Deporte Como Imparcialidad

El deporte como imparcialidad.

La idea y la práctica del deporte a lo que deseo referirme aquí se interesa por la justicia como imparcialidad. Al hablar de la justicia como imparcialidad, y aunque se preocupe predominantemente por la practica social de las instituciones, RAWLS (1958) reconoce que existe una distinción pero también una conexión entre la aplicación del termino imparcialidad a una práctica y su aplicación a una acción específica de un individuo. Un individuo posee el derecho de escoger (o rechazar) los deportes que practicara. Con el deporte en cuanto a quienes participan en un determinado se integran en el pleno conocimiento de que sus reglas se aplican tanto a ellos mismos como a todos los demás. Resulta fundamental el reconocimiento y la aceptación de que las reglas que al tiempo constituyen y determinan el juego. Las trampas y los trucos sucios se denominan así, no porque violen las reglas, sino porque las burlan intencionalmente con la esperanza de lograr una ventaja injusta.

Keenan (1975): “Si surgen trampas de algún tipo entre los participantes del juego es que estos simplemente no han adoptado el principio de imparcialidad y la moralidad de la justicia.”

El acto de transgredir las reglas en el deporte es algo semejante al incumplimiento de una promesa formulada, el concepto de deporte supone una represión de los actos realizados para obtener una ventaja injusta. La actuación imparcial supone algo más que acomodarse simplemente a las reglas; exige también un compromiso por lo que representan en el nombre de la imparcialidad.

el deporte se interesa por la justicia como imparcialidad, puede decirse que está afectado básicamente por los dos principios gemelos a la libertad e igualdad.

El deporte y el desarrollo del carácter moral.

El deporte como formador de carácter a menudo se menciona que de una participación en juegos y deportes, surgen cualidades tan admiradas como la lealtad, la cooperación, el valor, la resolución, la fuerza de voluntad, el dominio de sí mismo, la resistencia, la perseverancia y la determinación.

Sin una adecuada comprensión de sus reglas y de los principios subyacentes en que éstas se basan, el deporte no sería ni podría ser todo lo que es y lo que debe ser en términos de comprensión moral y de conducta. MEAKIN (1982) El carácter moral se desarrolla en el deporte, como en otras esferas de la vida, en cuanto que se cultivan y dirigen cualidades humanas admiradas como la lealtad, el valor y la resolución.

¿Exige o proporciona la práctica del deporte oportunidades excepcionales para alentar y cultivar tales cualidades humanas admiradas? MARAJ (1965):

No deberíamos llegar apresuradamente a la conclusión de que el jugador que se muestra valiente o leal en el campo de rugby vaya a ser valiente o leal en el taller, como padre de familia o como miembro de la cámara de los comunes.

El

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