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DISEÑO DE LA EVALUACIÓN CURRICULAR INTERNA


Enviado por   •  25 de Febrero de 2015  •  2.512 Palabras (11 Páginas)  •  386 Visitas

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Evaluación Curricular

Ensayo

DISEÑO DE LA EVALUACIÓN CURRICULAR INTERNA

Psic. Ana María Duran

Realizado

LEMB. Faride Caamal Arzapalo

Fecha: 26 de Febrero de 2011

Hablar de evaluación, es conocer los efectos de las acciones educativas que han sido una preocupación constante de los educadores, por eso gran parte del esfuerzo y de la finalidad de sus actos están encaminados a la consecución de este propósito. Por lo tanto, hay que tener en cuenta que no se trata de evaluar a las personas, sino de evaluar los procesos en que ellas están implicadas o de las que son responsables. Es esencial darse cuenta de que no se evalúa únicamente o fundamentalmente para rendir cuentas, sino que el valor ético y social más importante de la evaluación es su capacidad para vislumbrar el estado de las cosas, valorarlo, juzgarlo, diagnosticarlo y ofrecer información que ayude a tomar decisiones en colaboración para la mejora del tema objeto de evaluación. Es por ello, que la planeación forma parte inherente de las tareas educativas en la medida que le ofrece información y juicios acerca del funcionamiento del sistema o institución educativos para que a partir de los mismos, puedan diseñarse las políticas de cambios institucionales tendientes a fortalecer o a modificar aquellas acciones o condiciones que produzcan resultados no deseables. La evaluación es, sin lugar a dudas un ejercicio de autoconocimiento que cuando es

ejercido con toda honestidad contribuye a comprender mejor y a valorar el quehacer educativo. Así, la evaluación ha sido definida como: "... un proceso para determinar en qué medida han sido logrados los objetivos educativos" (Tyler, 1973): "...es un proceso sistemático que formula juicios de valor acerca de lo que es a lo que debería ser" (Carreón, 1983); "...es un proceso organizado que permite la obtención de información útil para apoyar la toma de decisiones" (Stufflebeam, 1969). Un punto consensual de las definiciones expuestas es la de concebir a la evaluación como un procedimiento o acto sistemático, organizado y propositivo, lo cual implica que su realización precisa del dominio de elementos teóricos, metodológicos y técnicos. Es decir, para efectuar evaluaciones es imprescindible una adecuada preparación de quien lo realiza, porque es una actividad organizada no azarosa, metódica no incoherente, propositiva no confusa.

Por lo tanto, la evaluación tiene finalidades pero también existen discrepancias, aunque un uso generalizado del término es aquel que lo interpreta como proceso de emitir un juicio u opinión para volar al fenómeno estudiado (Carreón, 1983, Comité Conjunto, 1988). La evaluación tendrá la finalidad de ofrecer información para saber lo sucedido de una experiencia educativa, luego comparar dichos resultados con los objetivos, normas o criterios y finalmente formular un juicio de valor a partir de todo lo anterior. Un aspecto controversial es que varios autores señalan que

la finalidad primordial de la evaluación es argumentar que hacerlo es darle un carácter utilitarista oscureciendo y desviando la atención sobre la función más importante que desempeña la evaluación: es ayudar a comprender lo acontecido durante el evento educativo (Díaz-Barriga, 1988). Por lo tanto, una primera tarea del evaluador es ayudar a los participantes a tener claridad de los marcos de valor de la situación evaluada o a evaluar y debatir sobre los principios, fines, metas, propósitos de la misma y su correspondiente aplicación. Estas reflexiones, sin lugar a dudas enriquecerán y favorecen el trabajo evaluativo; igualmente que los aspectos axiológicos que obligan a definirse, a adoptar y defender posturas, por lo mismo el evaluador tiene el deber de dilucidar sus propios marcos de valor que asume, para que en la medida de lo posible su trabajo sea juzgado de forma clara, abierta y evitar que los mismos distorsionen su labor.

El papel del evaluador es mediar entre las personas que patrocinan el estudio y los afectados por el mismo. Debe por un lado cumplir con las expectativas de los primeros, pero también necesita contar con el apoyo o, por lo menos, con la disposición de los sujetos. Es evidente que quienes financian o solicitan el estudio tienen gran injerencia sobre sus resultados y los usos de los mismos; sin embargo, la participación de los afectados es crucial para llevarla a cabo. Si el evaluador pierde credibilidad y la confianza de los participantes, su labor se verá severamente

afectada, y por lo tanto, también su adecuación técnica. No hay que olvidar que el evaluador, tiene que considerar y tomar en cuenta los intereses y necesidades de quien pide la evaluación, destacar los valores, enfrentarse al dinamismo y complejidad de los fenómenos de la vida real, aunque al igual que la metodología experimental debe cumplir, de otra forma con los criterios de la confiabilidad y veracidad. De ahí se deduce que la medición está implicad pero va mucho más allá y es más que certificar conocimientos, habilidades y actitudes.

Evaluar, por otra parte, sería la actividad con la que se pretende reunir toda la información posible para profundizar en el conocimiento del acto educativo. De ahí se deduce que la medición está implícita, pero va mucho más allá y es más que certificar conocimientos. Así, en las escuelas e instituciones educativas las funciones que cotidianamente se realizan son las de medir y acreditar, pero rara vez se evalúa.

La evaluación curricular en su afán de ayudar a formar políticas y estrategias para mejorar la calidad educativa, comprensión que tenía que adoptar enfoques integrales y sistémicos, donde se tomaran en cuenta la multitud de variables y la interrelación dinámica, las cuales inciden sobre los resultados educativos. El propósito de esta nueva perspectiva es tener acceso a una información integral para retroalimentar adecuadamente a los educadores. De esta manera, ellos podrían diseñar las políticas pertinentes, como la de integrar en un solo

mecanismo las actividades de diagnóstico, programación y evaluación del quehacer institucional (Conaeva, 1991).

Con ello la evaluación adquiere una complejidad y generalidad que hacen difícil disponer de un lenguaje común para comunicarse. Sin embargo, la evaluación está teniendo mayor importancia en la sociedad, tiene como objetivo determinar si un estudiante ha adquirido globalmente los conocimientos necesarios para superar cada uno de los bloques curriculares y si podrá acabar los estudios en un tiempo razonable. Para llevar a cabo dicho objetivo se ha creado la Comisión de Evaluación Curricular que es la encargada de definir los criterios que se aplicarán para calificar

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