Democracia

DEMOCRACIA, PARTIDOS POLÍTICOS Y SOCIEDAD CIVIL

Gabriel Murillo Castaño

Rafael Toribio

I.- Sobre la Democracia

Con relación a la democracia, los partidos políticos y la sociedad civil, en América Latina han ocurrido en los últimos tiempos muchos y trascendentales cambios. Se han cosechado significativas experiencias, y amplios sectores sociales, económicos y políticos tienen sobre estas esenciales instituciones del sistema político, importantes expectativas, no siempre en sentido positivo.

Por una parte, la democracia se ha establecido en la región como el régimen político de mayor aceptación, padeciendo, al mismo tiempo, un fuerte cuestionamiento respecto a la efectividad, eficacia y eficiencia de sus instituciones, así como una no disimulada resistencia a la participación de la ciudadanía más allá del ejercicio del sufragio, cada cierto tiempo, para la elección de las autoridades. Por otro lado, se asiste a una redefinición de las funciones del Estado que ha provocado la reducción de sus ámbitos de competencias, asumidos éstos en gran parte por el mercado. A consecuencia del achicamiento del Estado a favor del mercado, en cada uno de nuestros países amplios sectores sociales se sienten abandonados, debiendo entonces de procurarse, en forma individual o colectiva, lo que antes era responsabilidad del Estado, aunque lo supliera de forma precaria y limitada. En relación a los partidos políticos, además de un fuerte cuestionamiento a sus actuaciones en sentido general, es cada vez más amplio el sector de ciudadanos que no encuentran en los partidos, como antes, los canales mas adecuados para canalizar sus intereses y aspiraciones. A esto habría que agregar los efectos de la globalización, en términos de nuevas metas y desafíos para el Estado en sus relaciones con el exterior, y las consecuencias a lo interior en relación al incremento de la pobreza, de un crecimiento económico, cuando puede lograrse, sin rostro humano, porque la riqueza socialmente producida es injustamente distribuida, y de graves tensiones contra la gobernabilidad.

Estos significativos cambios, además de representar en sí mismos grandes retos para los distintos actores sociales, económicos y políticos, y para la propia democracia, han proporcionado también ricas experiencias que pudieran servir de base a decisiones estratégicas de esos mismo actores para un desempeño más adecuado de sus funciones y para el fortalecimiento necesario de la democracia. Una primera experiencia es el conocimiento, por evidencia reiterada en numerosos países, de que el mercado, por si solo, no produce ni equidad, ni solidaridad. Muy eficiente en la asignación de los recursos en los sectores económicos más rentables y en la determinación de los precios, no lo es igual cuando se trata de la distribución de los bienes y servicios socialmente producidos. Otra

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