que pone un gran cero, también es aquella persona que escucha nuestras “largas” exposiciones, a veces aguantando el sueño, pero siempre atento a ver si cometemos un error, para poder corregirlo y aprender de él.
Más allá de todas estas palabras, maestro no es una palabra que pueda tomarse a la ligera. No cualquiera podría hacerse llamar así, no sin conocer antes:
La anatomía de un maestro:
- Los ojos: siempre predispuestos a ver los maravillosos trabajos de sus alumnos.
- Una boca: para dictar las clases, pero sobre todo para asignar la maravillosa y preciada TAREA
- Unas manos: más allá de usarlas para poder escribir, revisar y poner calificaciones en nuestros registros, un maestro usa sus manos para abrazar, sostener y ayudar a un alumno que pueda atravesar por problemas o simplemente que necesite de una persona a su lado.
- Unos oídos: Para oír las maravillosas historias que los alumnos tienen que contarle, o incluso las ingeniosas excusas de una tarea no cumplida.
- Unos pies: que usan unos zapatos cómodos y con estilo para (esperemos) poder impedir unos pies adoloridos.
- Un corazón: que ama a todos sus alumnos, sin distinción.
En esta mañana estamos aquí para celebrarlos a ustedes queridos maestros, así como hay un día de la madre y un día del padre, pues también hay un día para nuestros maestros. Todos recordamos el primer día de clases, cuando conocimos a nuestros primeros profesores, nosotros tan nerviosos, pero con la seguridad que ellos transmitían pues de alguna manera nos hacían sentir confiados.
Jamás nos preguntamos (y seamos sinceros), si la maestra o el maestro parado al frente de la clase, sentía nervios o un poquito de temor (con la mano en el pecho debemos aceptar que en ocasiones damos miedo), pero no nos pusimos a pensar que un maestro es una persona como nosotros, que puede tener problemas en su hogar o dificultades con su propia familia, que puede sentir cansancio al estar parado más de dos horas seguidas, que puede sentirse dañado o triste, pero que siempre da lo mejor de sí en el aula pues la formación de un buen alumno va de la mano de un gran profesor.
Tal vez la promoción 2018 este con un paso afuera del colegio, ya cumplimos nuestra etapa y ahora toca pasar a otra, pues antes de irnos queremos que sepan, que esto no lo habríamos logrado sin ustedes, sin un segundo padre o madre que nos apoyó y sin un castigo bien merecido que nos hizo dar cuenta de nuestro error.
Quiero terminar agradeciéndoles por todo esto, por ser esos maestros comprensivos, pero también los que nos enseñaron a hacernos fuertes y superar los obstáculos. Por abrirnos su corazón cada día y cada hora de clase. Por transmitirnos lo que saben y preocuparse por darnos lo mejor de ustedes. POR SOPORTARNOS todos los días y por el ejemplo que nos dejan. Les deseamos todo lo mejor, muchísimos éxitos. Los vamos a extrañar muchísimo cuando nos vayamos, pero aún nos quedan 5 meses más, así que aún no se libran de nosotros. Los queremos mucho y que Dios los bendiga en todo.
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