DON PANCHO Y EL SICARIO

Erase una vez Don Pancho que tenía su casa junto a un parque. Don Pancho era un señor, a quien le gustaba salir a dar la vuelta al parque. Solía sentarse sobre la banca y allí se estiraba lleno de satisfacción. ¡Qué bien se vive en esta banca, donde nadie venía a perturbar la paz que disfrutaba Don Pancho!

Pero un día apareció un sicario, que venía derecho al parque. Don pancho se puso a temblar. Luego, se le ocurrió echarse a correr y encerrarse en la casa antes de que llegara el sicario: Pero no tenía tiempo. Era necesario inventar algo para engañar al sicario, pues, de lo contrario, lo iría mal. Don Pancho sabía que el sicario, si no encontraba dinero que quitar a sus víctimas, castigaba a éstas dándoles una gran paliza.

Ya para entonces llego a su lado el sicario y le apuntaba con su rifle AK-47, ordenándole: Ponga las manos arriba señor, y suelte ahora mismo la bolsa, si no quiere que le perfore las costillas con las balas. Ay, qué disgusto tengo, querido sicario! Dijo Don Pancho, haciendo como que no había oído las amenazas del sicario. Ay, mi cadena de oro de 24 K...! - De 24 K...?

Sí señor sicario, de 24 K. Una cadena de oro de 24 K, que cuesta un dineral. Me lo dejó de herencia mi abuela, y ya ves! Con mi cadena era rico; pero ahora soy más pobre que Federico. Se me ha caído entre ese cerro de las hojas tiradas y no puedo hallarla! Ay, infeliz de mí! -suspiraba Don Pancho. Estás seguro de que es de 24 K? De oro? Preguntó, lleno de codicia, el sicario. Como que pesaba como un kilo! afirmó Don Pancho. Un kilo de oro que está en alguna parte entre las hojas y del que ya no lo podré hallar. Pues mi querido amigo; exclamó alegremente el sicario, que había tomado ya una decisión-, esa cadena de oro va a ser para mí.

El sicario, además de ser ladrón, era muy tonto y empezó a despojarse su arma para estar más libre de movimientos. Los zapatos de buena marca, el rifle AK-47, todo quedó sobre la banca. Voy a buscar la cadena le dijo al Sicario. Y metiéndose decidido entre el cerro de hojas.

Poco después llegaba hasta el fondo del cerro, y una voz escucho Don Pancho: Señor, ya he llegado! Vamos a ver dónde está esa cadena. Te acuerdas hacia qué lado se ha caído?. Mira por la derecha; respondió Don Pancho, conteniendo la risa. Ya estoy mirando pero no veo nada por aquí ...Mira entonces por la izquierda; dijo Don Pancho, asomándose por un lado del cerro y riendo mucho más.

Miro y remiro, pero no le encuentro... De que te ríes? -preguntó molesto el sicario. Me río de ti, sicario tonto, y de lo difícil que te va a ser salir de ahí porque en este momento te estan subiendo al camión de la basura. Éste será el castigo de tu codicia y maldad, ya que has de saber que no hay ninguna cadena de oro, ni siquiera de aluminio. Querías robarme; pero el robado vas a ser tú, porque me llevo tus zapatos de buena marca y tu rifle AK-47 con el que

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