De La Familia Medieval A La Familia Moderna.
Enviado por jairojoc • 9 de Febrero de 2014 • 1.001 Palabras (5 Páginas) • 1.369 Visitas
CAPITULO II. DE LA FAMILIA MEDIEVAL A LA FAMILIA MODERNA.
El historiador inglés Furnival ha extraído de un texto del siglo XV las ideas de un italiano acerca de la familia medieval en la isla de Inglaterra.
La falta de sentimientos de los ingleses se manifiesta particularmente en su actitud para con sus hijos. Después de haberlos conservado en el hogar hasta los siete años o los nueve años (para nuestros autores antiguos, siete años es la edad en la que los niños se separan de las mujeres para ir a la escuela o para integrarse en el mundo de los adultos), se les coloca tanto a los muchachos como a las muchachas, en casa de otras personas, para el servicio ordinario, donde se quedarán unos siete años o nueve años, es decir, hasta los catorce o los dieciocho años aproximadamente.
Durante este tiempo se les dice a los niños se les llama aprendices. Durante este tiempo, realizan todos los trabajos domésticos. Pocos hay que lo eviten, ya que todos, cualquiera que sea su fortuna, envían a sus hijos a casa de los demás, mientras que reciben en sus casas a los niños ajenos. los ingleses recurrían a los hijos de otros porque creían estar así mejor servidos que sus propios vástagos. En realidad, la explicación que daban los propios ingleses al observador italiano parece ser la adecuada ya que ellos decían que esto servía para que los niños aprendieran buenos modales. Este tipo de vida fue probablemente común a todo el occidente medieval. De manera general la principal obligación de los niños durante este periodo es la de servirle bien y en debida forma a el señor al que fue confiado por sus padres.
El único servicio que se pudo concebir durante mucho tiempo, el servicio doméstico, no ocasionaba ninguna degradación, no despertaba ninguna repugnancia. En el siglo XV existía toda una literatura en lengua vernácula, francesa o inglesa, que enumeraba en forma nemotécnica versificada los preceptos de un buen servidor. Así pues, el servicio doméstico se confundía con el aprendizaje, forma muy general de educación. El muchacho aprendía con la práctica, y esa práctica no se limitaba a una profesión. A través del servicio doméstico, el amo transmitía a un muchacho, y no precisamente al suyo, el caudal de conocimientos, la experiencia práctica y el valor humano que se suponía debía poseer. No se conservaban los hijos en el hogar propio: se les enviaba a otras familias, con o sin contrato, para que permanecieran y comenzaran allí su vida, o para aprender los modales de un caballero, un oficio, o incluso para asistir a la escuela e instruirse en las letras latinas. Se trataba de una supervivencia de la época en la que toda clase de trabajos domésticos eran realizados por niños, a quien llamaremos aprendices, y por mercenarios probablemente muy jóvenes también, y la distinción entre ambas categorías se hacía muy progresivamente. El servidor era un niño, un muchacho, que o bien estaba
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