De Vuelta A La Livertad

En un zoológico había un oso amistoso llamado Ruper, un lobo que le asustaba la noche llamado Homar y una rana que le daba miedo las alturas llamada Oscar.

La vida en el zoológico no era mala, tenían comida, agua y podían dormir todo lo que quisieran, pero los animales extrañaban la libertad, querían sentir otra vez la vida a la intemperie. Una mañana Homar se sintió mal y los administradores del zoológico lo llevaron con el veterinario del zoológico, mientras lo llevaban vio que una parte de la maya del zoológico estaba rota pero que estaba más o menos pegada para que no se notara la abertura, entonces pensó en el tamaño de Ruper, cuando Homar se repuso lo regresaron a su habitad, Ruper y Oscar lo estaban esperando. Homar les conto sobre la abertura que había descubierto y planeo el escape.

Estuvieron esperando hasta en la noche, cuando el guardia que estaba de puesto cruzo cerca de Oscar le quito la llave con su larga, los tres amigos aprovecharon a que el guardia se fuera y salieron de las jaulas, tuvieron que ser muy discretos para no ser descubiertos.

Llegaron a la abertura pero se llevaron la sorpresa de que no estaba vierto, estaba amarrado con alambres, pero al estar fuera de sus jaulas pensaron en no volver y vieron la forma de trepar por los botes de basura para saltar la pared, Homar subió primero, seguido por Ruper, ya sobre la pared vieron que Oscar no hacia el intento por subir, empezaron a decirle que haga el intento aunque sea una sola vez, que ellos estarían con él y no permitirían que callera, Oscar al escuchar las palabras de sus amigos decidió subir.

Salieron del zoológico pero aun les esperaba cruzar la ciudad para regresar a su vida al natural, pero era una noche muy oscura, las lámparas estaban apagadas y las calles se sentían frías y Homar tenía miedo, pero Ruper le dijo –recuerdas aquella vez cuando Oscar no quería saltar aquella pared- a lo que Homar respondió –si eso fue hace 2 minutos-. Respiro profundo y se decidió a caminar por dichas calles para atravesar la ciudad.

En el camino hacia su hogar se encontraron con un gato domesticado y que su dueña lo había abandonado y Ruper lo invito a ir con ellos, mientras caminaban empezaron a recordar su vida en el bosque, cuanto se divertían a la orilla de la laguna.

Al fin habían llegado al bosque donde empezaron una nueva vida de diversión y tranquilidad eterna.

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